Las mujeres deportistas, poco a poco esculpidas en bronce

Las estatuas siguen siendo eminentemente masculinas alrededor del mundo, poco importa la profesión de quienes las protagonicen. En el caso de las deportistas femeninas esta forma de reconocimiento es todavía menos común, pero cada vez más campeonas son inmortalizadas en bronce o piedra por sus logros. Buena parte de estas obras se encuentran en Australia -Melbourne cuenta con al menos tres-, Reino Unido y Suecia, donde incluso cuentan con su propio galardón anual para la mejor futbolista. El deporte rey también lo es con los cinceles, pero las atletas les siguen de cerca. No obstante, las mujeres siguen teniendo que esforzarse más que sus compañeros para llegar a recibir estos homenajes, buena parte de los cuales no han llegado hasta esta última década. Algunas, incluso, han tenido que ser testigo de cómo la representación de su imagen ha resultado vandalizada.

La británica Mary Peters, especializada en pentatlón y campeona olímpica que logró hacerse con el oro en esta prueba en los Juegos de Munich 1972, recibió un bonito homenaje por parte de su ciudad de adopción en 2013. Junto a la inauguración de la pista de atletismo que lleva su mismo nombre, la Mary Peters track, el Ayuntamiento de Belfast decidó dedicarle una estatua de bronce en la que aparece celebrando su logro. Miembro de la Orden del imperio británico, logró varios metales en juegos de la Commonwealth. A sus 80 años continúa dando entrevistas y acaba de publicar un libro autobiográfico.

Laura Geitz fue la capitana del equipo nacional australiano de balonred y jugadora de los Queensland Firebirds. Antes de retirarse, la deportista de 32 años ganó numerosos premios como la medalla de plata de los juegos de la Commonwealth 2010, el oro en el Campeonato del mundo de balonred 2011 y otro oro como capitana en los juegos de la Commonwealth 2014, entre otros. En 2017 la ciudad de Brisbane, en Queensland, la inmortalizó en bronce a las puertas de su estadio. Dos años más tarde la estatua fue recolocada en el Queensland State Netball Centre, al sur de la ciudad. «Espero que inspire y atraiga a más jugadoras y fans», dijo Geitz entonces.

Si una foto de la jugadora de fútbol australiano y boxeadora Tayla Harris en plena jugada levantó ampollas y suscitó todo tipo de comentarios machistas a principios de 2019, desde otoño la Federation Square de Melbourne luce la misma pose en bronce. La réplica de la ya icónica fotografía tomada por Michael C. Willson es una celebración del deporte femenino, y la joven de 22 años se siente orgullosa de ella. «Esta estatua representa más que una patada, simboliza un punto de inflexión para el cambio y el rechazo al acoso online y recuerda que las mujeres y niñas merecemos estas oportunidades», afirmó en su cuenta de Twitter.

La atleta australiana Betty Cuthbert nació en 1938 y logró cuatro medallas de oro olímpicas en pruebas de velocidad, lo que le valió el sobrenombre de 'Golden girl' o chica de oro por parte de sus compatriotas. Con sólo 18 años batió el record mundial de 200 metros lisos con 23,2 segundos, logró tres metales de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956. Una lesión le obligó a retirarse en Roma 1960, pero regresó en plena forma en Tokio 1964, antes de retirarse. Muy querida y respetada hasta su fallecimiento en 2017, participó en la ceremonia inaugural de Sidney 2000 y portó la antorcha olímpica desde su silla de ruedas. Su estatua se encuentra en el Club de Cricket de Melbourne desde 2013.

Resiliente y determinada, la atleta Shirley Strickland, nacida en 1925, logró un total de siete medallas olímpicas en tres Juegos Olímpicos sucesivos. Su estatua comparte espacio con la de Betty Cuthbert y otros deportistas australianos en Melbourne. Desarrolló su carrera deportiva tras participar en la Segunda Guerra Mundial y formó parte de la delegación de las Olimpiadas de verano de Londres 1948. El resto de su palmarés olímpico lo completó en Helsinki 1952 y Melbourne 1956 tanto en pruebas de velocidad como en vallas. Después confundó el partido Demócrata australiano y se dedicó a la política hasta su fallecimiento en 2004.

