Valores al alza en los ayuntamientos

La primera mujer en liderar Barakaldo, la que rompió en 2015 con más de tres décadas de hegemonía socialista, es la representante del PNV que mejor ha aguantado el tipo en las grandes urbes de Bizkaia en un contexto de «desmovilización» de los votantes jeltzales. Amaia del Campo conservará tras el 28-M los once representantes que consiguió en 2019. Y la propia regidora, no dada a ofrecer «recetas» mágicas, sí que apunta a dos cuestiones que ella cree que son las que están detrás de haberse mantenido sin una gran pérdida de apoyos.

La primera, indica, es «escuchar». Su programa electoral, destaca, se configuró «con las aportaciones de cientos de baracaldeses». La segunda clave del éxito es, a su juicio, «salir a la calle habiendo cumplido la palabra». En una sociedad en la que es patente la desafección política -la abstención media en Bizkaia fue del 39,75%- es «importante» no defraudar. «Cuando nos comprometemos, hacemos», asegura.

Dicen de ella que «abre y cierra» el ayuntamiento, que multiplica las horas de «trabajo duro», y bajo su mando Barakaldo ha sufrido una «importante transformación», tanto a nivel «urbanístico» como «social», convirtiéndose en un lugar «más atractivo para las familias» , una ciudad para «vivir y trabajar».

La «pasión por Portugalete» de Mikel Torres es lo que está detrás, entienden los colaboradores del alcalde de la villa jarrillera, de su primera mayoría absoluta. El domingo le apoyaron el 46,2% de los votantes, lo que le procuró el undécimo concejal. En el municipio de mayor tamaño que gestiona, el PSE no conseguía un resultado así desde 1983, cuando se hizo con trece asientos en el pleno.

El actual regidor afronta su quinta legislatura consecutiva al mando del consistorio tras una cita con las urnas en la que se ha premiado, dicen los portugalujos, su «cercanía» y su «compromiso». Los socialistas vizcaínos suelen recordar que Torres, además de alcalde, es el secretario general de la formación en Bizkaia, su máximo responsable. Al margen de su perfil institucional, en el que apuesta por «tender la mano» al resto de partidos, tiene uno político. Y, precisamente, que prime su trabajo en la villa, que no haya dado el salto a otras instituciones, «genera confianza» entre los ciudadanos, que saben que el municipio «es lo primero».

De hecho, desde hace años se le pregunta por su futuro político de manera recurrente, y suele contestar que su sitio está en Portugalete, donde su secreto, aseguran, es trabajar por la localidad «las 24 horas del día».

El PNV de Basauri se dejó un concejal el 28-M. Sin embargo, en unas elecciones en las que los jeltzales han sufrido cierto retroceso, su lista es de las que mejor ha resistido. Tanto es así que en ninguna otra de las grandes localidades de Bizkaia los nacionalistas recibieron tanto apoyo como el que mantuvo como opción preferente a Asier Iragorri, que se hizo con el 39% de los sufragios.

El 17 de junio, el alcalde de Basauri iniciará su segunda legislatura al frente del ayuntamiento. Destacan sus colaboradores su «factor humano» y su «gestión» como razones para haber mantenido a buena parte del electorado. Ponen en valor que es «muy empático» con su equipo, con los funcionarios y también «con los vecinos». Si alguien le para por la calle y le dice que unas luces están estropeadas, «está muy pendiente» hasta que el concejal responsable y los técnicos lo solucionan.

Aunque esté «encima» de todo, «sabe delegar», y en tiempos duros como el de la pandemia «se ha apoyado mucho en su equipo». La «cercanía», creen en el ayuntamiento, también juega a su favor. Hace vida en Basauri. «Está mucho en la calle», lo mismo «en la frutería» que «tomando algo con su cuadrilla». En el caso de la gestión, hablan de «un altísimo cumplimiento del programa», que es algo «fundamental».

Las promesas incumplidas sobre el metro y la segregación de Usansolo crisparon el debate en Galdakao durante más de una década. La ausencia de soluciones a esos conflictos le costó, en 2019, la Alcaldía al PNV. Y, en 2023, se la ha costado Iñigo Hernando. El que ha sido regidor los últimos cuatro años, de EH Bildu, no seguirá en el poder porque los vecinos estén descontentos con los jeltzales. Lo hará porque la gestión del día a día, que a veces pasa factura, en su caso en vez de restar ha sumado y cuenta con tres concejales más que hace cuatro años.

