La reforma laboral elimina uno de cada cuatro contratos eventuales en Euskadi

En Euskadi esta modalidad sumó el 27% de los contratos eventuales que se firmaron el año pasado, unos 210.000 sobre un total de 780.000 (hay que recordar que una misma persona puede firmar varios). No obstante, el tipo más utilizado fue el de las circunstancias de la producción, que ahora se deberá justificar mucho mejor. Aunque la gran traba viene de que no se permitirá encadenar contratos eventuales para cubrir un mismo puesto durante más de 18 meses en dos años. Antes esa restricción se aplicaba a la persona. Como la Inspección lo descubra, el último trabajador se convertirá en fijo y la multa a pagar se eleva a 10.000 euros.

«Las empresas están ahora estudiando los cambios y, en general, van a esperar a que se agote el periodo de transición para tomar decisiones», explica Beatriz González, de la asesoría Eurotax. Y es que la reforma da de plazo hasta el 30 de marzo para firmar contratos con el anterior modelo, siempre que duren menos de seis meses. Así que los efectos tardarán en notarse aunque ya en enero se vio un repunte llamativo de la contratación indefinida, hasta suponer el 12% del total cuando lo normal es el 9%.

La nueva regulación suscita miles de incógnitas y ahora están las empresas y sus asesores tratando de desentrañarlas. «Hay muchas dudas de interpretación que tendrán que ir despejando la Inspección y los juzgados», señala Mikel Anderez, responsable del área jurídico laboral de Cebek. Una de las principales, añade, gira en torno a cómo sustituir todos esos contratos de obra o servicio que desaparecerán a partir de abril. «Para la construcción se ha creado la modalidad de fijo de obra, pero quedan muchas situaciones que no encuentran encaje. Por poner solo un ejemplo, no está claro cómo debería contratar ahora una empresa a un informático para desarrollar un programa», apunta.

La reforma apuesta por canalizar buena para de los contratos eventuales hacia la modalidad de fijos-discontinuos, que hasta ahora apenas se utilizaba. «Se usaba para trabajos de temporada como pueden ser los de las estaciones de esquí. Cada año se llama a los trabajadores de la bolsa para la temporada. Ahora se quiere extender a otros ámbitos», apunta María García, desde Barrilero.

Una de las dudas es si se puede aplicar a contratas de limpieza, telemarketing, vigilancia o de mantenimiento de plantas industriales. «No está nada claro cuánso se puede usar y cuándo no. Falta desarrollo y que la Inspección fije criterios», señala Ánderez de Cebek. Pero los inspectores plantean también reparos. «Creo que esos trabajadores deberían ser fijos ordinarios, salvo excepciones como atender las paradas de instalaciones», opina el inspector de Trabajo de Bizkaia Mario Duque. En su opinión, ese contrato de fijo-discontinuo que se quiere potenciar puede suponer una gran inestabilidad para el trabajador, porque no se sabe qué ocurre si no es llamado o si se le llama para poco tiempo. «Es cambiar a la precariedad de nombre», censuró en una reciente ponencia.

Si un inspector plantea dudas, es de imaginar el caos que impera en las empresas. Para la construcción se ha habilitado el contrato fijo de obra. Cuando se acaba un proyecto, al trabajador se le debe ofrecer una recolocación o pagar una indemnización por el 7% de los conceptos salariales establecidos. «Pero, ¿qué contratos hay que hacer a los electricistas o encofradores que solo están unos días en la obra? No se pueden pagar constantemente indemnizaciones», se pregunta Joseba Cedrún, director general de Construcciones Sukia.

Aparte de eliminar el contrato de obra o servicio, la reforma también redefine el de circunstancias de la producción. Ahora hay dos modalidades. Se puede usar para situaciones imprevisibles y oscilaciones de la demanda con una duración de seis meses, prorrogables a doce por convenio. «Y aquí te dejan incluir las vacaciones», explica Guillermo Gumb, presidente del Colegio de Graduados Sociales de Bizkaia y socio del despacho Estudio Jurídico. La otra posibilidad es la de situaciones previsibles como las rebajas en los comercios. Pero con un límite de 90 días al año en los que se puede contratar a todas las personas que se quiera.

«Lo que más se va a notar, sin embargo, es la restricción al encadenamiento en los contratos temporales. Antes se jugaba con ir cambiando de persona o de tipo de contrato. Ahora la limitación va vinculada al puesto», señala Gumb. «Además, hay que explicitar con mucho más detalle el motivo de hacer ese contrato eventual», apunta Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia.

En las grandes industrias también están revisando la situación. «Nuestros eventuales están con contrato de circunstancias de la producción y hemos pedido una reunión con la dirección para ver si les afecta», apuntan fuentes sindicales en Mercedes. Desde Cebek, Anderez advierte de que todas estas restricciones van a causar pérdida de flexibilidad para responder a las oscilaciones de la demanda. Y las empresas tienen miedo de contratar a fijos por la dificultades de hacer un ERE. Por eso, señala, el empleo puede quedar afectado.

205.000asalariados con contrato eventual había en enero en Euskadi. Los indefinidos sumaban 478.464, mientras que los fijos-discontinuos solo eran 14.250, una minoría.