Dorothy Round fue inmortalizada en el Priory Park de Dudley, en Worcestershire, la localidad que la vio nacer en 1909. La tenista británica estuvo en activo entre finales de los años 20 y 1950 y cosechó sus mayores logros en la década de los treinta, cuando ganó varios títulos individuales de Wimbledon. También le fue bien en parejas y ganó otros tres en esta modalidad. Durante la Segunda Guerra Mundial jugó en Norteamérica y se convirtió en entrenadora profesional en Canadá y Estados Unidos. Más tarde, tras el conflicto, regresó a Reino Unido y escribió sobre tenis en distintos periódicos.

La primera planta del Museo del Fútbol de Manchester reúne historias de jugadores pioneros y los retos y prejuicios a los que tuvieron que enfrentarse. Desde el pasado verano les acompaña Lily Parr, lateral izquierda que marcó más de 980 goles en 833 partidos durante su carrera de 32 años. Jugaba para Dick, Kerr Ladies, uno de los primeros equipos femenios de Inglaterra, y su carrera comenzó a los 14 años, hacia 1919. Fue aficionada al fútbol y el rugby desde pequeña y se ganó la fama de chutar tan fuerte como cualquier hombre. La suya es la primera estatua de una futbolista erigida en Reino Unido y una de las pocas que existen en el mundo.

Kosovare Asllani, sueca de ascendencia albanesa, fue una de las jugadoras más destacas de su selección en el reciente Mundial de Francia, donde el conjunto nórdico se hizo con el bronce. Asllani jugó 604 minutos en 7 partidos y, además de ser una madridista empedernida, desde el año pasado es una de las estrellas del CD Tacón / Real Madrid. A sus 30 años ha logrado tal relevancia en su país que es la protagonista de tres cómics infantiles y, además, es una de las cuatro futbolistas suecas a las que el pasado verano la Asociación Sueca de Fútbol y Coca Cola homenajearon con sus respectivas estatuas de piedra en una campaña publicitaria en Gotemburgo. Más tarde, su escultura fue trasladada a Vimmerby, la pequeña ciudad donde empezó su carrera e incluso tiene un campo con su nombre, 'Asllani Court'.

Pese a que recibió el mismo homenaje que Kosovare Asllani, Caroline Seger y Hedvig Lindahl, la sueca Nilla Fischer, defensa en el Wolfsburgo de la Bundesliga alemana, no tardó en quedarse sin estatua debido a la intolerancia. En 2014 fue nombrada tercera mejor jugadora del año de Europa por la UEFA, y ganó la plata con Suecia en Río de Janeiro 2016. Este homenaje fue trasladado a Linköping, ciudad en la que jugó en 2012, pero la futbolista de 35 años tuvo que ver desaparecer su estatua en menos de un mes después de que sufriera un ataque vandálico y la destruyeran desplazándola de su base. «Ser una mujer que juega al fútbol y ser una mujer lesbiana provoca mucho odio», había afirmado Fischer, abiertamente homosexual, un año antes en una entrevista. Los responsables de la campaña se comprometieron a restaurarla.

«El ataque a la estatua de Fischer demuestra que esta iniciativa era totalmente necesaria», dijo Caroline Seger, capitana de la selección sueca de fútbol, a la prensa tras el ataque sufrido por su compañera de selección. La centrocampista del FC Rosengård, también lesbiana, no tardó en sufrir un acto vandálico parecido y, apenas un mes más tarde, su estatua también fue vandalizada y perdió el brazo izquierdo en Helsingborg, su ciudad natal. A sus 35 años ha jugado en Estados Unidos y en equipos como el Paris Saint-Germain y el Olympique de Lyon. «Da igual el tiempo que dediquéis a destruir, vandalizar y odiar, nunca ganaréis», prometió Seger a sus detractores. «Quienes luchamos y allanamos el camino para las generaciones futuras no cesaremos hasta que comprendáis que todos somos iguales», añadió. El brazo fue reparado poco después.

Hedvig Lindahl también es sueca y, al igual que Nilla Fischer, juega en el Wolfsburgo y también forma parte de la liga alemana, esta vez como portera. Antes de cambiar de país la deportista de 36 años jugó en varios clubes suecos y tuvo una experiencia en el Chelsea. Desde su debut internacional en 2002, Lindahl ha participado en más de 115 partidos internacionales con la selección sueca y fue la portera sueca del año en 2004, 2005, 2009, 2014 y 2015. Entre sus galardones también cuenta con el Diamantbollen de 2015, el premio que su país otorga a la mejor futbolista del año. Al igual que Fischer, fue artífice de la plata que Suecia ganó en Río de Janeiro 2016. Su estatua se trasladó de Gotemburgo a Marmorbyn, la pequeña localidad de 300 habitantes en la que se crió.