«Las empresas avanzan en igualdad más que la sociedad»
Nunca ha hecho falta más talento que ahora para entrar con éxito en la era digital, y los centros tecnológicos son clave para crearlo
Hay que sortear unas cuantas curvas en el montañoso entorno de Elgoibar para dar con Nerea Aranguren, gerente desde 2016 del centro tecnológico Ideko, y, ... desde 2018, también directora de Innovación y Promoción de Nuevos Negocios del Grupo Danobat, el primer fabricante de máquina herramienta de España con casi 1.400 empleados y 230 millones de euros de facturación. Por si fuese poco, Aranguren será vicepresidenta del futuro Centro Vasco de Inteligencia Artificial (BAIC), cuya presentación hizo hace poco en el Senado.
A pesar de todo, esta ingeniera guipuzcoana asegura que tiene tiempo para disfrutar de su familia, en la que el protagonismo recae sobre sus dos hijos adolescentes. A su centro educativo ha ido a dar charlas, consciente de que es necesario impulsar la vocación científico-técnica entre las mujeres. Aranguren es uno de los escasos referentes vascos en los que se pueden inspirar.
«Los fondos Next son una oportunidad de oro que debemos gestionar muy bien»
Fondos europeos
- Además, el sector de la máquina herramienta no es precisamente el más amable para la mujer.
- No diría que es un sector machista, aunque puede que lo fuese en el pasado. Lo que sí creo es que es un mundo muy masculino. Pero se ha avanzado mucho a ese respecto. Es más, creo que ahora yo tengo más visibilidad por ser mujer, y no me molesta. Creo que se me elige por mi valía, pero también que hay un componente de discriminación positiva. Me da cierto miedo que puedan utilizarme con fines de imagen, pero me dejo porque creo que el efecto de ver a una mujer en estos puestos es positivo.
- ¿Cuántas mujeres son en la directiva de Ideko?
- Somos dos mujeres y cinco hombres. En total, casi el 30% de la plantilla de Ideko son mujeres. Es evidente que todavía queda mucho camino por delante, pero creo que las empresas avanzan más en materia de igualdad que la sociedad. Hay que trabajarla más en las escuelas y en el seno familiar. Porque se está viendo que, al final, las niñas y los niños quieren cosas diferentes, y eso está relacionado con los roles que ven en casa, y que son los que más efecto tienen. Ellas no piensan en ingeniería porque se presenta como una carrera muy dura y pesada, dirigida a frikis que adoran los motores, cuando lo cierto es que puede abrir muchísimas puertas. En mi caso, mi hijo prefiere ADE y mi hija de 15 años es la que parece que se decanta por ingeniería. Claro que en eso tiene que ver que le comemos mucho el tarro.
- ¿Estamos preparados para acometer las profundas transformaciones que se avecinan?
- Creo que los fondos europeos Next Generation son una oportunidad de oro, pero también que la tenemos que gestionar muy bien para evitar que se quede en agua de borrajas, porque eso sería un error garrafal. Nunca hemos tenido semejante aluvión de presupuesto en un periodo tan corto de tiempo, y temo que se nos atragante. El problema es que no tenemos megaproyectos de 500 millones guardados en un cajón. El sector de la máquina herramienta, por ejemplo, no tiene gran tamaño, pero es el sustrato que está debajo de todas las fábricas. Por eso, creemos que no solo hay que poner en marcha grandes proyectos, sino apoyar otros de menor tamaño que puedan tener gran impacto y transformar parte del tejido productivo. Ahora nos la jugamos, y creo que el punto de partida es bueno, pero el reto es muy difícil. Hay ideas, pero hay que ejecutarlas evitando que nos ahogue la gestión del dinero, que está claro que habrá que devolverlo de una forma u otra.
«Tenemos que acompañar a las pymes para que su nivel suba»
El futuro digital
- Preocupa la capacidad de adaptación a la nueva era digital.
- Estamos en un momento de transformación digital bestial. Es la primera vez que somos conscientes de vivir una revolución industrial. Y todo en medio de una pandemia que ha acelerado la adopción de tecnologías que estaban ya desarrolladas, pero que no nos atrevíamos a poner en marcha. Tenemos que entender que en 2019 las cosas se hacían de una forma y que a partir del 2021 se van a hacer de otra. Los puestos de trabajo también están cambiando, y van a cambiar más. En nuestras manos está hacerlo bien. Para eso, la formación continua es clave. Llevamos tiempo mejorando la preparación de las nuevas generaciones, pero también son importantes las habilidades sociales, la empatía, y que sepan gestionar grupos de personas.
- Las pymes a menudo afirman que se ven desbordadas.
- Muchas veces hemos pecado de autocomplacencia, de creernos los mejores. Hemos demostrado que nuestro tejido es ágil y resistente, y no nos hemos tambaleado con el Covid. Pero tenemos el reto de acompañar a las pymes para reducir la brecha con las grandes empresas. Como país, tenemos que hacer que el nivel de las pymes suba, como ha hecho Alemania.
- ¿Cómo encara la revolución de la inteligencia artificial?
- Soy optimista. Es una tecnología que va a cambiar nuestras vidas, pero que tendrá un impacto más amortiguado en la industria. Porque necesita algoritmos, datos y capacidad de computación. Y en la industria apenas hay datos, porque las empresas no quieren compartirlos. Nosotros ya podemos digitalizar una planta completa, para que los clientes la supervisen de forma remota, pero no quieren que sepamos qué hacen las máquinas porque temen que luego compartamos esa información con su competencia. Entienden que el dato es poder.
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