«Un trabajador no puede ir a su puesto a morir»

- Parece que la Administración se limita a hacer un relato de los hechos, a contar muertos.

- Es la primera legislatura en la que una vez al mes, en los consejos de Gobierno, se habla de los datos de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales, y se analizan. Hemos apostado por la transparencia, nosotros sí hablamos de muertos, y eso es importante, hacer visibles los datos. Se han hecho campañas desde Osalan para concienciar a la sociedad de esa cultura preventiva. Y cursos para formar a 6.000 delegados en prevención y a 3.000 personas del ámbito de la salud. También es verdad que los accidentes actuales son un tercio de los que eran y que en un año se ha reducido en un 7% el índice de incidencia, el número de accidentes por cada mil trabajadores. Pero el objetivo es accidentes cero y por eso hay que seguir en ello: información, formación e investigación. Es un tema que se debe hacer visible, como los accidentes de tráfico. Y todos debemos concienciarnos. Si tú ves a una persona subida en un tejado sin arnés, debes denunciarlo, algo que ahora no se hace. Y luego está la responsabilidad de los empresarios, que tendrán que, bueno, poner las medidas.

- ¿No carga lo que sucede sólo sobre una de las partes, los empresarios, cuando a veces se trata de imprudencias?

- Para eso están Osalan y la Inspección de Trabajo, que desde el primer momento analizan los accidentes mortales, los graves y los muy graves. Y la investigación tiene que traducirse en que no vuelvan a producirse. Al margen de que sean imprudencias o no, el mensaje es que un trabajador no puede ir a su puesto de trabajo a morir. Él debe protegerse y el empresario debe tomar las medidas oportunas. Cada empresa sabe cuál es su negocio y sus riesgos, y debe poner los medios.