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Steff Cras busca acabar la Itzulia entre los diez primeros un año después de una caída en la que temió por su vida Total Energies
La terapia de choque de Steff Cras: «Vuelvo a la Itzulia para olvidar»

La terapia de choque de Steff Cras: «Vuelvo a la Itzulia para olvidar»

El belga afincado en Fuengirola es el único de los heridos de gravedad del año pasado presente de nuevo en la carrera. «Fue tan intenso que ahora lo tengo confuso»

Iván Benito

Miércoles, 9 de abril 2025, 00:20

Steff Cras vive de casualidad. En febrero celebró los 29 años que llegó a pensar que cumpliría. Un delirio. El belga es el ciclista menos popular de los que pudo morir en la terrible caída de la Itzulia 2024. Vingegaard, Jay Vine y él. Todos han declarado que su vida estuvo cerca de detenerse en la curva a derechas, maldita, del descenso de Olaeta. En 20 centímetros midió su suerte el corredor del Total Energies. Se quedó acurrucado en la acequia de la cuneta, en postura fetal. Volvió a nacer.

Estuvo un rato sin poder respirar. Con solo un pulmón en funcionamiento. Logró acomodarse. «Me vi luego y parecía como si estuviera en una bañera», bromeó un tiempo después. Quiere borrar todo lo que parezca un trauma. «¡Buaaah!», brama cuando se le pregunta ahora cómo recuerda la caída. «Fue todo tan intenso que, en realidad, ahora lo tengo como confuso. No sé muy bien lo que pasó antes de llegar al hospital». Vingegaard y Vine fueron trasladados a Txagorritxu, el hospital de Vitoria, el más cercano. «Estaba lleno y a mí me llevaron a San Sebastián». Una semana ingresado con un pulmón perforado, dos costillas fracturadas, ocho apófisis transversas rotas (los trozos de hueso cortos y salientes de la vértebra).

Los días después no fueron mejores. «Durante casi un mes tenía que dormir en silla de ruedas. Me resultaba más cómodo», reconoció. Algo parecido a un infierno. Una batalla contra la advertencia de Dante. «Abandoné toda esperanza quien aquí entre», escribió en el averno. Cras impuso su ilusión. Volvió a lo grande. A tiempo para correr el Tour. Y acabarlo. «No fue un periodo agradable, pero lo superé».

Un año después, el belga nacido en Geel, es el único 'superviviente' en la participación de la Itzulia. Solo él se ha atrevido a afrontar una carrera que le hizo daño. «Lo hago porque quiero que vuelvan las vibraciones buenas, 'feeling' y sensaciones positivas con el País Vasco porque es una parte de España que me gusta y quiero desplazar definitivamente lo malo. Quiero olvidar lo que pasó el año pasado», señala como principal objetivo de su sexta Itzulia. La primera de su nueva vida.

Sus directores no le preguntaron si quería volver. Seleccionan a los ciclistas casi a última hora, para que siempre estén preparados. La fórmula no le gusta al belga, pero aceptó sin renegar el regreso al País Vasco. No tiene secuelas. Cras, cuyo apellido se pronuncia igual que caída en inglés, como le recuerdan con frecuencia, advierte de que no necesitó ayuda psicológica y que se volvió a subir a la bici sin ningún temor. Ha hecho de la terapia de choque es una filosofía de vida. No le ha quedado otra. «Por una cosa o por otra, me he caído mucho la verdad». Solo ha completado dos Itzulias. En 2019, estuvo involucrado en la olvidada carnicería de camino a Estibaliz. Allí se quedaron Enric Mas, Alaphilippe, Thomas y Kwiatkowski, Castroviejo… En la Vuelta abandonó con varias fracturas, en el Tour de 2023 le tiró un espectador...

Sin suerte ni victoria

«A veces es mala suerte, pero también es cuestión de luchar por tu posición. Si no estás en los grandes equipos, tienes que luchar de verdad y entonces los riesgos de caída son mayores», explica el escalador formado en el Lotto. También ha corrido en el filial del BMC y el Katusha, todavía sin estrenar su palmarés. «Tienen que encajar muchas piezas del puzzle, pero creo que lo conseguiré antes de retirarme». Sus mejores resultados son la 11ª posición del 2023 en La Vuelta y la 16ª el año pasado en el Tour. Después de todo, le supo a victoria.

Por suerte, la Itzulia también le ofrece otra oportunidad. «Aquí creo que acabé una vez el 14º (fue 16º en 2022). Ahora quiero un top-10 o estar cerca». Empezó bien en la contrarreloj, a 41 segundos de Schachmann. Pero mañana, en Gaintza y Lazkaomendi, aventura que le tocará sufrir. «Tienen rampas muy empinadas. No soy demasiado explosivo, pero me gusta el terreno y las carreteras de aquí son bonitas», expresa. Se considera un enamorado de la península. Hace dos años decidió mudarse con su pareja a Fuengirola, donde ha comprado una casa. «Principalmente por el clima. Y luego tengo Sierra Nevada al lado para concentrarme en altitud. Para mí es un lugar ideal también porque me permite desconectar del ciclismo. No estar siempre ocupado. Allí hay tantos ciclistas como en Calpe o Alicante, así que es bastante mejor», considera. Al sol le es más fácil olvidar, como en lo que va de Itzulia.

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