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La boxeadora inglesa en los Juegos de Río con el segundo oro olímpico de su carrera. E.P.

El repentino adiós de la primera mujer en lograr un oro olímpico en boxeo: «Un golpe más podría dejarme ciega»

La británica Nicola Adams ha colgado los guantes a los 37 años por el temor a sufrir «daños irreparables» en uno de sus ojos

Miércoles, 6 de noviembre 2019, 14:39

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Hay deportes más o menos extremos, en los que además de poner tu cuerpo al límite por el sobresfuerzo que exige, también se superan barreras en lo físico, que llegan incluso a poner en riesgo la propia integridad de la persona que lo practica. Eso sucede en el boxeo, en el que un golpe de un adversario puede llegar a ser mortal. Precisamente para evitar que uno de ellos le produzca «daños irreparables» en su visión, tras haber recibido innumerables más en la zona, la británica Nicola Adams, la primera mujer en lograr un oro olímpico en boxeo (Londres 2012) ha colgado los guantes a los 37 años.

Lo ha confesado en una carta abierta que ha enviado a su periódico local, el Yorkshire Evening Post, y que ha salido publicada este mismo miércoles, en la que revela que de continuar con su carrera en el ring se arriesgaría a sufrir lesiones graves. «Me han informado de que cualquier impacto adicional en mi ojo probablemente conduciría a daños irreparables y pérdida permanente de la visión», asegura, reconociendo que todo su esfuerzo y sus logros le ha terminado pasando factura a su cuerpo.

La luchadora inglesa revalidó el título olímpico en los Juegos de Río en 2016, y entre sus objetivos hace apenas unos meses estaba el poder colgarse el tercer oro en Tokio. Un sueño que la actual campeona mundial de peso mosca no podrá cumplir, por temor a perder mucho más que un título. Ahora se retira con un récord profesional invicto de cinco victorias y un empate. «Me siento inmensamente honrada de haber representado a mi país, y de ganar un par de medallas de oro olímpicas y el cinturón del campeonato de la OMB, pero además de los dolores y las molestias, un golpe más podría dejarme sin visión«.

Una decisión que pese a todo no le ha resultado fácil tomar. «Colgar los guantes siempre es difícil pero por otra parte me siento muy afortunada y estoy inmensamente orgullosa de lo lejos que he llegado en el deporte. Sin mi maravilloso equipo, sin su aliento y comprensión, no sería la luchadora que he sido. Lo que me han enseñado van más allá del ring. Ha sido un privilegio luchar contra atletas tan notables a lo largo de estos años«.

Se inició siendo una niña

Nicola Adams se adentró en este deporte tan masculinizado, que no fue olímpico para ellas hasta esta misma década, siendo una niña, después de participar una clase cuando acompañaba a su madre al gimnasio. A los 12 años disputó su primer combate. «Después de ver a grandes como Ali o Tyson esto se convirtió en una intensa pasión para mí y ganar esa primera pelea consolidó mi decisión de perseguir mis sueños», recuerda. «Encontrar a oponentes en mi categoría fue duro, más desafiante de lo que pensaba«, asegura, debido a la falta de chicas en el ring.

En 2001 se convirtió en la primera boxeadora en representar a Inglaterra. Su fama empezó a ir en aumento hasta que llegaron los Juegos de Londres, donde ante su público se coronó como toda una estrella en su país, al derrotar en el duelo final a la que por entonces era la número 1 del mundo, la china Ren Cancan, en un pabellón abarrotado. A partir de ahí las victorias y las medallas en otros campeonatos destacados no dejaron de caer de su lado, antes de convertirse en 2016 en Río de Janeiro en el primer deportista británico en retener un título de boxeo olímpico desde 1924.

A sus 37 años podría seguir haciendo historia. Ganas no le faltan, ni tampoco coraje y valentía, pero las duras batallas, tanto las ganadas como las perdidas, le han terminado pasando factura.

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