Euskadi debate cómo cubrir 100.000 puestos, retener talento y atraer 'cerebros'

¿Y cuáles son algunos de esos retos? Pues tres, íntimamente ligados, a los que se enfrenta Euskadi sin encontrar, por ahora, solución: se necesita cubrir en torno a 100.000 puestos de trabajo, muchos de ellos especializados y para los que las empresas no encuentran personal con formación adecuada; se precisa retener talento para evitar más fugas; y es imprescindible atraer 'cerebros' de fuera, del resto de España o bien del extranjero.

Carlos Pereda, el responsable de Empleo de la patronal Confebask, que en dos meses presentará un nuevo informe sobre las necesidades de las empresas vascas, dibuja la cuestión apoyándose en datos. El 60% de los desempleados vascos, subraya, carece de formación y más de un 70% de las empresas de Euskadi dicen que no encuentran los perfiles que buscan, agrupados muchas veces bajo el acrónimo inglés STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Por otra parte, formaciones sin demasiada demanda ni atractivo social, pese a las oportunidades laborales que ofrecen en un mundo cada vez «más complejo y digitalizado».

- ¿Y no será que nos lo encuentran porque se paga poco, porque quieren ingenieros baratos?

- No, pagando más no vas a conseguir esos perfiles.

Confebask insiste en que Euskadi, sobre todo la industria, es la comunidad con mayores sueldos: un titulado superior recién incorporado gana 1.500 euros netos al mes con 14 pagas, 1.700 para las carreras técnicas o ingenierías. Su movilidad laboral, además, es muy pequeña, algo en principio bueno porque «no tenemos que salir fuera a buscarnos la vida». Y sus índices de temporalidad, «del 22%, son de los más bajos de España». En suma, que «no nos va nada mal».

Y si todo es cierto, ¿qué pueden hacer las empresas para paliar esa situación? Pues «cuidar a las personas», meter en la coctelera una mezcla de iniciativas. La primera, la llamada «nueva cultura empresarial, introducir en las compañías más colaboración entre empresarios y trabajadores, lo que es una premisa para la competitividad». Hace falta también incorporar la conciliación, las ventajas sociales, la equidad intergeneracional y la equidad retributiva, porque «no puedes pretender que la gente se quede si no ofreces condiciones de mercado». Y a cambio de todo esto, ¿qué piden las empresas a sus empleados? Pues «una cualificación permanente».

La patronal cree que Euskadi no tiene tanto un problema para «crear talento» como para «atraerlo» de fuera. «No es difícil evitar que no se vayan, pero sí lo es conseguir que vengan». Las grandes empresas están en ello, pero las pymes no son tan conscientes. Y de fondo está también la oferta fiscal. Esto es, lograr que Euskadi sea más atractiva. Y ahí entramos en el terreno de las diputaciones, que este año debaten qué hacer con los impuestos de Patrimonio y sobre las herencias, y que parten de posiciones diferentes: Bizkaia y Álava han abierto la posibilidad de plantearse tocarlos a fondo; Gipuzkoa, por ahora, no lo ve.

Estíbaliz Montero, de la ejecutiva de Comisiones Obreras en Euskadi, no quiere polemizar con los datos que ofrece la patronal. Prefiere poner el acento en tres cuestiones que, a su juicio, desmienten esa especie de 'paraíso vasco'. «La calidad del empleo, que es algo más amplio que los salarios», la elevada edad de emancipación de los vascos y la situación por la que pasan jóvenes investigadores que estos días se movilizan en defensa de unas mejores condiciones de trabajo. «Vamos a ver. La gente quiere quedarse en su entorno natural. Si se va es por algo, no solo por un espíritu aventurero propio de la juventud, sino porque no se dan las condiciones necesarias».

- ¿A qué se refiere?

- Veamos qué dice la edad a la que la gente se va de casa. En Euskadi estamos en 29,6 años, por encima del conjunto de España, que es de 29,3, y de la media de la Unión Europa, que es de 26. El país donde los jóvenes se emancipan antes es Suecia, a los 21, pero es que en Alemania están en 23,7. Y ese es el espejo en el que nos tenemos que mirar, que desdibuja lo que alega la patronal.

- ¿Y no puede haber algo de comodidad en esos comportamientos?

- ¡Claro que puede haber casos en los que la gente quiera seguir en casa! Pero la mayoría de las veces se trata de que con su sueldo la gente no puede independizarse, acceder a una vivienda.

Montero, que subraya también la existencia de brecha salarial entre las generaciones jóvenes, ve incongruente la insistencia en recomendar titulaciones científicas con lo que luego sucede con los jóvenes investigadores. «Ahí están los doctorandos de la UPV movilizándose. Y eso depende de las administraciones. Queremos innovación, queremos otras cosas... Pero hay que pagarles, hay que darles estabilidad, ofrecerles condiciones no sólo de presente sino también de futuro. ¿Esa es la apuesta real que se está haciendo? Las recetas están muy claras: cuando tú, como territorio, ofreces buenas condiciones, la gente se queda y la gente viene. Y al revés: se va si no las tiene».

