La automoción europea teme que los aranceles al acero disparen sus costes de producción
La patronal pide a la Comisión un mayor equilibro entre la protección de la siderurgia y las necesidades del automóvil
Los caminos de la automoción europea y Bruselas vuelven a cruzarse. En un momento de extrema debilidad para el sector –ahogado por los aranceles de ... la Administración Trump, la avalancha de vehículos chinos a bajo coste y la exigencia de electrificarse en tiempo récord–, los fabricantes temen ahora que la imposición de una barrera aduanera del 50% al acero extracomunitario lastre todavía más su competitividad. Es por ello que la patronal ACEA reclamó este miércoles a la Comisión Von der Leyen un equilibrio que evite una pérdida de cuota de mercado frente a competidores internacionales mejor posicionados.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles instó así a Bruselas a «analizar de manera específica» las necesidades importadoras del sector. La petición llega en un momento crítico, marcado por una oleada de recortes en las principales compañías del motor, que luchan por mantener la competitividad en un mercado global cada vez más exigente. Volkswagen anunció a finales de 2024 la eliminación de 35.000 puestos en cinco años; Bosch comunicó el mes pasado un «ajuste inevitable» de 13.000 empleos; y este lunes Renault ha confirmado otros 3.000. En conjunto con otras compañías, podrían sumar hasta 70.000 despidos en todo el continente. Una cifra que refleja la fragilidad de una industria que representa el 7% del PIB de la UE.
La patronal automotriz puso ayer el foco en que, aunque el 90% del acero que consume el sector procede del mercado europeo, sigue siendo imprescindible recurrir a determinadas importaciones para acceder a calidades y tipos que en la UE no se producen en cantidades suficientes. ACEA recuerda que, incluso con la salvaguarda actual del 25% una vez superado el cupo libre de arancel –fijado en 33 millones de toneladas anuales–, el acero disponible se agota con rapidez. La nueva barrera aduanera del 50% elevaría todavía más la presión y situaría al sector ante un serio riesgo de desabastecimiento.
Si los costes de producción de la automoción se disparan, advierte la patronal, el impacto es doble. Por un lado, la industria perdería aún más cuota de mercado frente a competidores asiáticos y estadounidenses, en un momento en el que Bruselas insiste en la necesidad de construir una autonomía estratégica continental para blindarse ante los vaivenes internacionales. Por otro, el encarecimiento supone un golpe directo a las inversiones multimillonarias que exige la descarbonización total del parque móvil para 2050, un objetivo fijado por la Comisión que ahora empieza a estar en cuestión ante la presión del sector del motor por «flexibilizar» los plazos.
Contener a China
La Comisión Europea defendió el martes su decisión de duplicar el arancel al acero extracomunitario como una herramienta para contener la sobreproducción china, que amenaza con inundar el mercado de la UE con material más barato y sometido a estándares medioambientales mucho menos exigentes. El sector siderúrgico, además, ya afronta barreras del 50% en Estados Unidos, su principal cliente. En cualquier caso, la patronal del automóvil –que sufre unas barreras aduaneras del 27,5% en sus envíos a EE UU– «no cuestiona» la necesidad de proteger a la siderurgia y centra sus esfuerzos en reclamar a Bruselas la necesidad de «revisar los parámetros fijados porque van demasiado lejos».
El riesgo, advierten, es que el nuevo arancel contribuya a proteger a la siderurgia, pero termine poniendo en aprietos a la industria automotriz. El encarecimiento de esas calidades específicas, escasas y difíciles de sustituir, acabarían asumiéndolo los fabricantes de coches. No obstante, estos disponen de un margen muy limitado para repercutir íntegramente ese sobrecoste en el comprador final, ya que sus competidores tienen menores gastos de producción.
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