Son las del día a día, como realizar una nueva gestión de los aparcamientos o la inminente puesta en marcha de un autobús que conecte los barrios, las que han decantado la balanza. Hernando, dicen en su entorno, ha sabido «escuchar», invitando a quienes se quejaban a acudir a su despacho, y ha sabido también defender lo que le pedían. Para muestra está Gorosibai, donde hubo un fuerte rechazo a la construcción de una planta de tratamiento de residuos. El Ayuntamiento compró esos terrenos a la empresa promotora y los convertirá en la mayor instalación fotovoltaica de Bizkaia. También suma mantener unido durante cuatro años un cuatripartito y que los socios de gobierno se deshagan en halagos.

Las formaciones independientes, en muchos municipios, van y vienen. El cansancio de los vecinos que integran esas plataformas y la falta de relevo agotan su tiempo. En Abadiño, a la disolución anunciada hace unos meses le siguió la creación de una nueva lista vecinal; en Orozko, el grupo que ostentaba la Alcaldía desde 2011 decidió no presentarse este 2023... De ahí que sorprenda que la decana de estas plataformas, La Voz del Pueblo de Etxebarri, continúe en el poder desde 1991 y revalide, elección tras elección, su mayoría absoluta.

Parte de su éxito se debe a que no tienen ataduras. Y seguirán así al menos otra legislatura más. Les comandará Iker López, que se estrena como alcalde y será el tercer regidor que defiende estas siglas. Le definen en la formación como «un trabajador serio y eficaz».

A este ingeniero de telecomunicaciones le auguran que «estará muchos años» y que dará «a cada vecino la mejor de las respuestas» a sus necesidades. López es concejal, por lo que conoce el funcionamiento del ayuntamiento, pero lo que más le avala es la trayectoria de la plataforma. «La gente vio que veníamos a servir y no a servirnos», rememoran en la formación, satisfecha con la «cercanía» y el «vuelco social, urbanístico y económico» de Etxebarri en los últimos 30 años.

En el PSE sabían que a Eduardo Briones le iba a ir bien el 28-M. El concejal socialista de Muskiz, que formaba parte del Gobierno municipal liderado por el PNV, fue el candidato más votado el domingo, con casi el 40% de los apoyos y seis ediles, dos más que en 2019, cuando se quedó a apenas un representante de los jeltzales.

Las razones para dar la vuelta a la configuración del pleno, puntualizan residentes en la localidad, son varias. Se han cruzado, dicen, dos tendencias que se apreciaban desde hace años: la de los jeltzales a la baja y la de los socialistas al alza, dos curvas que «han confluido» y han girado las tornas. También destacan la «presencia significativa» de Briones en la vida pública, algo que ha acelerado esa subida de los socialistas.

El teniente de alcalde, una persona «muy del pueblo», ostenta la concejalía de Urbanismo, Obras y Servicios, «la más importante» en un municipio pequeño. Esa área es la que «arregla problemas concretos», desde «una farola fundida aquí, un árbol caído allá...». Su propia socia de gobierno y máxima rival en las urnas, la alcaldesa Ainara Leiba, reconocía en la noche electoral que en comicios como los municipales «se apoya a la persona» y que «el compañero lo ha hecho muy bien».

Amets Jauregizar levantó por primera vez la makila en 2015. Entonces, la aspirante de EH Bildu no fue la más votada, pero el apoyo de los independientes de Bakio Bai le otorgó la Alcaldía desbancando, 36 años después, al PNV. En 2019 ganó las elecciones, y el domingo alcanzó la mayoría absoluta tras sumar los dos escaños que dejaba vacíos la plataforma vecinal, que no se presentó.

En su primera toma de posesión dijo que era «momento de siembra», para que la simiente «florezca». Y ese proyecto es un «nuevo modelo de pueblo». Un municipio, Bakio, marcado por los escándalos urbanísticos en el que el Gobierno municipal consiguió en 2021, cinco años antes de lo previsto, saldar la deuda que lastraba al ayuntamiento. También han abordado uno de los mayores problemas de los municipios costeros, una «prioridad» como es la vivienda. Han regulado el uso turístico para controlar los precios. Y han frenado el polémico plan para construir un campo de golf y 248 viviendas en un terreno próximo a San Juan de Gaztelugatxe.

Quienes conocen a la política de Bakio resumen la mayoría absoluta de Jauregizar con una frase: «Lo ha hecho bien». La definen como «una persona normal, accesible», a la que incluso ha apoyado en las urnas «gente que antes votaba al PP».