Marcos Muro, viceconsejero vasco de Empleo y Juventud, constata la dificultad de contar con cifras reales sobre lo que de verdad está sucediendo. Según los estudios existentes, apunta, un 35% de los jóvenes de entre 18 y 34 años que se van lo hacen por vivir la experiencia; otro 9%, por aprender un idioma; un 25% se han acogido a becas que exigen estar en el exterior; y un 22%, porque su empresa les ha enviado fuera. Esto es, únicamente un 9% se irían por entender que Euskadi no ofrece buenas opciones. En 2017 se marcharon un total de 11.506 jóvenes, pero más de la mitad habían nacido fuera. E incluso llegaron más, con lo que el saldo fue positivo en 6.134 personas.

En cualquier caso, Muro pone en valor el programa de retorno juvenil que lanzó el Gobierno vasco a finales de 2017 con el objetivo de que vuelvan quienes tuvieron que salir sin quererlo. Como no tuvo éxito, el año pasado se introdujeron algunos cambios y ahora cuenta con 150 personas apuntadas, de las cuales un tercio regresarán. Se exigen sueldos de 28.300 euros para los titulados superiores, una cantidad que el Gobierno vasco subvenciona con la mitad y un 10% más en el caso de las mujeres.

- ¿Y eso es suficiente?

- Es un paso pequeño, pero es que tenemos que seguir trabajando con las empresas, codo con codo, como ya estamos haciendo. Todos debemos remar en el mismo sentido. Hay posibilidades de estar aquí, donde tenemos una calidad de vida importante. De hecho, las expectativas de los jóvenes de encontrar empleo en Euskadi son de un 90%. Y de los titulados en las universidades vascas en 2015, tres años después el 80% estaban en un trabajo encajado con su titulación.

El Gobierno vasco está ahora embarcado en una singladura que se presume muy ardua: conseguir que Lanbide, el Servicio Vasco de Empleo, sea mucho más útil. A juicio del viceconsejero, ello revertirá en que Euskadi pueda retener talento. Lanbide, resume, no sólo debe organizar el desempleo como hace ahora, sino propiciar justo lo contrario, encontrar un puesto de trabajo.

Íñigo Gurruchaga

La economía británica tiene un desempleo del 3,8% de su población activa pero una productividad estancada en la última década, cuyos motivos son frecuentemente analizados por economistas o instituciones del Gobierno. Una de las razones sería la deficiente formación de la mano de obra. Pero la corrección de este fenómeno no es sencilla.

La lista oficial de profesiones requeridas es larga. La falta de ingenierías especializadas es notable, así como la de operadores de software. Pero en torno al 80% del PIB es generado por los servicios. Un estudio de 2019 estimó en 100.000 el número de puestos vacantes en la sanidad pública. Y otros tantos en la asistencia social.

El Brexit y el descenso de la libra han reducido a cerca de la mitad la inmigración neta procedente de la UE. Afecta especialmente al Servicio Nacional de Salud. El Gobierno ha prometido reclutar 20.000 enfermeras. Implementará a final de 2020 una nueva política de inmigración basada en capacitación y no en nacionalidad. Aún no la ha detallado.

La otra vía de corrección sería la formación de personal por las empresas, pero esa inversión ha caído en los últimos años a la mitad de la media comunitaria. El Gobierno carga una tasa a empresas con coste de nóminas por encima de los 3,5 millones de euros para financiar la contratación de aprendices, pero la alta cualificación que persiguen los cursos internos de las grandes empresas ha aumentado el coste y las pequeñas no pueden financiarlos por su cuenta.

Salvador Arroyo

Sanidad (médicos, investigadores, farmacéuticos) y lo que se conoce como Industria 4.0 (con la digitalización, especialmente la inteligencia artificial, en el eje de los procesos de producción y las cadenas de suministro) son los dos sectores con mayor demanda de trabajadores cualificados. No hay talentos suficientes. Y cuando se consigue su fichaje, retenerlos se convierte en todo un reto para los departamento de Recursos Humanos de las empresas. Es, de hecho, el gran desafío para este año (por encima incluso del de la captación de nuevos trabajadores cualificados) para el 68% de las empresas del país, según una encuesta reciente realizada por la agencia de colocación Acerta Consult.

El salario es el principal reclamo. Cargos ejecutivos y de gestión se pagan por encima de los 5.200 euros, y en sectores como el farmacéutico o el químico la media se mueve por encima de los 4.000 brutos mensuales. Aunque los empresarios asumen ya que una buena nómina no es suficiente y tienen en cuenta otras condiciones seductoras para estos profesionales como la flexibilidad horaria, la interacción constante sobre la mejora de las condiciones de trabajo o la promoción interna. La demanda de profesionales cualificados es tal que se sirven de plataformas digitales como talent.io (nacida en Francia en 2015).

