Ortuzar cierra la puerta a investir a Feijóo como presidente

El presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, telefoneó anoche al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo para trasladarle «la negativa del PNV a iniciar conversaciones de cara a facilitar su investidura como presidente del Gobierno», una decisión acordada en la reunión que el EBB ha mantenido este lunes.

Con anterioroidad el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, había intentado un primer contacto con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar para sondear un posible apoyo jeltzale a su investidura. Quedaron, dijo, en seguir hablando en próximas fechas. También hizo lo propio con Vox, Coalición Canaria y UPN. Horas más tarde, los jeltzales hicieron público su rechazo a mantener cualquier tipo de contacto.

Desde un punto de vista estrictamente aritmético, el PP podría 'soñar' con ser investido presidente del Gobierno si logra el apoyo de las cuatro formaciones con las que ya ha mantenido un primer contacto. Sus 136 escaños unidos a los 33 de Vox, el de UPN, el de CC y los 5 de PNV le darían la ansiada mayoría absoluta: 176 de los 350 escaños del Congreso. El problema es que el PNV ya ha dicho por activa y por pasiva que ni está ni estará en cualquier ecuación en la que la extrema derecha sea decisiva. «Nuestra postura es muy clara», aseguran fuentes jeltzales, que en un principio rechazaron confirmar la existencia del 'whatsapp' que envío Feijóo.

La decisión jeltzale no se debe tanto a una preferencia personal hacia Sánchez o Feijóo, sino a una mera cuestión de bloques ideológicos y compañeros de viaje. «Nosotros no nos decantamos por uno o por otro, sino por Euskadi», ha venido repitiendo Ortuzar. La presencia de Vox lo contamina todo y mientras los de Santiago Abascal sigan siendo el elefante en la habitación del PP, Feijóo tiene muy poco que hacer a la hora de encontrar nuevos aliados.

La relación del presidente del PP con el PNV no es ni mucho menos mala. El expresidente gallego siempre ha tenido una muy buena relación de cordialidad con el lehendakari Urkullu, pero no fue hasta hace un año, en el homenaje a Miguel Ángel Blanco, cuando conoció a Ortuzar. Quedaron en verse y se citaron meses más tarde en Madrid, en octubre. La conclusión de aquel encuentro no ha cambiado. Cordialidad máxima, sí, pero mientras Vox esté en la ecuación no hay nada de qué hablar.

El carrusel emocional en el que transita la política española no le está sentando nada bien al PNV. Si las elecciones municipales y forales del 28 de mayo fueron un «toque de atención» del que «tomaron nota», los comicios generales de este domingo, extremadamente polarizados, confirmaron que no corren buenos tiempos para los jeltzales, que, pese a todo, se niegan a hablar de cambio de ciclo.

El vaso medio vacío revela que se dejaron más de 100.000 votos en el peor resultado en 34 años y a menos de un año de las autonómicas. El vaso medio lleno recuerda que las generales nunca han sido 'sus' elecciones y no hay que olvidar que no hace tanto tiempo, en 2015 y en 2016, Euskadi decidió que Unidas Podemos fuese la fuerza más votada. Hoy, cobijados bajo las siglas de Sumar, están al borde de la desaparición. Todos pasan, pero el PNV siempre está ahí.

«El voto útil en Euskadi se ha ido más al PSE, pero la ciudadanía nos ha vuelto a decir que nos debemos acostumbrar a admitir que el electorado no tiene decidido su voto y que puede decidir votar un partido de corte abertzale o estatal dependiendo de qué elecciones sean y cómo se polaricen», explicó la presidenta del PNV vizcaíno, Itxaso Atutxa, en Onda Vasca.

La preocupación del Euzkadi buru batzar (EBB), reunido a mediodía de ayer para analizar el 23-J, no es que el PSE haya ganado las elecciones en el País Vasco. Su problema se llama EH Bildu, una coalición que está de dulce gracias, entre otras cosas, a la entente que ha labrado con Pedro Sánchez en Madrid durante esta legislatura. Los de Arnaldo Otegi son, de hecho, el único socio parlamentario que se está beneficiando del abrazo del oso que el presidente del Gobierno está dando al independentismo catalán y a los jeltzales.

¿Qué hacer? La estrategia pasa por mantener la cabeza fría y esperar. Tomar distancia y analizar qué está pasando y, sobre todo, cómo cambiar las actuales dinámicas negativas. Pero, por mucho que el PNV demanda sosiego, la política española sigue transitando a toda velocidad. Toca elegir entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, una elección que los jeltzales tienen clara.

De ahí que ahora todo pase por Pedro Sánchez y los movimientos que lleve a cabo para sumar los apoyos necesarios y evitar una repetición de las elecciones a finales de año o principios de 2024. «Sería muy duro, pero para evitarlo el PSOE deberá jugar bien», recalcó Atutxa.

Fue la encargada de poner voz al relato del PNV en la resaca del 23-J y lo hizo para advertir de que no valdrá todo si el líder socialista quiere seguir otros cuatro años en La Moncloa. «Tendrá que ir pensando que hay decisiones estratégicas sobre Euskadi y Cataluña que, como no nos las plantee sobre la mesa de forma seria y creíble, va a ser muy difícil», recalcó. El PNV siempre ha visto a Pedro Sánchez como una suerte de mal menor porque, lamenta, no hay alternativa. O es él o es un PP atado de pies y manos por Vox.

Autocríticas al margen, el PNV lo tiene claro: «Seguimos siendo el eje principal de la gobernabilidad en Euskadi».