El Banco de España alerta de que las bajas laborales en Euskadi duplican las de Madrid
El organismo recoge que la comunidad vasca lidera con un 6% el absentismo por incapacidad temporal y advierte que figura entre las de menor disponibilidad residencial
Mikel Calvo
Miércoles, 21 de mayo 2025, 00:10
El absentismo laboral por Incapacidad Temporal (IT) en Euskadi lleva años situándose entre los más altos de España, pero es ahora el Banco de España ... quien ha llamado la atención sobre este fenómeno en su informe anual. El País Vasco encabeza el ranking de comunidades autónomas con mayor tasa de absentismo por IT del Estado, y se sitúa como la única región donde el porcentaje de ocupados de baja supera el 6%, duplicando a la cifra de Madrid y muy por encima de la media estatal, que se mantiene en el 4,4%, según el informe anual publicado ayer por el organismo que gobierna el exministro José Luis Escrivá.
Al mismo tiempo, el documento pone el foco en la escasez de vivienda disponible para residencia habitual, una limitación estructural que dificulta la absorción de nuevos hogares y tensiona el mercado inmobiliario local. Con estas dos advertencias, Euskadi enfrenta una doble presión que afecta tanto al mercado laboral como al de la vivienda.
El absentismo, que afecta en mayor medida a mujeres, trabajadores de más edad y personas con nacionalidad española, tal y como detalla el documento, no sólo tiene implicaciones sanitarias y laborales, sino también económicas. El coste de las prestaciones por IT ha aumentado un 78,5% en todo el país desde 2019, superando los 15.000 millones de euros, cerca del 1% del PIB, lo que sitúa a España a la cabeza de la UE, junto a Países Bajos, Alemania o Suecia, si bien el gasto en estos países se ubicaba entre el 1,5% y el 2% del PIB en 2022. Para las empresas, el impacto directo ha sido también elevado: un 62% más en costes por ausencias laborales, hasta alcanzar los 4.613 millones.
El Banco de España subraya que el aumento de las bajas ha sido «transversal», afectando a «distintos perfiles personales, sectores y regiones, lo que sugiere la presencia de factores comunes». Entre ellos, destacan los de naturaleza «sanitario-demográfica, como el deterioro de la salud tras la pandemia y el envejecimiento de la población, especialmente relevantes en territorios con mayor proporción de personas mayores en el mercado laboral».
Otros factores son de tipo económico y organizativo. Por un lado, el ciclo económico expansivo, históricamente asociado a una mayor incidencia de IT; por otro, la congestión de los servicios sanitarios, que puede alargar los tiempos de recuperación. También se apuntan posibles cambios en las preferencias laborales, como «una mayor exigencia sobre las condiciones de trabajo o una distinta percepción del equilibrio entre empleo y tiempo personal».
Escasez de vivienda
El Banco de España lanza una señal de alarma sobre el mercado de la vivienda. La movilización de inmuebles para uso residencial podría permitir acoger hasta un 39% más de hogares, pero esa ratio se reduce drásticamente en territorios con alta presión demográfica como Barcelona (13,2%), Madrid (14,3%) o Bizkaia, Álava o Gipuzkoa, donde «la escasez de vivienda residencial se observa con claridad», situándolas entre las zonas más tensionadas.
Esta limitación estructural impide que, aun existiendo un parque de viviendas considerable, una parte relevante del mismo esté disponible para quienes buscan un hogar. En Euskadi, el peso de las segundas residencias, los pisos turísticos y las viviendas vacías es menor que en zonas de la costa mediterránea o en las islas, lo que deja poco margen de maniobra sin recurrir a la nueva construcción.
El informe recuerda además que en España el ritmo de construcción de nuevas viviendas está por debajo del crecimiento neto de hogares. La diferencia acumulada entre oferta y demanda se estima en entre 400.000 y 450.000 viviendas.
Con esta radiografía, el Banco de España apunta a una doble presión: un mercado laboral afectado por un absentismo inusualmente elevado y un mercado de vivienda muy tensionado por la escasez de inmuebles, dos factores que tienen implicaciones directas sobre la «competitividad, la productividad empresarial y el tejido productivo, así como en el bienestar de los hogares».
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