La Roja se maneja mejor en el vértigo que en la calma
La selección de Luis de la Fuente sólo encontróa Nico Williams en la primera mitad y mostró falta de experiencia para manejarse en ventaja
España no pudo sumar un nuevo título a su palmarés en un encuentro en el que al combinado que entrena Luis de la Fuente le ... faltó esa frescura en ataque que demostró ante Francia y ese poso que se gana desde la experiencia para cerrar los encuentros. Las grandes finales se deciden por pequeños detalles y eso es lo que condenó a España, siempre competitiva de la mano del seleccionador de Haro pero con problemas frente a una Portugal que demostró haber estudiado bien a La Roja.
Si frente a Francia en semifinales España triunfó en el caos, anoche la final fue otra cosa. Un duelo muy diferente, mucho más posicional, donde Roberto Martínez fue poniendo ladrillos de contención a medida que avanzó el encuentro para terminar por desdibujar a la selección, que fue perdiendo su identidad a medida que el reloj avanzó hacia la prórroga y los penaltis.
Porque España empezó con las ideas claras. En la primera parte, el juego se volcó por la banda izquierda de Nico Williams, mucho más activo y presente que Lamine Yamal por la derecha. De la mano del extremo del Athletic llegó la primera oportunidad clara del encuentro, una acción donde el rojiblanco se escapó de su par y vio desmarcado a un Pedri cuyo remate, muy tocado, se marchó fuera. Dos minutos después el pequeño de los Williams volvió a aparecer con una jugada marca de la casa. Una conducción de fuera hacia el centro del área y un remate en parábola que se fue muy cerca de la escuadra.
Fueron los mejores momentos de la selección española, pero Roberto Martínez comenzó a mover piezas para tapar agujeros y una de sus primeras medidas fue una vigilancia cercana a Nico. De hecho, amontonó jugadores en las bandas y poco a poco logró que España fuera perdiendo incidencia con sus dos futbolistas más desequilibrantes. Pese a todo, la selección tiene recursos muy importantes en ataque para sacar petróleo de sus acciones. Y uno de ellos es Mikel Oyarzabal, un futbolista determinante para Luis de la Fuente. Si frente a Francia se encargó de dar las asistencias de los dos primeros goles, anoche estuvo presente en el gol de Zubimendi y se las apañó para romper a la defensa de Portugal y marcar el 2-1.
Al inicio de la segunda parte, el seleccionador de Portugal hizo otra modificación importante. Semedo⬆entró en el campo️por João Neves y Ruben Neves⬆por Conceição, un doble cambio que dio mucha más solidez a los lusos. Además se encontró con la ayuda inesperada de España, que empezó a jugar a algo a lo que todavía no sabe una selección tan joven y alegre como la de Luis de la Fuente. Contemporizar el partido es algo que todavía no domina, al punto de que se olvidó de atacar y permitió que Portugal cada vez estuviera más cerca de Simón hasta lograr el empate.
Salió cruz
Quedó claro que España vive mejor en el vértigo, en las transiciones rápidas y en la ruptura por los extremos, pero para cuando lo quiso recordar ya era tarde porque Portugal había empatado la final y ya faltaba el aliento, algo lógico teniendo en cuenta que ayer era 8 de junio y que los futbolistas han terminado agotados tras un calendario eterno.
España lo siguió intentando, pero con Lamine Yamal y Nico Williams fuera del partido, pocas formas había de sorprender a una Portugal muy cómoda con el desarrollo de la final. A La Roja le salvaba el criterio de Martín Zubimendi, que hizo un partido muy completo con su visión de juego y sus rupturas por dentro, pero no fue suficiente. Y en la moneda de los penaltis tocó cruz.
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