Pradales ofrece apoyo a Aernnova para asegurar su «arraigo» en Euskadi
El lehendakari visita la planta de la aeronáutica vasca dos semanas después de que el CEO anunciara su marcha y en «tiempos complicados»
Aernnova ha entrado en el radar de las empresas que el Gobierno vasco sigue de cerca para garantizar el arraigo de compañías estratégicas en Euskadi. ... Así se desprendió del sólido respaldo que el lehendakari, Imanol Pradales, trasladó ayer a la firma que, con una facturación de mil millones, representa el mayor proyecto industrial de nueva creación impulsado en Euskadi en los últimos 20 años.
Pradales aseguró que «estamos dispuestos a ser el elemento de la ecuación que garantice el arraigo y facilite las condiciones para un empleo de calidad». Además, dio pistas de cómo puede ser esa garantía al recordar que «tenemos herramientas para ello: el recientemente aprobado Plan de Inversiones». Se trata de mecanismos de inversión y participación en empresas que el Ejecutivo ha activado esta legislatura para reforzar la industria vasca garantizando su arraigo en proyectos estratégicos, como el caso de Talgo.
El mensaje llega después de que hace dos semanas el consejero delegado de Aernnova, Ricardo Chocarro, anunciara su marcha. Un movimiento que anticipa momentos complicados después de los cambios en la estructura de mando de la empresa. El fondo inversor Towerbrook, el accionista de referencia, propició el pasado marzo el nombramiento de un presidente ejecutivo, Grant Skinner, que lidera el diseño del nuevo plan estratégico que se aplicará a partir de 2026 y que ejecutará un nuevo primer ejecutivo que está pendiente de nombrar tras la dimisión de Chocarro.
Además, Aernnova cerró en 2024 un segundo ejercicio consecutivo en pérdidas. Éstas ascendieron a 16,98 millones acumulándose a los 17,5 de 2023, y frente a los 47 millones de ganancias en 2022. Una situación que se añade a un elevado endeudamiento con más de 600 millones.
La visita a la planta que la firma tiene en la localidad alavesa de Berantevilla estuvo cargada de simbolismo por los asistentes. Y es que el jefe de Gobierno, acompañado por el consejero de Industria, Mikel Jauregi, fue recibido por el propio Chocarro, su presidente institucional y fundador, Iñaki López de Gandásegui, y el secretario general de la compañía, Hipólito Suarez. Pradales destacó, parafraseando al ingeniero aeroespacial Mark Lundstrom, que Aernnova «está a la vanguardia del diseño, el desarrollo y la ingeniería aeroespacial». «Sois líderes mundiales y una referencia absoluta», sentenció.
Unos logros que achacó al talante y vocación del fundador, López de Gandasegui, y también a la labor de Chocarro. Durante su gestión, desde hace siete años, ha afrontado la crisis del covid y ha reforzado los centros de producción de la empresa con nuevas plantas en Portugal y Reino Unido. «Ricardo, estoy seguro -remarcó el lehendakari dirigiéndose al CEO saliente- de que has sido una pieza fundamental en todo esto».
Mejora en las perspectivas
López de Gandásegui recordó los orígenes de la empresa en 1992, cuando precisamente el apoyo del Gobierno vasco para aceptar un pedido de Embraer inició la andadura del negocio aeronáutico que nació como una división de la antigua Gamesa. El industrial vasco aseguró que, tras momentos complicados entre 2020 y 2024 por el impacto del covid en el sector, «el escenario que viene es positivo» por el crecimiento de la aeronáutica en la actividad comercial y el gran aumento en la cartera de pedidos de los grandes fabricantes. Una situación que Aernnova afronta preparada tras reforzar su capacidad industrial. Para su fundador, «el apoyo del Gobierno es una garantía para el futuro».
De todos modos, cualquier operación que pueda plantearse sobre Aernnova depende directamente de su accionista de referencia, Towerbrook. El fondo inversor, a través del pacto de socios, tiene también control sobre cualquier movimiento en el accionariado. Además, según explican fuentes del mercado, aunque no contempla una salida inminente, no deja de ser un fondo con vocación de venta. Es en esa dirección, más financiera que industrial, en la que podrían alinearse los últimos movimientos que arriesgarían el arraigo y la cercanía de los centros de toma de decisión respecto a Euskadi.
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