Llaman a su puerta, sin esperar a que respondan a una oferta de trabajo. Los candidatos no esperan más de veinte días de media para ser reclutados.

Ninguno de los diversos gobiernos que se han sucedido en Italia en los últimos años ha planteado una estrategia para intentar atraer a los trabajadores extranjeros más cualificados. Bastante tenían con tratar de retener a los cerebros italianos que, cada año, se mudan a otros países en busca de mejores sueldos y oportunidades. Según la Cgil, el principal sindicato italiano, más de 140.000 investigadores universitarios dejaron el país entre 2008 y 2018 hartos de la precariedad. Para tratar de propiciar el regreso, la coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga que sostenía al Gobierno el año pasado ofreció desgravaciones fiscales.

La iniciativa, en línea con otra ley con el mismo objetivo aprobada hace cinco años, aumenta desde el 50% hasta el 70% el porcentaje de la renta libre de impuestos para los italianos con alta cualificación que regresan al país. El porcentaje llega hasta el 90% si se retorna a una región del sur. Quienes han tratado de beneficiarse han denunciado las dificultades burocráticas de la 'letra pequeña', pues en principio deja fuera a los extranjeros y obliga a ulteriores condiciones, como la compra de una casa en Italia.

Lorenzo Fioramonti, que dimitió en diciembre como ministro de Educación por la falta de inversiones, consideró que Italia no está haciendo lo suficiente para retener el talento, lo que genera «una hemorragia constante de conocimientos y competencias preciosísimas, que acabará contribuyendo al crecimiento de otras naciones más visionarias que la nuestra. Esta es la verdadera crisis económica italiana».

Juan Carlos Barrena

La falta de mano de obra especializada, tanto licenciados como técnicos medios, se ha convertido en un problema crónico en Alemania, con más de un millón de puestos de trabajo sin cubrir. Debido al envejecimiento de la población y la crisis demográfica, necesitará hasta 2060 la llegada de 260.000 trabajadores extranjeros anuales.

Prácticamente todos los sectores se ven afectados, lo que dispara la competencia para captar personal cualificado. Y la escasez obliga a hacer las ofertas más atractivas. Un recién licenciado en una carrera técnica puede encontrarse con más de media docena de atractivas propuestas para iniciar su carrera y el dinero no lo es todo. Ordenador propio, bonos gratuitos para el transporte público, cuotas para el gimnasio, horarios flexibles y jornadas de trabajo en casa son concesiones habituales de las firmas.

Pero eso es poco, las hay ya que ofrecen masajes y cursos de yoga durante el horario laboral, contratan cocineros de élite para sus cantinas y subvencionan la compra de bicicletas para acudir al trabajo. En tiempos de cambio climático, el coche de empresa ya no se valora.

El presidente de la Confederación de Oficios, Hans Peter Wollseifer, apuesta por formar mano de obra en el extranjero bajo dirección alemana. «En 2019 vinieron a instruirse 264 profesores vietnamitas de FP. El pasado noviembre 45 escuelas profesionales vietnamitas empezaron a formar a sus alumnos según el ejemplo alemán». Muchos de ellos acabarán trabajando en Alemania.

Paula Rosas

Francia ha puesto en marcha en los últimos años medidas para mejorar el atractivo del país y captar no solo nuevas inversiones, sino talento para sus startups y estudiantes brillantes para sus universidades. A pesar de sus innegables atractivos culturales y económicos, su temida burocracia y las dificultades para obtener un permiso de trabajo desanimaban a los candidatos.

Para paliarlo, cuenta desde 2016 con un nuevo programa de visados, el 'Passeport talent', que permite obtener un permiso de residencia de cuatro años, prorrogable, para personas altamente cualificadas, aquellos que deseen crear una empresa, invertir en Francia y también para artistas y autores de obra literaria. Los expatriados cuentan con exenciones fiscales durante ocho años. Otro visado, este con el objetivo específico de atraer emprendedores y personal cualificado para las startups francesas, el 'French Tech Visa', arrancó en 2017.

Macron ha puesto gran énfasis en aumentar el atractivo de Francia. Las cumbres 'Choose France' (la última acaba de celebrarse con una promesa de 4.000 millones de euros en inversiones) reúnen cada año a los directivos de grandes multinacionales que el presidente recibe en Versalles.

La batalla también se libra en las universidades, a las que el Gobierno quiere atraer a medio millón de estudiantes extranjeros en los próximos años. Se han triplicado para ello el número de becas internacionales, aumentado el número de cursos en inglés y simplificado los visados de estudiante.