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Rahm celebra el triunfo con su caddy Adam Hayes Reuters

El sándwich de Jon Rahm

Da la impresión de que el de Barrika se ha convertido en una máquina de jugar al golf que ya soporta la presión como nadie y cuida con esmero todos los detalles

Martes, 11 de abril 2023, 00:23

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Conozco a muchas personas a las que pasarse cinco horas seguidas viendo golf les parece igual de divertido que sentarse en un parque a ver ... crecer la hierba. Cuando discuto con ellos y les digo que muy pocas retransmisiones deportivas me resultan tan emocionantes como ver a tu golfista preferido con posibilidades de victoria en la última jornada de un gran torneo, me miran extrañados, como si estuviera bromeando. Y cuando les aseguro que, cuanto menos sabes de golf, la emoción es todavía mayor, directamente se ríen. No entienden que la ignorancia de un deporte, más allá por supuesto del conocimiento de sus reglas básicas y de sus ídolos y liturgias más sagradas, pueda añadir pasión al que lo contempla.

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