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La economía española se está contagiando a marchas forzadas de una política acostumbrada a difuminar las líneas rojas de casi todo. En un movimiento de ... tintes sísmicos que nadie esperaba, el Banco Sabadell ha decidido regresar a Cataluña después de salir corriendo el 5 de octubre de 2017 tras el estallido del 'procés'. El Sabadell vuelve a casa y lo hace en un momento, en plena opa de BBVA, que es de todo menos casual. Si alguien dudaba de que estábamos ante la opa más política, como el Gobierno central se empeña en recordarlo a través de sus manifestaciones, aquí tienen la mejor prueba.
¿Cómo puede afectar esta decisión a la opa? En lo técnico, al menos de momento, el impacto es mínimo. En lo político, el Sabadell pone toda la carne en el asador en un intento de movilizar a todo el entramado político-empresarial-sindical catalán de su parte sabedores de que muchas de las voces que al final deberán decidir si venden o no a BBVA son pequeños accionistas que en muchas ocasiones se mueven más con el corazón que con el bolsillo (por mucho que 'la pela siga siendo la pela'). El mensaje es claro: uno de los hijos pródigos vuelve a casa y lo hace para quedarse, invertir y apostar por la tierra. La batalla del relato, ya saben.
Desde que el banco vasco presidido por Carlos Torres decidió lanzar la opa de manera hostil después de que una filtración interesada reventase las conversaciones discretas que se venían manteniendo, el viento ha soplado en contra de BBVA. Ahí está el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, recalcando sin ambages que no le gusta ni un pelo esta opa y que si es por el Gobierno, no vería la luz.
¿Y por qué esta beligerancia del Ejecutivo central? La frase la suscribió a mediados de noviembre Alícia Romero, la nueva consellera de Economía y Finanzas del Govern catalán liderado por el socialista Salvador Illa. «Nos preocupa esa opa. Hemos hecho llegar al Gobierno de España que no nos gustaría porque significaría pérdida de oficinas, destrucción de puestos de trabajo y dificultades de crédito para las pymes».
Días después, la suerte de 'lobby' negacionista catalán creado en torno a la oferta pública de adquisición lanzada por BBVA para hacerse con al menos el 50,01% del Banco Sababell (ahora el porcentaje ha bajado un par de décimas) se anotaba su primera gran victoria al conocer que la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) acordaba llevar a 'Fase 2' su análisis de una operación que ha desatado una auténtica tormenta política en España desde el mismo momento en que se filtró el 30 de abril de 2024, en plena campaña de las elecciones catalanas. Si alguien buscaba «cargarse» la operación, el momento era idóneo.
El asunto irrumpió de lleno en los mítines, con el independentismo blandiendo la bandera del «no pasarán» y obligando al PSC a ponerse detrás de la pancarta en la que también estaban situados los grandes empresarios. Y claro, quien dice PSC, dice Moncloa, porque no podemos olvidar que Pedro Sánchez se jugaba muchísimo en unos comicios en los que situar a Salvador Illa al frente de la Generalitat suponía, 'de facto', el principio del fin del 'procés' y, por ende, el éxito de la estrategia de reconciliación abanderada por un líder del PSOE que depende del independentismo para seguir en la Presidencia.
Viendo que el consejo del Sabadell apostaba por rechazar la oferta amistosa, la cúpula del banco vasco, lejos de recular, decidió presentar formalmente una opa hostil el 9 de mayo, a sólo tres días de las urnas. Fue entonces cuando el Gobierno español, a través de Cuerpo, comenzó a elevar el tono posicionándose en contra de la operación sin contemplaciones argumentando los problemas competitivos que podrían derivarse de la operación.
Conviene recordar todo este relato para entender mejor qué es lo que está sucediendo y, sobre todo, qué es lo que puede ocurrir en un futuro. ¿Significa esto que la CNMC, un organismo que lleva a gala su independencia, ha seguido directrices políticas para llevar su trabajo a 'Fase 2'? No y es muy posible que finalmente dé su plácet. ¿Significa esto que viendo la enorme presión política que existe en torno a la opa, sobre todo en Cataluña, ha apostado por extremar al máximo su análisis para cubrirse las espaldas? Quizá.
La pelota sigue en el tejado de la CNMC, pero llegará el momento, ya avanzado 2025, en el que el Gobierno central deberá posicionarse ya de forma oficial sobre la opa. Es verdad que no puede vetarla si finalmente recibe todos las autorizaciones técnicas (como parece que pasará) y los accionistas del Sabadell, auténticos protagonistas de este proceso, deciden vender sus títulos al banco vasco. Lo que sí puede hacer el Gobierno, como aseguró Carlos Cuerpo en una reciente entrevista con EL CORREO, es vetar la fusión, de forma que BBVA tendría mayoría accionarial en el Sabadell pero en la práctica serían dos bancos diferentes. Uno con la sede social en Bilbao y el otro, ¿en Sabadell?
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