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Álava puede desvelar este sábado la identidad de otro equipo de la provincia en la próxima edición de Tercera RFEF, el quinto peldaño del fútbol ... nacional. A falta de aún cuatro jornadas para el cierre del campeonato en División de Honor, el histórico Aurrera tiene en su mano regresar a categoría nacional dos cursos después de su último descenso. Las cuentas para el equipo rojillo son sencillas: ya que su ventaja respecto al segundo, el San Prudencio, es de diez puntos, si derrota al Mercedarias como visitante (11.30 horas en Zaramaga) podrá celebrar un ascenso labrado desde el inicio de temporada. No hay mejor broche para el 90º aniversario que este año celebra la entidad de Olaranbe.
El justo premio para un bloque que gozó en octubre de la oportunidad de disputar la ronda previa de la Copa del Rey, aunque entonces cayera por la mínima ante el Villamuriel palentino y se quedara a las puertas de enfrentarse a un equipo de Primera. Ha sido uno de los pocos episodios tristes de un curso para enmarcar. Los números avalan su total merecimiento. Ha ganado 19 de los 26 encuentros disputados y solo ha encajado una derrota, como visitante, en la lejana quinta jornada ante el Laudio. Un dominio con puño de hierro ilustrado, por ejemplo, por su última victoria: 10-0 en casa ante un Abetxuko de la zona baja.
Su técnico, Ander Markinez, encuentra rápido los porqués de tan buena temporada. «Es el mérito del grupo», comparte con EL CORREO en las horas previas al partido contra el Mercedarias. «La mayoría son jugadores muy jóvenes que ascendían de juveniles, donde yo ya los tuve la temporada pasada. Pero la mezcla de veteranía y juventud ha sido clave», confirma el técnico. El sentimiento de pertenencia que transmiten sus jugadores también ha hecho mucho en que llegue una victoria tras otra. «Es el hambre que tienen, son casi todos gente de la casa. El 90% de la plantilla viene jugando en el club desde cadetes y juveniles. Es el conocimiento que tienen del sitio y los propios compañeros», expone.
Por eso cree que el desempeño sobre el césped es consecuencia de la química existente entre sus futbolistas. «Hemos sido muy solventes en defensa durante toda la temporada», celebra el entrenador rojillo. Son apenas 15 goles encajados, poco más de uno cada dos partidos. Al hecho de haberle echado el candado a su portería -nadie concede menos- han sumado una no menos notable capacidad anotadora: 75 goles (casi tres por encuentro) que también le sitúan a la cabeza de la competición en esa faceta.
Esa oleada de elementos a su favor explica que plantilla y cuerpo técnico lleguen a la cita que puede ser decisiva «con más ganas que nervios». El hecho de que aún les queden otros tres encuentros más en casa si no logran el triunfo -aunque también les podría valer algún pinchazo de los rivales- también ha dado tranquilidad al grupo. Son sabedores de que si mantienen el nivel el ascenso no se les puede escapar. Además, el equipo llega en plenitud al duelo. «Tenemos sensaciones muy positivas, llegamos con la plantilla al completo y en una dinámica muy buena», confirma el entrenador.
Pocos escenarios mejores para celebrar el nonagésimo cumpleaños de la entidad. Ahora el Aurrera quiere dar el último paso. «El objetivo era intentar lograr el ascenso. No pensábamos que con tantas jornadas de antelación. Hemos hecho buena temporada», sentencia Markinez.
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