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Eurocopa 2020/2021

Devoradora Alemania

La presión sobre Joachim Low se convierte en un festival de fútbol y goles de su selección

PEDRO M. CAMPOS DUBÓN

Domingo, 20 de junio 2021, 11:18

«Devórame otra vez». Es la canción de cuna de Cristiano Ronaldo. La melodía de Lalo Rodríguez es melodía para sus oídos. Ha reventado todos los récords posibles. Y si hubiera más, también lo haría. Pero en esta época de descubrimientos farmacéuticos, el portugués se topó con su antídoto. Un equipo voraz. Un martillo pilón. Alemania. La Alemania de Joachim Low. El hombre tranquilo. La derrota frente a Francia dejaba comprometida a la Mannschaft. Todo un país ejercía un presión insostenible sobre el técnico. Pero alguien no está tres lustros al frente de la campeona mundial por su cara bonita. Le pedían cambios en la alineación, también de sistema. ¿Cómo puede ser que mantenga a Kimmich en el lateral derecho cuando en el Bayern ha ejercido de maestro en la sala de máquinas? ¿Seguirá sin un delantero centro nato? En el banquillo se siente como en su casa: sin estrés y nada agitado. Y eso que en el segundo partido de la Eurocopa se topaba con el actual campeón del torneo. Nada le afectó. Mantuvo el equipo, enmendó esos pequeños desajustes que lució ante Francia e hizo sentir a sus futbolistas que son capaces de todo. Baño al grupo de Cristiano. Presión traducida en contundencia.

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La memoria en el fútbol es efímera. Con Low se llegó al cielo, pero el desastre de la última Copa del Mundo en Rusia le maldijo. Tanto que la Federación de Alemania ya le buscó sustituto. Con 61 años pondrá punto final a su descomunal ciclo con la selección. Le sustituirá Hansi Flick, el también glotón de títulos, en este caso con el Bayern. Quien pensara que las críticas iban a hacer cambiar a Low es porque no es de este mundo. El entrenador ha vivido en la cima del mundo. A nivel deportivo y emocional. En 2003 ascendió el pico más alto de África. En la cima del Kilimanjaro sintió que había llegado al límite tanto física como mentalmente pero tras ese momento de crisis sintió una sensación de felicidad. «Cualquier cosa es posible en este mundo», dijo. Lo que rodea el mundo ya no le presiona. Sigue su camino. Le dio resultado. Y eso que Portugal se adelantó en el marcador. Pero el día de Alemania. El regreso de la insaciable selección germana.

Era cuestión de convencer a sus futbolistas. Como hizo con Goetze en Brasil. «Muéstrale al mundo que eres mejor que Messi y puedes decidir el partido», le dijo al menudo futbolista del Bayern y del Borussia. ¿Recuerdan lo que pasó? Gol del delantero en el minuto 113 para darle el título a Alemania. Low lo había dejado en el banquillo de inicio, pero tal era su confianza que cuando saltó al campo se sintió como el crack argentino del Barça. Así ha actuado estos días con su gente. Retirarles las apreturas y abrirles a desplegar su fútbol, ese juego directo y mortal. Sin florituras, sin la búsqueda del juego horizontal, sin especular. Con Kroos de maitre y con tres medias puntas en ataque. Los delanteros centro natos tendrán que ganárselo. Y eso que tras el choque ante Francia reconoció que al equipo le faltó contundencia. «Tenemos que trabajar eso», dijo Low. Vaya que si lo hicieron. Porque de lo demás estaba satisfecho. Le encantó la mordiente que ofreció y la victoria en los duelos individuales. La actitud de los jugadores era la adecuada a falta de solucionar el desarreglo del gol. Porque los torneos cortos son muy traicioneros y cualquier mal paso te condena.

Y si las grandes figuras del equipo se dibujan en gris, siempre hay alguna aparición en el prolífico mercado alemán de futbolistas. La gran aparición frente a Alemania fue Gosens. Con ese sistema de Low de tres centrales y dos carrileros, la gente de la banda es imprescindible. Por la derecha el delicioso Kimmick y por la izquierda el hasta ahora desconocido Gosens. Hola. Ya me conocen. El jugador del Atalanta hizo el partido de su vida. Le anularon un gol acrobático, participó en dos que sí fueron legales y anotó otro. Fue el hilo conductor del equipo para la victoria ante Portugal que concede todo el crédito que sólo unos osados se habían atrevido a restarle a Alemania.

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