Amurrio, pendiente de las elecciones norteamericanas

¿La razón? En esas elecciones se juega la continuidad en el poder de Donald Trump y también de su política económica que, entre otras cosas, ha implantado un arancel del 25% a todos los productos de acero. Lo hizo en los primeros meses de 2018 y durante estos dos años el impacto ha sido brutal para esa localidad alavesa, en la que se asienta la empresa Tubos Reunidos. Aproximadamente el 40% de las ventas de los productos que se fabrican en sus instalaciones de Amurrio iban a parar al mercado norteamericano, con destino en su mayor parte a la industria del petróleo y del gas. La proliferación de nuevas explotaciones petrolíferas, de la mano de la tecnología del fracking, convirtió Estados Unidos en un mercado apetitoso. Trump decidió dificultar la entrada de productos importados para favorecer la industria siderurgia nacional, con serios problemas de competitividad. El arancel ha hecho que los productos exportados desde Álava sean un 25% más caros a su llegada a Estados Unidos y por lo tanto menos atractivos para los clientes. Como resultado, una empresa alavesa en crisis.

El proteccionismo siempre tiene efectos positivos en el corto plazo –aumenta la producción nacional y con ello el empleo-, aunque resulta devastador en el largo plazo. Las empresas nacionales se duermen y rebajan el ritmo de inversión porque no necesitan ser más competitivas que el resto de fabricantes internacionales. Pero ya se sabe que los políticos gestionan su estrategia con plazos de 4 u 8 años como máximo, de ahí que a Trump le dé un poco igual el futuro del país a largo plazo. El único que le importa es el suyo personal.

Las encuestas de las últimas semanas parecen poner en aprietos a Trump y apuntan a una clara victoria de su oponente demócrata Joe Biden. Un rayo de luz para Amurrio. Hay que tener en cuenta que un nuevo presidente haría un diseño estratégico de la economía para ocho años y en ese plazo –acumulado desde 2018-, las consecuencias del mantenimiento de los aranceles ya serían evidentes para la industria norteamericana. Lo que pudo funcionar pasaría a ser una losa. Tampoco es descartable que Biden trate de normalizar las relaciones comerciales internacionales, especialmente castigadas por la gestión de Trump.

Amurrio y Washington conectados por un proceso electoral. La solución, en noviembre.