«El Covid ha sido una cura de humildad, somos muy buenos, pero como el de al lado»

- Las Cámaras testan a diario el tejido económico. Los últimos datos de paro son malos; y ahí están las declaraciones del diputado general de Álava subrayando la debilidad económica.

- Sí, un mensaje que da miedo. Pero estamos mal. La situación no es nada buena y el problema es que va a peor. Nosotros hemos visto que de una situación sorpresiva en marzo, se ha pasado al pesimismo: hay menos cartera de pedidos, más sufrimiento por la situación del empleo...

- ¿Cuánto durará esta crisis?, ¿qué quedará tras ella?

- Esta crisis se ha desencadenado de la noche a la mañana, no se ha visto venir. ¿Cuánto durará? Yo no hablo de 'V' ni de 'L'. Está claro que vamos a sufrir mucho, aunque espero que el segundo semestre sea mejor que el primero. Pero la recuperación no va a venir ni en un año ni en dos.

- Lo dibuja muy difícil.

- ¿Y cuándo ha estado fácil? Llevo en la Cámara diez años y cada vez que comparezco hablo de incertidumbre. Nuestra realidad es que podemos decir cómo eran las cosas ayer, pero a ver quién es el guapo que se atreve a decir cómo serán mañana. Nuestros padres, en ese sentido, lo tuvieron más fácil: mi padre entró a trabajar a los 14 años en el Banco Bilbao y se jubiló en el Bilbao Vizcaya. Siempre en el mismo negocio. A nosotros, ¿qué nos va a tocar? Incertidumbre, cambios, y no digo nada para los que vienen detrás.

- ¿Cómo se han comportado los políticos en estos meses?

- Anormalmente bien. Se ha improvisado, porque había que hacerlo, y eso servirá para la siguiente crisis. Se ha actuado bien y con diligencia, en todos los ámbitos. Otra cosa es que eso no sea suficiente para el drama que estamos viviendo. Y se ha hecho bien en el ámbito autonómico, en el ámbito estatal y en el europeo. Se ha estado a la altura de las circunstancias. Habrá quien se queje, porque aquí tenemos 150.000 empresas y a algunas no les habrá llegado nada. Pero en general ha estado francamente bien.

- ¿Qué le ha parecido que se ha hecho particularmente bien?

- Los ERTE. ¿Dónde estaríamos sin ERTE, con tres meses con la actividad productiva cerrada a cal y canto? ¿Quién habría podido soportarlo? Luego ha estado bien facilitar la financiación, aunque como no le podemos dar a la máquina del dinero todo lo que queremos, no haya llegado a todos. Y también han estado bien las medidas sectoriales, como las de la automoción.

- ¿Y qué se ha hecho mal? Usted ha hablado en ocasiones de que percibía mucho egoísmo.

- Mi formación es humanista y creo que el ser humano debe colaborar más. Fíjese en Trump: ha comprado toda la producción de un medicamento contra el Covid. 'America first'. ¿Y los demás, qué? O Boris Johnson, con el Brexit. Ha pasado de minusvalorar la pandemia a casi irse al otro barrio. En cualquier caso, y a la hora de la solidaridad, ahora vamos a ver cómo se paga esto. Yo creo que Europa va a dar una lección.

- Y en estas llega la comisión parlamentaria de la reconstrucción. Ahí no se ha visto la misma altura de miras.

- Es que ahora estamos en el mundo de la política. Y no hemos aprendido: estamos como siempre y sin pensar en el país ni en el largo plazo. Viví dos años en Alemania y siento sana envidia de los alemanes: tenían un país roto tras la Segunda Guerra Mundial, pero para lo fundamental no ha habido partidos: son alemanes y han tirado adelante. Aquí tenemos una derecha que parece nacida para estar en el poder y cuando no lo está, pues está opuesta. ¡Por favor! Dénse cuenta de cómo estamos y dentro de cuatro años, hablaremos.

- ¿Se están haciendo promesas imposibles de cumplir?

