Los negocios de criptomonedas se abren paso en Euskadi por el interés inversor
La creciente demanda por estos productos financieros abre la puerta a la aparción de cajeros en el territorio, donde ya están activos 15 de ellos
Corría el año 2013 cuando en el interior de un café de Vancouver (Canadá) se daba un hecho inédito: la inauguración del primer cajero de ... bitcoin del mundo, un terminal que servía tanto para comprar y vender esta moneda virtual, pionera en su campo, y que ahora vive uno de sus mejores momentos con su cotización orbitando alrededor de los 100.000 euros. Tras más de una década, y pese a una extrema volatilidad y una desconfianza que todavía reina entre muchos inversores, lo cierto es que las criptomonedas (también ethereum, ripple, solana...) han ganado adeptos por sus avances regulatorios, su potencial inversor o la creciente demanda institucional por estos activos.
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Todos estos ingredientes han dado pie a que, actualmente, la red global de cajeros se cifre en cerca de 40.000 puntos tras varios años de incesantes aperturas por parte de los proveedores. El caso de España resulta especialmente llamativo, ya que según documenta la plataforma ATM Coin Radar, es el cuarto país con más terminales –390–, más que cualquier otro país europeo y solamente por detrás de EE UU, líder indiscutible con más de 30.000, Canadá (3.670) y Australia (1.979).
390
cajeros hay repartidos a lo largo de la geografía española, que es el cuarto país con más terminales, solo por detrás de EE UU, Canadá y Australia.
Y en esa expansión, Euskadi no se ha quedado atrás, donde ya hay 15 cajeros entre Bizkaia (9), Gipuzkoa (4) y Álava (2), la mayoría de ellos inaugurados durante los últimos años. De hecho, hasta hace poco solo existían cajeros al uso, pero últimamente han comenzado a surgir las primeras tiendas físicas dedicadas a estos activos, en las que aparte del mencionado cajero, también cuentan con profesionales que brindan soporte a los clientes interesados en adquirir 'criptos' y poder arrojar un poco de luz sobre un sector en el que todavía existen más dudas que certezas.
Una de estas tiendas, perteneciente a BitBase, se ubica en Abando. Nada más entrar, llama la atención que también venden 'merchandising' asociado a las criptomonedas en forma de ropa, gorras, libros de aprendizaje o billeteras 'frías', como las denominan en el sector, dispositivos que almacenan las claves privadas de las criptomonedas del usuario de forma offline, como si fuera una especie de caja fuerte en la que guardar el dinero en lugar de un banco online.
«La mayoría de gente que viene está interesada en adentrarse en el sector y nos suele hacer preguntas», cuenta el trabajador. El cajero, dice, «es muy intuitivo», aunque para operar «se necesita estar registrado antes en BitBase». Este es un requisito indispensable desde la entrada en vigor de la ley europea MiCA (Reglamento de Mercados de Criptoactivos) el pasado 30 de diciembre, que obliga a los proveedores de criptomonedas a cumplir con normas más exhaustivas.
Procesos exhaustivos
El trabajador afirma que la acogida de la tienda está siendo «muy buena» y cree que irá a más. Entre los perfiles más comunes, destacan los inversores «que quieren engordar su cuenta a largo plazo» y también, las mujeres, «sobre todo extranjeras», que utilizan el cajero para enviar dólares virtuales (USDC) a su país de origen, que se ha convertido en la «segunda divisa más operada» tras el bitcoin y que, a diferencia de esta última o el ethereum, está diseñada para mantener su valor fijo en el tiempo, evitando la volatilidad.
Pero esta no es la única tienda de estas características en Bilbao, en la que GBTC Finance desembarcó en enero. «Lo que siempre recomendamos es que se invierta a largo plazo porque es un mercado muy volátil», cuenta uno de sus dependientes. También aconsejan sobre posibles estafas a través de redes sociales, que están a la orden del día: «Les aconsejamos que no reciban criptomonedas, ni tampoco envíen a personas que no conozcan».
Para operar en los cajeros, que en las tiendas suelen tener una comisión menor –del 4 o 5% en su caso, frente hasta un 10% en cajeros–, los clientes pasan por un proceso de verificación llamado KYC (por sus siglas en inglés de 'Conoce a tu cliente') que obliga a los proveedores a verificar la identificación del usuario para prevenir el lavado de dinero y muchas otras actividades ilícitas.
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