leticia sánchez-serrano
Sábado, 24 de marzo 2018
El escritor de ciencia ficción Isaac Asimov escribió varios cuentos y novelas en los que los robots tenían un papel fundamental. En el universo de su relato 'Círculo vicioso' plasmó por primera vez las tres leyes de la robótica que decían así: un robot no hará daño a un ser humano, ni permitirá con su inacción que sufra daño; un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley; y un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
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Desde que la tecnología llegase a nuestras vidas, los robots han dejado de ser parte del imaginario colectivo para pasar a ser parte de nuestra industria, hasta el punto de convertirse en un elemento esencial de su transformación. Pero es probable que, a diferencia de los protagonistas de las novelas de Asimov, los trabajadores que comparten espacio con estos robots no tengan miedo a ser atacados, si no a que les sustituyan en sus puestos de trabajo. Un temor que desde la empresa vasca Larraioz Elektronika consideran que no tiene por qué suceder ya que, tal y como señalan, la realidad actual es que los países con mayor índice de robotización «son los que menor desempleo global presentan».
Así lo explica su responsable técnico, Xabier Iturralde: «la robótica no tiene por qué eliminar una cantidad neta de puestos de trabajo, pero sí está claro que los va a transformar. No hay que entender el robot como el sustituto de un operario, sino como una herramienta con la que el operario desarrollará su labor con mayor calidad, velocidad y seguridad»
Falta de recursos humanos
Esta afirmación viene avalada por los treinta años que cumple la compañía vasca. Un camino que consideran «excelente», pero que no les impide dejar de mirar «con preocupación el futuro de nuestra tierra debido a la gran falta de recursos humanos de alta cualificación técnica. Si queremos garantizar nuestro futuro como región tecnológica de referencia ya podemos empezar a poner encima de la mesa estrategias de generación de excelencia y, sobre todo, motivación de nuestros futuros profesionales, y que funcionen de verdad. A mi entender, estamos muy lejos de lograrlo con éxito».
Y es que tres décadas de trayectoria permiten conocer a fondo cómo funciona el sector y qué le espera. En este tiempo han sabido adaptarse a los tiempos y a las demandas de sus consumidores que, como ellos, también han evolucionado porque, aunque el principal consumidor de robótica industrial «sigue siendo la automoción», la demanda ha evolucionado y actualmente los robots estarían más presentes en la parte de los procesos que en los sectores de aplicación. De todos modos y tal y como señala Iturralde, «hoy en día ya no hay apenas sectores industriales donde la implementación de robots sea algo extraño».
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Y, ¿qué le depara al sector en el futuro? Como apuntan desde la compañía vasca el sector industrial vasco se dirige a un horizonte con un consumidor cada vez más exigente que reclama un producto que cada vez encaje mejor en sus gustos y lo quiere ya, «por lo que el tiempo de puesta en el mercado del producto 'a medida' debe de ser reducido». Además, señala Iturralde, «un problema nada menor es el del envejecimiento de la población por lo que la masa laboral disponible va a disminuir con el paso de los años».
Ambos aspectos llevan a buscar una solución que, desde Larraioz Elektronika consideran que no es otra que el concepto de 'Smart Factory' o factoría inteligente, «donde la producción presenta un mayor grado de automatización y robotización, lo que dará a la industria una mayor adaptabilidad a las necesidades cambiantes del mercado».
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