De ser el Adidas vasco a pasar a concurso de acreedores: las razones detrás de la caída del grupo Ternua
Sus marcas Loreak Mendian, Lorpen y la propia Ternua ya se han salvado de la desaparición y se busca comprador para Astore
La desaparición de una compañía es un trago muy amargo para todas las personas que están implicadas en ella: desde directivos a trabajadores. Y más ... si se trata de un importante holding empresarial como Ternua Group. El grupo textil englobaba marcas tan conocidas como la propia Ternua, Loreak Mendian, Astore y Lorpen. Pero eso no ha salvado a la compañía de Arrasate de terminar en un concurso de acreedores. ¿Pero por qué esta especie de Adidas vasco ha pasado del éxito al fracaso absoluto en apenas 30 años? ¿Cuál ha sido la carta que ha provocado la caída de todo el castillo de naipes corporativo especializado en prendas de trekking, senderismo y escalada?
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Hay que recordar que fue Astore la que dio origen a Ternua, cuya propiedad pertenece a varias familias guipuzcoanas, en 1994 con el objetivo de vender ropa destinada a los mendizales. Su fuente de inspiración para poner en marcha esta nueva empresa fueron los balleneros vascos, «personas intrépidas, valientes y respetuosas con otras culturas», se explica en su web corporativa. Su nombre hace referencia a la isla de Terranova, Ternua en euskera, donde se trasladaban a pescar bacalao y ballenas en los siglos XVI y XVII. De hecho, su logotipo representa la cola de un cetáceo y la compañía guipuzcoana llegó a adoptar a cuatro ballenas como símbolo de respeto y protección al medio ambiente.
Todo un homenaje a los arrantzales, aunque, curiosamente, se especializara en producir chaquetas, pantalones y camisetas, entre otros accesorios, para ir al monte. La marca equipó en sus inicios a Alberto y Félix Iñurrategi en su aventura de escalar los 14 ochomiles, además de a Juanito Oirzabal y al escalador deportivo Patxi Usobiaga. Sus contactos con importantes referentes del alpinismo vasco y la incuestionable calidad de sus productos provocaron que su fama se extendiera entre los adictos al senderismo y outdoor, entre otras actividades al aire libre.
Incluso llegó a ganar el ISPO AWARD en 2002 por su 'Safe Sail System', un sistema salvavidas insertado en una chaqueta para pescadores como fruto de su política expansionista. Impulsados por este éxito, la compañía asaltó el mercado internacional cuatro años después. También comenzaban a desarrollar sus propios tejidos en sus prendas utilizando algodón orgánico en sustitución del convencional y plumas recicladas, entre otros materiales reutilizados, en su planta de fabricación de Etxalar. Una estrategia acorde con su fuente inspiracional de sostenibilidad y respeto del medio ambiente.
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Nace el Ternua Group
Con el paso de los años, la compañía se convirtió en Ternua Group al ir uniendo nuevas compañías a su sello para formar «una gran familia, con arraigo en esta tierra y un propósito claro de dejar un legado mejor del que encontramos». Es el caso de Loreak Mendian, un referente de la moda urbana vasca fundada en 1995 que se incorporó a este grupo empresarial en 2019. Su logotipo con la margarita impresa en camisetas y chaquetas, entre otras prendas, es enormemente popular y pronto se convirtió en un símbolo de moda joven, minimalista y casual.
Intrínsecamente vinculada a Ternua desde su misma fundación, Astore, por su parte, fue la encargada de equipar a la Real Sociedad entre 1994 y 2003, así como a otros clubes de fútbol guipuzcoanos como el Eibar y el Bidasoa, además de a la Euskal Selekzioa. Asimismo, la veterana marca, creada en 1988, está muy ligada al mundo de la pelota al vestir a los miembros de Aspe desde 1998 hasta 2024. Pese a sus orígenes claramente deportivos, sus últimas colecciones apuestan más por el estilo urbano y prendas con materiales reciclados.
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El catálogo corporativo de Ternua Group se completó en 2014 con Lorpen, una empresa navarra especializada en producir calcetines técnicos de montaña. La compañía, que contaba entonces con 175 empleados y 27 millones de euros de facturación, se encontraba en esos momentos en concurso de acreedores. Tras la adquisición, los guipuzcoanos se hacían también con su planta de producción en Etxalar.
