Jon Rahm gana en California en un final de alta tensión

Quedó claro también en el Peter Dye Stadium que la preparación de las calles y los greenes y la colocación de las banderas resulta determinante en los resultados de las tarjetas. La víspera, en el mismo escenario, los birdies caían como frutas maduras. Ayer costaba horrores conseguirlos por los ligeros cambios en las distancias y en las islas de los 'trapos' y por la presión que supone jugárselo todo a una carta en un puñado de hoyos. La sorprendente resistencia del joven norteamericano concede aún más valor a la victoria del vizcaíno, el conquistador del golf planetario en otoño y en invierno.

En un deporte tan voluble, en el que lo puedes ganar o perder todo en un parpadeo, la consistencia es oro molido. Rahm empezó a dar forma a su tesoro en agosto después de unos meses muy complicados en los que las cosas no salieron como él esperaba. Lo abrió en octubre con su exhibición en el Open de España y desde entonces no ha dejado de darle brillo con otros trofeos en su zurrón como la Gran Final de Dubái, el Torneo de Campeones de Hawái y el American Express. Son citas de máximo nivel que demuestran que el ganador del US Open en 2021 es ahora mismo el jugador del momento. De hecho, cuando hoy se haga pública la nueva lista del ránking mundial figurará en tercera posición tras adelantar al australiano Cameron Smith. Sólo tiene por delante a Rory McIlroy y Scottie Scheffler.

La de La Quinta es la novena victoria de Rahm en el PGA Tour, la segunda de un curso que ha empezado de la mejor manera posible con la mirada puesta en primavera, cuando comience la temporada de los 'Majors'. El de Barrika salía colíder en la jornada decisiva y nunca se bajó de lo más alto de la clasificación. Sin embargo, fue un final de alta tensión, sobre todo a partir de la bandera número trece.

El vizcaíno se había desenvuelto hasta entonces con solidez y había salido airoso de todos los obstáculos que se encontró a su paso en un campo protegido por unas colinas que recuerdan a un decorado cinematográfico. Mientras Thompson mantenía el tipo a pesar de su inexperiencia, Rahm lo pasó mal también en el 14 y tuvo que sacarse un putt de auténtico prestidigitador para mantener a raya a su adversario. Sacó el puño para celebrarlo. Llegaron empatados al 15. El de Barrika lo gestionó de maravilla, pero el hoyo escupió literalmente la bola cuando ya celebraba un birdie que le hubiera dado medio torneo.

Había que seguir el pulso con un contrincante que no tenía nada que perder y demostrar que ahora mismo hay pocos golfistas capaces de ganarle. Lo logró en el 16 con un putt de más de tres metros que le permitió llegar con un impacto de ventaja a las últimas dos banderas. Rahm hizo lo que había que hacer, evitar el fallo y apostar por un juego académico que le garantizara la estabilidad. Era Thompson el que tenía que arriesgar. Los dos firmaron sendos pares en el 17 y en el 18 y el vizcaíno celebró su triunfo mientras los aficionados se rendían a sus pies. Menos 27 en el cómputo global del American Express para demostrar que el mejor Rahm ha venido para quedarse. «Espero que sea uno de esos (años) que comienzo correctamente y obtengo un par de victorias y, con suerte, un título importante», declaró nada más terminar.