Gernika, cita con la historia
El enfrentamiento deportivo que se produzca entre Euskadi y España no es sino reproducción de otros habituales entre representaciones de territorios y Estados en variados deportes
El torneo de cesta punta Liga de Naciones que se celebra en Gernika del 1 al 6 de junio no es una competición más. Supone, ... nada más y nada menos, la primera vez en la historia en la que una selección vasca de pelota participa de forma oficial en el ámbito internacional bajo el paragüas de la FIPV, principal organismo de este deporte en cuya creación en 1929 ya estuvieron los vascos. Han sido muchos los años de esfuerzos y de intentos, de muchas personas a las que hay que recordar, para que este sueño se convierta en realidad, para que el país que engendró este juego hoy universal y que lo expandió por todo el mundo tenga su representación propia. Con su camiseta, su bandera y su himno, sí. Un cambio legislativo lo ha propiciado, pero sobre todo la tenaz voluntad de los y las pelotaris, arropados por todos los pelotazales de los siete territorios de Euskal Herria, empezando por nuestras autoridades, de lo que ha sido buena prueba la presencia del lehendakari Pradales vistiendo la Verde como el primero de los vascos.
Esta semana de competición internacional oficial (la negación de tal carácter no resiste la realidad de quién organiza el evento y de sus efectos clasificatorios) va a poner de manifiesto algunas cosas a subrayar. Primero, que el enfrentamiento deportivo que se produzca entre Euskadi y España no es sino reproducción de otros habituales entre representaciones de territorios y Estados en variados deportes, y ahí están los ejemplos de las naciones británicas, o de Groenlandia e Islas Feroe respecto a Dinamarca, o de Hawai en relación a Estados Unidos, por citar algunos.
Por otro lado, en Gernika y en esta competición se va a poner de manifiesto la posibilidad de que deportistas vascos puedan elegir libremente entre defender distintas camisetas, en este caso de los combinados de España, de Francia o de Euskadi, como ocurre en los antecedentes citados. Una demostración de convivencia y de normalización, de concreción del derecho a la libre opción por parte de los deportistas, algo habitual en un mundo del deporte donde es posible vestir distintos colores por cuestión de origen y de establecimiento.
Menos esencialismos, por tanto, y más normalidad. Y que gane el mejor en la cancha, sea el o la que sea. También si es una pelotari vasca defendiendo a España lucirá la txapela. Lo cierto es que el lunes día 2 de junio veremos saltar al frontón Jai Alai de la villa foral a los primeros representantes de la Verde en un nuevo e ilusionante camino, tantos años después, hoy en la cesta punta, a los que seguirán en sucesivas citas otros y otras en las demás modalidades de la pelota vasca, con la vista puesta en los Mundiales que se desarrollarán el año que viene en San Luis, Argentina. Que sirva para un gran impulso a este deporte, de la mano del ongi etorri, por fin, a la Euskal Pilota Selekzioa.
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