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Viernes, 18 de enero 2019, 16:14
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La historia de la ultracorredora británica Jasmin Paris está dando la vuelta al mundo y no es para menos. Y es que se ha convertido en la primera mujer en ganar la Montane Spine Race, una de las más duras de resistencia de Europa. Por si fuera poco, lo ha hecho pulverizando todos los tiempos y mientras paraba en los puntos de control para extraerse leche para su hija de 14 meses.
Los 431 kilómetros de la prueba -que comenzó el domingo por la mañana- la llevaron desde Derbyshire, en el centro de Inglaterra, hasta la frontera con Escocia. Paris ha recorrido semejante distancia en 83 horas, 12 minutos y 23 segundo, batiendo el récord anterior, en manos de un hombre, 12 horas.
«Mentalmente será algo complicado pero, por otro lado, tengo la mejor motivación para llegar al final en Kirk Yetholm lo más rápido posible», había escrito en el blog de uno de sus patrocinadores antes de la prueba. Solo se habían separado un par de veces. Cuando se planteó hacer esta dura carrera, Paris pensaba que ya no tendría que amamantar a su hija; pero, según Runner's World, un catarro antes de las Navidades impidió que pudiese destetarla. Así que durante la prueba, la deportista tuvo que parar en los puestos de avituallamiento, donde se reunía con su marido y, con un sacaleches, se extraía leche para su pequeña Rowan.
«Rowan estaba muy desconcertada al verme en la línea de meta y ha sido muy pegajosa hoy, como si pensara que podría volver a marcharme», confesó Paris a ABC News nada más acabar la carrera.
Jasmin Paris consigue la victoria absoluta (♀️♂️) y el récord también absoluto en The Spine Race 2019, uno de los ultratrails más duros del mundo, bajando el récord de la prueba en más de 12 horas.
— Run4Fun (@_r4fun_) 17 de enero de 2019
🕛83h12′.
🏃♀️430 km.
📈13000 m de desnivel positivo. pic.twitter.com/lS1mYfU4ax
Paris sabía que no iba a ser fácil conseguir la victoria, pero estaba dispuesta a intentarlo. Por eso, la británica, de 35 años, estuvo en los puestos de cabeza desde el inicio. Junto al irlandés Eoith Keith y al español Eugeni Roselló marcaron un ritmo endiablado que el resto no pudo seguir y abrieron brecha. Keith, que había ganado esta prueba en 2016 batiendo el récord con 95 horas y 17 minutos, fue el primero en mostrar signos de debilidad. La agotadora carrera se convirtió entonces en cosa de dos, un duelo entre la británica y el español. Fue tan dura, que la ganadora reconoció a Runner's World que solo durmió tres horas en más de tres días de competición y acabó teniendo alucinaciones. «Deliré con un cerdo, con árboles que se estaban haciendo estiramientos e incluso veía una casa donde no había nada. Era consciente de que estaba superando mis límites y sabía que eso podía suceder. Ha sido una experiencia de vida y me llevará un par de semanas recuperarme del esfuerzo», afirmó.
«Es realmente duro. Dos tercios de la prueba está oscuro y es completamente diferente de cualquier carrera que haya corrido antes porque es sin parar. Tienes todo el desafío de cuándo dormir y eso se vuelve muy táctico, y luego te quedas sin sueño», explicó.
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