La conciliación y la falta de formación pone en aprietos la contratación en supermercados
Ocho de cada diez empresas reconocen problemas al captar talento y demandan más cualificación con los productos frescos
Sergio Llamas
Lunes, 30 de diciembre 2024, 00:20
Los problemas de conciliación con unos horarios y jornadas durante los fines de semana que restan atractivo a los puestos, sumados a la falta de ... personal dotado de una formación específica para el sector, amenazan con poner contra las cuerdas la contratación en los supermercados. Sólo el año pasado ya quedaron sin cubrir 16.000 puestos en toda España, según cuantifica la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución ANGED, que agrupa a asociados como Eroski, Carrefour o El Corte Inglés.
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«Ocho de cada diez empresas reconocen problemas para encontrar determinados perfiles», advierte el portavoz de la entidad, David Gracia, quien reconoce a EL CORREO que esta situación de toda España también se manifiesta con claridad en el País Vasco. «En los últimos años se ha producido un desajuste en el mercado laboral y muchos sectores encuentran dificultades crecientes para cubrir determinadas posiciones que van desde profesionales básicos en tiendas, como las secciones de pescadería o carnicería, a perfiles técnicos en los que se compite con otros sectores, como áreas de digitalización, logística, ciberseguridad...», enumera.
En ANGED inciden sobre la necesidad de salvar la «brecha» existente entre «la formación y la realidad del mercado», que dificulta encontrar personal «con las competencias necesarias», si bien ésta no es su única advertencia. En su última asamblea anual la presidenta, Matilde García Duarte, denunció el «alarmante nivel de absentismo» que sintomatiza la realidad de un mercado laboral que en su contexto actual «puede llegar a frenar los planes estratégicos de las compañías», y recogió como uno de los principales desafíos la necesidad de «conectar con las aspiraciones laborales de las nuevas generaciones».
Hay un desajuste en el mercado que dificulta cubrir puestos en la pescadería o carnicería
«Nos preocupa mucho que se aborde una posible reducción de la jornada laboral a espaldas de los convenios ya pactados. Supondría un cambio en las reglas de juego, con un alto coste para los sectores que han encontrado a través de la negociación colectiva fórmulas que permiten la conciliación profesional y familiar sin pérdida de capacidad productiva», agregó entonces.
Población envejecida
También la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, ASEDAS, incide en «la falta de profesionales especializados que experimentan diferentes sectores -entre ellos el de la distribución alimentaria, especialmente en puestos específicos de tratamiento y comercialización de productos frescos-, se ha agudizado desde la pandemia». En el actual momento de relevo generacional, y con una población envejecida, faltan programas de cualificación. Esto ha empujado «a muchas empresas a crear sus propias escuelas de formación», detalla su director de Asuntos Regulatorios, Alberto Peironcely.
El sector ve complicado «conectar con las aspiraciones laborales de las nuevas generaciones»
Y no es el único campo de batalla. En un sector que a menudo supone el primer punto de entrada al mundo laboral para muchos jóvenes, ASEDAS demanda campañas que recuerden el valor esencial que tiene la distribución alimentaria, y la diversidad de carreras y oficios enriquecedores que se pueden desarrollar en su ámbito. «Durante la pandemia la población tomó conciencia de este hecho y del enorme valor de tener muy cerca de sus casas todo tipo de productos de alimentación y gran consumo gracias a los profesionales que lo hicieron posible. Entre todos debemos ser capaces de seguir fomentando esa consideración», reivindica.
Ganar atractivo
La conciliación destaca como uno de los factores que pueden restar más atractivo a los supermercados. La necesidad de levantar la persiana los fines de semana y de permanecer abiertos cuando finaliza su jornada el grueso de los trabajadores puntúa en contra, y cada empresa busca su fórmula para minimizar este mal trago.
En la cooperativa de Eroski, por ejemplo, apuestan por permisos adicionales a los ya marcados por la legislación y ofrecen entornos más flexibles para conceder excedencias temporales voluntarias dirigidas a diferentes proyectos, desde la colaboración en ONG a otro tipo de planes encaminados al desarrollo de personal. «Desde 2022 contamos además con la posibilidad de solicitar reducción de jornada voluntaria para personas de 58 años o más, sin límite de tiempo y con derecho a restituirse en su jornada de origen», ejemplifican en el grupo de distribución de Mondragon. El año pasado 3.637 trabajadores se acogieron a una reducción o excedencia.
Excedencias temporales y calendarios con turnos rotativos tratan de sumar más atractivo a los puestos
También en Mercadona han explorado fórmulas para hacer más atractivos sus calendarios laborales. Según explican desde la propia empresa valenciana, fue durante el año de la pandemia cuando comenzaron a implementar una jornada laboral de cinco días con dos de descanso por semana, que van rotando para garantizar que se junten 'ocho fines de semana largos' al año. Esto implica librar un lunes y martes, para luego pasar a un miércoles y jueves y un viernes y sábado, hasta que se junten esporádicamente las libranzas de un viernes, sábado, domingo y lunes. «Esta jornada laboral refuerza el compromiso de Mercadona con el empleo estable y de calidad», alegan.
Lo mismo matizan en el Grupo Uvesco (BM). «La conciliación personal es cada vez más valorada por las personas que buscan empleo y por eso participamos desde su inicio en el proyecto Kontzilia del Gobierno vasco», detallan. Así, aplican permisos en periodos de adaptación escolar, priorizan la ubicación de la tienda según el domicilio, otorgan excedencias de verano y Semana Santa para cuidar menores, o garantizan que haya días de descanso especialmente en sábado, adicionales a las vacaciones. «La conciliación es una prioridad y tenemos que ser diferenciales», apostillan.
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