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Sergio Llamas
Lunes, 21 de abril 2025, 00:46
Roberto Corral entró a trabajar en la fábrica que Bridgestone tiene en Basauri hace 18 años, en un momento en el que hacerlo «era como ... que te tocara la lotería». «Entrabas aquí y sabías que te ibas a jubilar aquí». Un axioma que, como presidente del comité de empresa y delegado de CC OO, ve contradicho por la amenaza que supone el anuncio de 335 despidos sobre sus 831 empleados.
- ¿Les ha sorprendido el ERE anunciado por la empresa?
- Esperábamos una reestructuración. La producción que nos dieron para este año era algo menor que la de 2024, y entonces hubo 100 días de cierre de fábrica. Ahora sólo nos habían solicitado un ERTE con 24 días de parada cuando todo hacía pensar que el problema ya no era algo temporal, así que preveíamos que iba a haber una medida, pero no de este volumen.
- ¿Y cree que los recortes terminarán con esta medida?
- Además de lo traumático que ya es de por sí anunciar 335 despidos, lo que más nos preocupa es que tenemos la sensación de que la planta no se queda en una buena situación de cara a su viabilidad. Por eso estamos preocupados y por eso le pedimos a la compañía que presente un plan industrial de futuro.
- No es la primera vez que lo piden. ¿Han tardado en actuar?
- Sí, claro que Bridgestone ha tardado en actuar y ha fallado mucho en sus previsiones. Esperaban vender una cantidad de neumáticos y se quedaban por debajo. Caían las ventas y los inventarios se llenaban, haciendo que el problema fuera cada vez mayor. Las previsiones por parte de la compañía han sido nefastas.
- ¿En qué sentido?
- Pues en que en 2022, después de la pandemia, se vendía todo y así nos lo decían. 'Hay que producir más', pedían. Entonces hacíamos unas 5.000 ruedas al día y se hablaba de llegar hasta las 6.000. Había una apuesta clara por la empresa y hasta se compró maquinaria. Se hizo una inversión de unos 30 millones de euros. Parte de la maquinaria se instaló y otra se quedó ahí, en las cajas, porque resulta que en 2023 los resultados ya no eran los que se esperaban por la entrada de las compañías asiáticas y también por la caída del mercado, ya que Alemania está como está.
- ¿Qué falló?
- Su mercado se dividía en tres gamas: la cubierta de gama alta, que es la de Bridgestone; la de gama media, que es la Firestone; y la de 'low cost' que era Dayton. Lo que pasó es que las cubiertas de importación de Asia entraron muy fuerte en el mercado europeo y arrasaron en la gama baja y en la media lo han puesto muy complicado. Todavía fabricamos alguna, pero muy pocas. La empresa se ha centrado en la gama muy alta, abandonando el resto, para garantizarse un sector que le dé mucha rentabilidad. Eso llevó a parar las inversiones y, antes de empezar con los ERTE, a que tuviéramos que usar los 'días flexibles', que eran 20 días en los que te podías quedar en casa con un descuento económico.
- Producen ruedas para camiones y autobuses, igual que en la planta de Stargard, en Polonia. ¿Cree que la usan para reemplazar la actividad de Basauri?
- Sí. Sí. Sí (repite). Han apostado por el coste, porque Polonia es más barata. Hasta ahora la producción siempre se repartía a un 50-50, y el año pasado también fue así. Pero como planta, ésta es más productiva y competitiva. Siempre ha sido la que más. Pero si nos quitan volumen, como quieren hacer ahora, con menos gente y menos medios, vamos a dejar de serlo. Miden todo en cuánto cuesta convertir una tonelada de materia prima en el producto final. Y en ese indicador, si perdemos producción, Polonia nos supera.
- La automoción parece estar mostrando flaquezas. ¿Piensa que habrá más empresas vascas en la misma tesitura?
- Sí, porque el sector de la automoción ahora está patas arriba. En nuestro caso exportábamos mucho a Alemania y a Francia, y eso nos ha influido.
- El lehendakari se comprometió hace una semana a reunirse con la central de Tokio a través de la embajada japonesa. ¿Confían en que dé resultado?
- No lo sé. Nos llevamos una decepción porque el Gobierno vasco se iba a reunir con la dirección en Bruselas y al final se han citado aquí con el director de la planta, así que no sabemos. Si es verdad que consiguen reunirse con la central, ya es otra cosa. Por el momento se han reunido con nosotros, han escuchado nuestra problemática y tienen el compromiso de volver a hacerlo.
- Bridgestone anunció que quiere mantener a la gente mayor de 55 años. ¿Creen que tienen una visión a corto plazo?
- Bueno, la ley exige a la empresa cuando lanza un ERE que presente una propuesta de criterios. Ahí recogían su idea de desafectar a los mayores de 55 años. Pensamos que es una estrategia y que supone un terreno en el que están dispuestos a darnos algo.
- Pero la edad media de la plantilla está en 47 años. ¿No deberían apostar por rejuvenecerla si quieren mirar a futuro?
- Sí, y eso hace falta, pero lo primero es garantizar que se mantenga aquí la actividad. Hasta el momento no hemos empezado a negociar porque defendemos que no se dan las causas que justifiquen el ERE. Estamos en esa negociación, pidiendo a la empresa que presente otra propuesta o que acredite que se dan las causas. Luego, si llegado el momento alguien tiene que salir, que sean los mayores en las condiciones que se acuerden. Si dejas a los mayores para que se vayan jubilando y no se mete a alguien nuevo en su lugar... Eso sería como ponerle una fecha de caducidad a una empresa emblemática.
- Una empresa con 90 años de historia ligada a su pueblo, Basauri. ¿Ha muerto ese modelo?
- Sí. Cada vez lo vamos a ver menos. Antes la gente quería estar toda la vida en el mismo sitio, pero para eso necesitas la garantía de que te den la opción de hacerlo.
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