Hogar y bicicletas, los negocios de la pandemia
Econfidencial ·
La Covid-19 ha cambiado muchas cosas y nadie es capaz de adivinar qué parte de esas modificaciones se van a consolidar y qué parte ... son pasajeras. El virus, literalmente, ha destruido actividades económicas que parecían tan estables como la restauración, el transporte o todo lo relacionado con el turismo. Ha dejado tocados sectores y aunque pueda parecer una rareza también ha hecho que se disparen algunas ventas: los productos relacionados con el hogar y las bicicletas, especialmente.
Los fabricantes nacionales de bicicletas atravesaban un momento complicado antes de la pandemia, en un mercado que llevaba años asediado por una agresiva competencia de países asiáticos, especialmente de China. Pero algo ha cambiado porque en estos momentos el plazo de entrega para algunos modelos de bicicletas de precio medio se sitúa ya entre tres y cuatro meses. Literalmente, no dan abasto.
Todo apunta a que, en el confinamiento extremo que vivimos entre los meses de marzo y mayo, los ciudadanos comenzaron a apreciar el valor de moverse en bicicleta, más aún en momentos en los que tan sólo se podía hacer eso o pasear. Y ha calado hasta el punto de que la demanda se mantiene en un nivel de lo más animado.
Lo mismo ha sucedido con los productos que están relacionados con el hogar que, pese a la situación de crisis económica generalizada que deprime el consumo de los ciudadanos, están registrando una notable demanda. Un dato que sirve como ejemplo: las ventas de Ikea han aumentado un 10% en comparación con la situación pre-pandemia. ¿La razón? Hemos pasado -y seguimos pasando- tanto en tiempo en casa con los periodos de confinamiento y de teletrabajo, que hemos decidido mejorar las condiciones estructurales del hogar. La compañía sueca asegura que han notado un tirón especial en la demanda de productos relacionados con «el orden» y también en los de equipamiento para el teletrabajo. Vamos, que la gente se ha comprado estanterías para quitar cosas del suelo con las que no paraba de tropezarse, al tiempo que ha dejado para más adelante lo de poner una cama en esa habitación que estaba vacía, para convertirla ahora en una zona de trabajo a modo de despacho.
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