Una espina clavada en el desierto
Julen Urdaibai termina segundo la ultramaratón Desert Ultra de Namibia, tras cometer un error de alimentación
j.p. martín
Lunes, 6 de enero 2020, 23:08
Después de diez años como corredor de carreras de ultrafondo, Julen Urdaibai terminó segundo la Desert Ultra de 250 kilómetros en cinco etapas en Namibia. ... Pero el vizcaíno se quedó con un sabor agridulce. Satisfecho por terminar con el cuarto mejor tiempo de la historia, pero disgustado porque le quedó la incógnita de lo que hubiera pasado si no llega a tener un contratiempo que le hizo perder un valioso tiempo. En pruebas de autosuficiencia cualquier detalle puede marcar los límites del corredor, y un exceso de confianza al prever la alimentación le jugó una mala pasada. «Parece que lo controlas todo y la carrera te da una lección. Yo ya la he aprendido», admite el ultrafondista de Bermeo.
Antes de encarar la primera etapa, de 50 kilómetros, se topó con algo extraño. Llegó a la salida y el recorrido no estaba marcado. «Me dirigí al director de la prueba para saber el por qué. 'Ves aquellos dos montes pegados de forma de uve. Pues hay que pasar por donde se juntan y llegar por donde quieras', me respondió». Estaban a 14 kilómetros. El grupo se desperdigó. Y se encontraron toboganes de arena que tampoco ayudaban en la orientación. Le invadió una cierta tensión ante la posibilidad de que un despiste le pudiera costar caro por coger el camino equivocado, pero lo resolvió sin problemas. «Saltó el inglés Dave Mohring y opté por seguirle. Terminé segundo», explica.
Al día siguiente, otros 52 kilómetros. Comprobó que el rival que le precedía en la clasificación estaba muy tocado. Nada más comenzar, Kris King, que había sido director de carrera en otras ediciones de esta prueba, comenzó a abrir hueco; el vizcaíno se pegó a su estela. No tuvo muchos problemas para seguirle sobre un terreno de arena con constantes subidas y bajadas y con un intenso calor. King entró diez segundos antes que el bermeotarra.
En la tercera, de 43 kilómetros, Urdaibai vivió una situación similar. «Mi rival me reconoció que estaba muy tocado por el esfuerzo». Y esta vez fue el namibio Win Steenkamp el que decidió ponerse en cabeza. El vizcaíno no le conocía de nada, pero las fuerzas le respondieron y volvió a cruzar la meta a 20 segundos. Otro segundo puesto en la jornada, pero líder en la general.
Quedaban dos etapas. ¿Todo controlado? Ni mucho menos. En la cuarta, la más corta, de 22 kilómetros, «metí la pata». «Cuando hice la mochila la subestimé por la distancia. Pensé que iba a ir rápido y que no necesitaba tantos geles e hidratos de carbono. Me equivoqué». Urdaibai se encontró con una ascensión constante en arena que minó sus fuerzas y, como no quería tirar de las reservas previstas para el día siguiente porque le esperaban 92 kilómetros, tuvo «que apechugar con lo que había». Perdió cerca de media hora con el namibio y la primera plaza.
Salida a por todas
El último día partieron a las cuatro de la madrugada con la ayuda de un frontal. «Puse música, cogí mi ritmo y me olvidé de todo. Hice mi carrera». Se colocó primero e incluso distanció a media hora al líder. Llegó en cabeza al avituallamiento del kilómetro 70 pero ahí comenzó a notar el esfuerzo. En este punto se le unió la canadiense Katarzyna Orzechowska, que quería batir el récord femenino. Fueron juntos otros diez kilómetros, pero no pudo seguir su ritmo. Terminó segundo. «Si hubiera puesto más atención en la alimentación podría haber terminado primero».
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