
Orkestra 2020: resiliencia empresarial
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El Instituto Vasco de Competitividad resalta la necesidad de adaptarse a las transiciones verde, digital y demográfica-socialAunque la competitividad atañe a todos los agentes económicos, para los analistas del Instituto Vasco de Competitividad (Orkestra) el término alude en primerísimo lugar a ... las empresas. No es tarea superflua insistir una y otra vez en el valor sistémico de la empresa. La empresa es la generadora de la inversión, el vivero del empleo y el motor económico de la sociedad. Circula aún en determinadas órbitas una interpretación reduccionista de las empresas privadas despojadas de función social, donde la competitividad se juzga exclusivamente como un mero instrumento para la reducción de costes, orientado al beneficio accionarial y ajeno al bien común. Pero la empresa no es esa burbuja recóndita y excluyente que se dibuja sino la gran generadora de innovación, renta, empleo y, por ello, de bienestar para la sociedad. De ahí su importancia capital.
El 'Informe de Competitividad Orkestra de 2020' se centra un año más en monitorizar la capacidad para competir de las empresas del País Vasco y así, progresar generando valor en el sistema. Pero en el estudio de este año aparece un calificativo circunstancial y definitivo: nuestra empresa, la empresa superviviente y renovada del futuro debe ser resiliente o no será nada. La resiliencia, ese anglicismo que hemos asumido a regañadientes, tiene un significado trascendental en una economía en cambio, atacada por distintos flancos: se trata de la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que ha sido sometido.
Pero la definición citada, la de la Academia de la Lengua, se queda corta, porque pocas veces las cosas retornan a su estado previo de equilibrio al término de una crisis y las iniciativas más audaces deben orientarse a descubrir las sendas de innovación que los nuevos escenarios reclaman. Ese gran banquero que ha sido y es Alfredo Sáenz advertía de que «no es el pez gordo el que se come al chico, sino el pez rápido al lento». Y antes que él, el naturalista Charles Darwin, escandalizó al mundo con su alegato revolucionario de que «las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio». La tesis que entonces destruyó el statu quo científico, redobla hoy su actualidad, en la doble encrucijada del Covid19.
Hace un año, el 'Informe Orkestra 2019' estaba sazonado de un cierto tono de complacencia: «La mayoría de los indicadores de Euskadi, tanto económicos como sociales, han mejorado y la región mantiene, en general, una posición favorable». Y ello debido a la existencia de un «modelo de competitividad inclusivo» en línea con la denominada «competitividad en solidaridad». Tanto en términos de productividad y costes, como en los aspectos financieros, en el flanco de la innovación o en la senda de una mayor internacionalización. Como consecuencia, Euskadi se situaba «en el grupo de las regiones líderes europeas, número 29 sobre las 218 y en el cuarto lugar respecto a las 31 regiones comparables», atendiendo al indicador del PIB per cápita.
Pero en 2020 las cañas se han tornado lanzas y aun cuando el rigor de los estragos derivados de la pandemia sea algo menor en nuestra comunidad, el seísmo ha sacudido las estructuras de todos nuestros agentes económicos: familias, sector público y empresariado se tambalean. El informe lanza siete recomendaciones «para la búsqueda de un nuevo modelo de competitividad que sea más sostenible e inclusivo y que aproveche las oportunidades que ofrecen las transiciones verde, digital y demográfico-social».
Constituyen siete universos. No son novedades, ya que en ellas coinciden tanto la Academia, como los grandes institutos de opinión y los organismos supranacionales. También la Unión Europea. Se llaman: transformación digital, transición ecológica, educación y cuidado, desarrollo de las capacidades, mayor protagonismo de las administraciones públicas, partenariado público-privado, y refuerzo del modelo de co-gobernanza existente en nuestra comunidad autónoma.
Orkestra hace un llamamiento vehemente para afrontar la crisis y reorientar la economía vasca aprovechando las oportunidades que brindan las transiciones. Combinando las actuaciones a medio y largo plazo con otras a corto, también apuntalando aquellas empresas viables que atraviesen dificultades transitorias.
De todos, pero en particular de los emprendedores, reclama resiliencia, audacia, capacidad de regeneración, de renacimiento y de proyección hacia más altas cotas de competitividad.
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