- Puede pasar. La reacción ha sido muy importante, en cada Consejo de Ministros se ha inyectado un chorro de dinero. Y todo eso, ¿se puede mantener en el tiempo? La respuesta es 'no'. ¿Qué se va a poder mantener? Nuestro nivel de bienestar está al nivel del norte de Europa. Pero nuestra presión fiscal está muy lejos. No vamos a poder vivir igual.

- ¿Euskadi ha actuado con cierta soberbia? Nos creíamos los mejores y...

- Sí, siempre queriendo marcar las diferencias. Y las diferencias de ser mejores. Es cierto que ha habido un estado de emergencia en el que de alguna manera se ha diluido el papel, pero nuestra sanidad ha sufrido. Nos jactábamos de ella, pero ha sufrido, aunque ha sido capaz de reaccionar y hemos podido ayudar a otras comunidades. Estas situaciones nos vienen bien para recapacitar y tal vez tengamos que hacer una cura de humildad para darnos cuenta de que somos muy buenos, sí, pero como el de al lado.

- En Euskadi tampoco han reaccionado igual los sindicatos vascos, ELA y LAB, que en el resto de España.

- Desgraciadamente, el sindicalismo vasco sigue sin estar a la altura de las circunstancias. Por mucho que les pese a ellos mismos, el sindicalismo estatal, que desgraciadamente tiene menos presencia aquí, está abogando por el camino debido.

- Para salir de la crisis, las Cámaras han planteado más internacionalización, más digitalización y más innovación. Suena raro cuando ahora se habla de proteccionismo; o cuando los parámetros indican que estamos mejor que otras comunidades, pero peor en comparación con Europa.

- La empresa internacionalizada, la que tiene los huevos distribuidos en más cestas, aguanta mejor cuando llega la crisis. Y en digitalización e innovación, es cierto que somos el tuerto en el país de los ciegos. En cuanto salimos del Estado y nos comparamos con cualquier otra región que en términos de renta per cápita es inferior a la nuestra, nos supera ampliamente. En estos momentos podemos tener problemas más importantes en los que pensar, pero no hay mal que mil años dure. Y hay que seguir pensando que aunque estamos relativamente bien en algunos indicadores, no lo estamos en los que pueden garantizar una mejor salida de una crisis. Y eso lo da la innovación, la investigación, el desarrollo de productos...

- ¿Hay que localizar producción, recuperar lo llevado fuera?

- Sería lo ideal, pero ya se nos ha pasado el tiempo. Lo que las empresas vascas están haciendo fuera, no se puede hacer aquí con nuestros sueldos y ser competitivos en un mercado global. Tenemos que tratar de innovar, entrar en otros mercados con mayor poder adquisitivo y donde se pagan precios más altos. Y ahí tenemos el caso concreto de lo que acaba de pasar en Siemens Gamesa. O en Arcelor. Es triste, pero es que nuestras empresas han hecho lo mismo: no producen fuera al mismo costo que aquí.

«¿Cómo veo el problema del absentismo? Es tristísimo que en la pyme donde hago labores gerenciales tengamos casi al 20% de la gente en casa. Hay una presión sindical grande, también sobre las mutuas. Y hay una relajación de la Inspección grande. Euskadi, en la posguerra, fue pionera en el movimiento sindical, pero el movimiento sindical en 2020 no lo hemos entendido bien».

«El teletrabajo es el futuro. Hay que regularlo. No sé si hay que pagar al señor que se queda en casa parte de la energía o del wifi. Pero hemos visto que en esta crisis, la empresa más digitalizada es la que mejor ha respondido. Hay que ir por ese camino: vendrán más pruebas como la del coronavirus antes de lo que pensamos, por un motivo sanitario o de orden público».

«Con la desescalada, nos dan la mano y cogemos el brazo. Dejamos mucho que desear. La gente de edad que ha estado atemorizada, sigue asustada y se comporta de modo ejemplar. Los jóvenes se han portado muy bien, pero han estado tres meses confinados y les hierve la sangre. Si a eso le sumas que hasta ahora han sido los menos propensos a la enfermedad, arde Troya».