Los primeros números rojos
Este grupo empresarial aparentemente consolidado no pudo evitar que los números rojos comenzasen a aparecer en 2023 pese a registrar ingresos superiores a los 34 millones de euros. La caída del consumo global de ropa y calzado, más de un 20% desde 2022, es fundamental para entender la bajada de las ventas de esta compañía. Sus directivos consideran que la pandemia, la Guerra de Ucrania y la subida de los tipos de interés tuvieron una repercusión negativa en los hábitos de compra de los consumidores.
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Es decir, menos dinero en el bolsillo, menos visitas a sus tiendas. Y todo cuando el holding se encontraba en plena expansión. El caso es que a partir de ese momento, la compañía trató a toda costa de salir a flote refinanciando la deuda, ajustando costes y reorientando su estrategia empresarial. Desde Ternua, se asegura que sus trabajadores fueron conocedores en todo momento de la crisis por la que estaba pasando la empresa.
Todos los esfuerzos por evitar lo inevitable fueron inútiles. Pese a contar con 28 puntos de venta dedicadas en exclusiva a sus productos, las cifras de negocio no acompañaron al facturar tan sólo 29,2 millones en 2024. Fue el principio del fin. Seguían inmersos en un agujero acumulado de 16 millones de euros del que no podían salir. Ya no contaban con ningún margen financiero. La única salida que quedaba era entrar en concurso de acreedores voluntario en lo que se considera una situación de 'quiebra controlada'.
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Pese al mazazo inicial, Ternua considera el concurso, presentado el pasado 13 de junio ante el Juzgado de lo Mercantil número 2 de San Sebastián, una herramienta para reordenar la actividad y no como un cierre. De hecho, se habían diseñado las colecciones otoño-invierno de este año para todas las marcas y se trabajaba en la de primavera-verano de 2026. En este momento, los directivos de la empresa matriz siguen trabajando con el objetivo de encontrar inversores con el siguiente requisito: preservar «la actividad, pero también la cultura y los valores de la empresa».
Venta de Loreak Mendian
Loreak Mendian fue la primera marca en ser vendida por 800.000 euros. La empresa guipuzcoana Borobitex se hacía con ella para evitar que desaparezca y salvaguardar los 18 puestos de trabajo en las mismas condiciones laborales. Se da la circunstancia de que Víctor Serna, uno de los tres socios de la compañía compradora, fue uno de los fundadores de la popular marca de la margarita.
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La adquisición de la compañía por parte de esta sociedad limitada, creada en Irún este mismo mes de junio, fue sido aprobada el pasado 8 de octubre por la juez del concurso de acreedores y la administradora concursal, a cargo de la auditora vizcaína Salaverria y Uzkudun (Mazarredo Auditores). También ha superado el plazo de alegaciones y está ya solo a falta de la firma notarial que certifique el traspaso. Incluye además la propiedad industrial e intelectual de la marca, el know-how, los archivos comerciales, el fondo de comercio, bases de datos y la infraestructura tecnológica, así como los arrendamientos de sus tiendas en Bilbao, San Sebastián y Madrid.
Venta de Ternua
La siguiente marca en ser adquirida era la propia Ternua en una operación confirmada el 9 de octubre. La cooperativa Dikar, también de Arrasate e integrada en la Corporación Mondragon se hacía con ella por 1,5 millones de euros como parte de su estrategia de diversificación y crecimiento dentro del sector 'outdoor'. Además, la compañía, especializada en equipamiento para el sector de la caza, ha prometido además mantener «los valores, la identidad y el compromiso medioambiental que han caracterizado a Ternua desde su creación», así como preservar los 56 puestos de trabajo -28 procedentes de Import Arrasate y 28 de IASA Retail-, y la continuidad industrial del proyecto.
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Se da la circunstancia de que una parte de la plantilla de 180 personas del grupo Ternua ya la ha abandonado la compañía para emprender una nueva aventura laboral en Dikar, entre otras empresas del sector textil. Ellos ya habían decidido poner en práctica este proverbio vasco convertido en uno de los lemas del grupo textil ahora en concurso de acreedores: «Non gogoa, Han zangoa» (Donde van tus pensamientos, van tus pasos).
Y el 21 de octubre, los propios trabajadores de Lorpen compraban su empresa por 400.000 euros, más la asunción de compromisos laborales y financieros adicionales que elevan su impacto económico total. De esta forma, Artain25 S.L, integrada por 25 empleados vinculados a la planta de Etxalar, se hacía con la compañía navarra, especializada en calcetines técnicos y prendas térmicas, así como la nave industrial con 35 máquinas tejedoras. Ahora sólo hace falta encontrar compradores para Astore y así poner el mejor punto final posible a una bancarrota que ha conmocionado al sector empresarial guipuzcoano.
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