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Los pies de una gimnasta en plena actuación en unos Juegos Olímpicos. REUTERS

Golpes, tocamientos, obligadas a entrenar con huesos rotos... Un duro informe confirma graves abusos a gimnastas británicas

Más de 400 duros testimonios reflejan el calvario sufrido por las deportistas entre 2008 y 2020, con el fin de sumar medallas olímpicas

LAURA GONZÁLEZ

Viernes, 17 de junio 2022, 15:06

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Un año y medio después de que varias exgimnastas de alto nivel denunciaran por abuso a la federación inglesa, un duro informe acaba de confirmar ese horror vivido por las gimnastas británicas, que duró hasta hace apenas unos años, de 2008 a 2020. Vejaciones de todo tipo, entre las que también se incluyen abusos sexuales, reflejados en más de 400 desgarradores testimonios, en los que se constata que no había ningún control y que todo valía en la búsqueda del éxito y las medallas olímpicas.

Resulta curioso comprobar como antes de los Juegos de Pekín, en 2008, la gimnasia británica solo había logrado tres podios. Después de esa fecha, sumaron 15 medallas. Una gloria que alcanzaron a base de torturar prácticamente a sus jóvenes representantes, como denunció Amy Tynkler, bronce en suelo en los Juegos de Río de Janeiro en 2016. Unas malas prácticas silenciadas en aquel momento que empezaron a ser destapadas tras el estreno del documental 'Athlete A', de Netflix, en el que se relataba el horror vivido en manos del médico de la federación de Estados Unidos, Larry Nassar quien terminó siendo condenado a más de 200 años de prisión, tras abusar de unas 500 deportistas.

Según refleja la resolución del informe independiente encargado por el Gobierno de Reino Unido en agosto de 2020, y realizado por la jurista Anne Whyte, con estatus honorífico de Consejera de la Reina (QC), las gimnastas británicas fueron objeto de un «abuso físico y mental generalizado, y sistemático durante años». En las más de 300 páginas de este demoledor escrito, se indica y se constata que las víctimas sufrieron además de golpes, entrenamientos inapropiados cuando estaban lesionadas, sesiones de numerosas horas sin descanso y prohibiciones de comer, beber o ir al baño, cuando muchas de ellas no habían alcanzado ni los 12 años.

Según refleja el informe, las gimnastas fueron objeto de un «abuso físico y mental generalizado, y sistemático durante años»

en la base y categorías élite

De lo que se extrae tras la investigación, esto era la tónica habitual en los entrenamientos tanto en la base como en las categorías de élite. Mientras la federación se embolsaba más de 30 millones de libras esterlinas, quienes defendían su país con los movimientos de su propio cuerpo eran vejadas y ridiculizadas a diario, sin que nadie pusiera freno a los constantes abusos.

Todas eran sometidas a controles de peso exhaustivos y diarios, y también a cacheos, lo que les producía pavor y una sensación de angustia constante. «Escondía comida en mi bolsa de artículos de tocador, envolvía barras de cereales en mis calcetines, en las bragas o debajo del forro de mi maleta, mientras estaba petrificada, viendo entrar a mis entrenadores para revisar nuestras mochilas», cuenta una joven que en aquel momento apenas tenía 18 años.

Solo comían lo que les cabía en la palma de la mano, y muchas de ellas desarrollaron problemas alimentarios y trastornos psicológicos

Según apunta la jurista Anne Whyte, solo les dejaban comer lo que les cabía en la palma de su mano, «incluidas las verduras», y no podían repetir. Constantemente muchas de ellas eran menospreciadas por parte de los técnicos, que insistentemente les llamaban «gordas», delante del resto de sus compañeras. «Pareces una ballena», «tus muslos son repugnantes», recordaban otras, resaltando que habían llegado a sufrir golpes en sus pechos, en pleno desarrollo. Todo esto produjo «un número significativo de relaciones disfuncionales con la comida, el peso y la imagen corporal».

30 denuncias de abuso sexual

Algunas gimnastas fueron atadas a las barras durante varias horas, otras abofeteadas por no estar firmes, con las rodillas completamente rectas, y también arrastradas por el suelo del gimnasio de los brazos. Además, era habitual que les obligaran a entrenar hasta con huesos rotos. «Recibí múltiples denuncias de gimnastas de élite a quienes se les hizo sentir flojas, fracasadas y mentalmente débiles cuando se lesionaban».

Entre todas esas denuncias la jurista encargada del informe recibió 30 de índole sexual. Entre ellas relaciones inapropiadas entre entrenadores y gimnastas, tocamientos, besos como castigo..., pero según apunta, «esto no parecía ser sistemático o tolerado, en la forma en que parece haberlo sido el abuso emocional y físico».

Conocido todo esto, la directora de la federación británica de gimnasia, Sarah Powell, pidió perdón a todas las víctimas. «No nos avergonzaremos de hacer lo que se necesite. Quiero disculparme de todo corazón con las gimnastas que lo han sufrido porque no trabajamos según los estándares que nos fijamos». Su predecesora en el cargo, Jane Allen, retirada a finales de 2020, cuando las deportistas y sus familiares empezaron a destapar estas prácticas, es criticada en el informe por su «falta de liderazgo» y «un fallo total en su organización, por no apreciar la importancia básica del bienestar de las deportistas».

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