«El nivel de absentismo laboral en Euskadi es un disparate. ¿Qué hemos dejado de hacer para que pase esto?»

- Hágame una radiografía del momento económico que vivimos.

- En Euskadi veníamos de años de bonanza en los que el crecimiento se mantuvo en el tiempo, con un déficit controlado. Pero todo ha cambiado con la pandemia... Tenemos una globalización con todo altamente interconectado y efectos colaterales que distorsionan el intercambio de bienes y productos. Además hay un cambio climático, un descenso demográfico. Y todo esto unido a la necesidad de hacer una revolución industrial en un periodo de tiempo que nunca antes fue tan corto.

- Habla de la transformación de todo el sistema productivo hacía un modelo sostenible.

- Sí, que requiere unas inversiones enormes y una gobernanza con mayorías sostenibles en el tiempo. Y a todo ello añadiría una pérdida de valores con la que estamos perdiendo, a su vez, parte de aquello que nos ha dado la ventaja competitiva a nivel global.

- ¿A qué se refiere?

- Mire nuestros jóvenes, están capacitados para hacerlo todo. Pero hay que recuperar esa educación en el esfuerzo y el compromiso.

- Así que su receta es...

- En Euskadi veo la necesidad de centrarnos en nuestras fortalezas y compartirlas y generar una visión a largo plazo en la que nos marquemos hitos intermedios para ir haciendo esa transformación sostenible. Visión a largo plazo y ángulo de perspectiva global, porque no estamos solos. Así no nos vamos a equivocar.

- Ponga ejemplos.

- Le digo. Una tecnología que antes estaba aquí y que era puntera, todo lo que es troquelería, moldes de inyección, todo se ha perdido. Todos los troqueles que tenemos en Euskadi, en Álava, en Europa, la mayoría viene ya de Asia Pacífico.

- Nos han comido el terreno.

- Eso es. Pero en la máquina herramienta tenemos fortalezas y hay que ayudarla; tenemos la automoción y hay que cuidarla; las empresas de servicios de ingeniería, la aeronáutica… Todas esas empresas las tenemos pero están inmersas en la transformación tecnológica y es algo disruptivo. Y hay que ser capaces de hacer esa transformación... No sé, veo los riesgos de perder la competitividad porque, la verdad, no hemos reaccionado a tiempo.

- El Foro Zedarriak hablaba recientemente de decadencia de la economía vasca. ¿Comparte esa idea?

- No es una decadencia de la industria en Euskadi, sino de Europa. Y no vamos a mejor. Es cierto que la economía no está usando las mejores herramientas para competir porque no nos hemos dedicado a ello. Tenemos los medios así que aprovechémoslos. Esa es la llamada de atención que yo haría.

- Así que decadencia generalizada de Occidente.

- Efectivamente. Con Trump la idea de una nación comprometida con el libre comercio se resquebrajó. En automoción, sin ir más lejos, China supo ver sus propias debilidades, invirtió mucho dinero en I+D+I para el desarrollo de baterías. Y ahí están.

- Pero proyectos como Basquevolt buscarían compensar esa situación...

- Sí, pero como bien dice, es proyecto. Basquevolt está muy bien, muy bien, pero viene tarde. No quiero focalizar mi análisis en Basquevolt, por supuesto, pero la realidad es que cuando produzca, en 2025, 2026 o 2027, China ya estará en el cuarto, quinto o sexto ciclo de innovación.

- ¿Cuánto tiempo se pueden soportar los problemas de suministros?

- Quien lo gestiona es Taiwan y lo lleva muy bien. La incógnita es el nivel de sufrimiento que vamos a tener en Europa hasta que podamos reaccionar y con qué medios, porque la tecnología no se genera de hoy para mañana.

- Zedarriak también planteaba recientemente que el gran peso del euskera en los modelos educativos complica la llegada de talento desde el exterior. ¿Comparte ese análisis?

- El idioma es cultura y hay que cuidarlo. Ese es mi modelo, pero también hay que ser conscientes de que la cultura debe ser compartida, no debe de ser la que te aísla. Somos 2,3 millones de personas, vivimos en Europa en un mundo globalizado y si necesitamos el talento tenemos que abrirnos para que el talento pueda venir a Euskadi y a Álava. Eso lo hemos hablado con el Gobierno vasco, las diputaciones... necesitamos esa apertura. Se necesita una educación internacional, por ejemplo para que los directivos puedan venir con sus hijos aquí, con un modelo de inglés, alemán, francés.

- ¿Se requiere un cambio cultural en la relación empresas sindicatos?

- Mire yo estoy de acuerdo con vivir mejor cada día, pero también habrá que esforzarse con un trabajo compartido y con lo que estoy construyendo; sentirse más a gusto a pesar del esfuerzo... y eso es justo lo que no se está haciendo. Es un problemón cada vez más grande.

- ¿Percibe que se va hacia una mayor conflictividad laboral?

- Claramente sí porque no se comparte el modelo. Ahora que soy libre, que soy ex directivo, lo veo en perspectiva y más claro.

- ¿Dolido con que la plantilla de Mercedes, pese a ratificar el convenio, otorgara en las elecciones la mayoría a ELA, LAB y ESK?

- La plantilla hizo lo que mejor entendió y no lo voy a criticar. Conseguir que ratificase el convenio fue un logro. Menos logro fue que éste no tuviera el soporte de todos pese a la diversidad de la representatividad social. Ellos sabrán por qué y lo que cada uno pretende.

- El abstentismo laboral en Euskadi se sitúa en el 9,8%, cuando en España es del 6,7%.

- Es un disparate. Yo creo que son aún más altos. ¿Qué hemos dejado de hacer para que pase esto? Insisto en lo de compartir una visión.

- Usted se despidió de Mercedes Vitoria planteando que el nuevo modelo de furgoneta eléctrica sobre la plataforma VAN.EA garantiza carga de trabajo «como mínimo hasta 2035»...

- Garantías, garantías no existen. Si cuenta con el soporte de su gente está garantizado sí...

- ... la cuestión es que es un proyecto sin exclusividad. Se comparte con Düsseldorf, Ludwigsfelde y Polonia.

- Bueno, es importante saber que hay otros que lo pueden hacer igual que nosotros. No hay que tener ningún miedo, pero hay que ser conscientes de que eso es así.