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Begoña Garrido, minutos antes del combate. E. C.
Begoña Garrido, una guerrera de acero
'Campeona de la Semana'

Begoña Garrido, una guerrera de acero

La tiradora bilbaína mantiene su reinado en la esgrima tras hacerse con el oro en el Torneo de la Virgen de San Lorenzo, en Valladolid. En noviembre disputará la Copa del Mundo. «Voy cargada de optimismo», confiesa

Lunes, 30 de septiembre 2019, 21:44

En 2015 a Begoña Garrido le cambió la vida. De pronto, en su cuerpo comenzaron a aparecer varios quistes cancerosos. «Poco a poco me iban comiendo». Hasta que esos tumores 'atacaron' su espalda, su columna vertebral. Un último golpe que le acarrearía la pérdida del 59% de la movilidad. La fatalidad se ensañó con una deportista que en esos momentos era apodada 'la reina de la velocidad', puesto que ganaba con suma facilidad las pruebas de 60, 100, 200 y 400 metros de atletismo. Pero Garrido es una luchadora de otra pasta y lejos de amilanarse tomó la espada de la esgrima en la modalidad de silla de ruedas para continuar forjando su imperio. Una guerrera de acero que no deja de acumular oros. El último, este pasado fin de semana en el Torneo de la Virgen de San Lorenzo, en Valladolid. El siguiente, quién sabe, la Copa del Mundo de esgrima que se disputará en noviembre en Ámsterdam, Holanda.

Por lo pronto, se presentará en la cita internacional con «buenas sensaciones» después de subirse a lo más alto del cajón el domingo. «Gané los cinco pules que disputé y los tres enfrentamientos directos», loa la ganadora del torneo que organizó su propio equipo, el Valladolid Club de Esgrima, por su 30 aniversario. Y, como marcan sus propias tradiciones, tomó un café con leche y unos torreznos para celebrarlo. «Siempre que gano lo hago, son costumbres. Mis compañeros lo hacen con cerveza, pero yo no bebo alcohol, soy una deportista, por lo que solo me queda el agua o el café», bromea. Esa prueba, además, contó con un ingrediente extra, la participación de varios militares. «Tienen un nivel alto, pero les cuesta adaptarse a la silla de ruedas», señala como su 'tendón de aquiles'.

«En el día a día no uso la silla de ruedas porque sentarme sería rendirme»

Begoña Garrido

Y junto a la emoción por hacerse con el oro Garrido recibió un mensaje especial. «Me habló el seleccionador para darme la enhorabuena», recuerda la deportista, después de pasar por 'boxes'. «Se me inflamó el nudillo después de los golpes. A pesar de ello me puse el guante y seguí luchando. Ahora toca rehabilitación». EL CORREO quiere destacar a Begoña Garrido como 'Campeona de la Semana' por su ejemplarizante lucha de superación. «Me hace ilusión que desde fuera se reconozca a una deportista de casa. Es un orgullo para mí», agradece la bilbaína, que abandonó la capital vizcaína por motivos familiares. Se asentó en Valladolid, aunque sin olvidar sus raíces. «Soy muy vasca. Y como buena vasca, nunca me rindo», ríe.

Entrenamientos de 9 horas

Esa mentalidad le ha acompañado en los cuatro años que lleva en la esgrima, en los que siempre ha ganado el Campeonato de España en las disciplinas de sable, espada y florete. Vamos, que el oro nacional no conoce otro nombre que el de Begoña. «Siempre que compito persigo la victoria», confiesa antes de encarar la cita internacional. Llega en un momento óptimo. Aunque, detrás se esconden muchas horas de sudor. «Me fui quince días a Torremolinos para continuar mi preparación de cara al Mundial (se disputó del 20 al 22 de septiembre en Cheongju, Corea) junto con el seleccionador. Entrenamos nueve horas diarias, empezábamos a las nueve y terminábamos a las nueve, con un pequeño parón para comer y para echar una siesta. No pisé ni la playa», ríe.

Un esfuerzo que le trajo sus frutos. «Terminé en el puesto 18 de 40, mucho mejor de lo que esperaba», celebra la bilbaína que se adentró en el mundo de la esgrima animada por una compañera de gimnasio que ya lo practicaba. Y a pesar de que el campeonato mundialista comenzó de la mejor manera, «gané cuatro pules, cuando nos conformábamos con dos», en los cruces directos la suerte no acompañó a Garrido. «Me enfrenté a una tiradora de gran nivel ante la que nada pude hacer», se lamenta.

Es por ello que ahora «voy a rezarle a la Virgen de Begoña para que en la Copa del Mundo tenga más suerte en los cruces». Con su espada ya ha marcado un objetivo: «El octavo puesto». Aunque, nunca descarta mejorar ese registro, ya saben, es «cabezona». Una mentalidad que es su seña de identidad y que le ha acompañado a lo largo de su vida. Porque, en su día a día también pelea contra la discapacidad. «Nunca uso la silla de ruedas, porque sentarme sería rendirme. No uso ni el ascensor, prefiero subir o bajar por las escaleras», confiesa. También le ha ganado la batalla en el ámbito laboral, donde sigue trabajando sin utilizar apoyos, únicamente el bastón cuando llueve. De otra pasta.

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