El nuevo ciclismo femenino deja fuera al Sopela y al Bizkaia-Durango

Para el Sopela, presidido por Emilio Ramos, es el final de su trayectoria competitiva. «Seguiremos haciendo las carreras, porque no podemos dejar a la base sin competición, pero no sacaremos equipo a la carretera», confirma el dirigente del Sopela. El Bizkaia Durango, dirigido por Agurtzane Elorriaga, sí tiene opciones de seguir, pero debe bajar a un nivel inferior, la categoría nacional. En ese caso, completaría como mucho la Copa de España, pero no recibiría invitaciones para correr las pruebas del World Tour como la Itzulia y la Vuelta a España.

No les ha quedado otra opción. La Federación Española de Ciclismo ya advirtió hace meses a las diferentes estructuras Continentales sobre la norma que la Unión Ciclista Internacional (UCI) va a implantar en 2025 y que en España entrará en vigor ya en 2024. La UCI pretende profesionalizar en la medida de lo posible a los equipos de ese nivel con más medios y mejores condiciones económicas y sociales para las ciclistas. Eso supone mejores sueldos y más inversión, pero complica la supervivencia de las escuadras más modestas. «Es una pena, porque son bloques que llevan muchos años trabajando por el ciclismo femenino, pero hay que reciclarse para la evolución de las corredoras», reconoce Raúl Mena, presidente de la Federación vasca.

La reivindicación de la igualdad en relación al pelotón masculino ha impulsado la nueva reglamentación de la UCI. Algunos clubes se han dado de bruces con la realidad. De tener 150.000 euros de presupuesto se pasa a 500.000. Triplicar los gastos supone para muchos su desaparición. No hay manera de obtener dichos recursos y eso conlleva la toma de decisiones dolorosas. El incremento económico viene dado por los mayores sueldos de las deportistas, el pago de la Seguridad Social de las ciclistas, una mayor flota de vehículos y más estructura a nivel médico y de preparación, entre otros aspectos.

En muchos casos, se plantea la disyuntiva de cumplir con esos requisitos con corredoras recién subidas de la categoría juvenil, ya que no hay una categoría sub'23 propiamente dicha como pasa con los chicos. Y ese salto acaba notándose a nivel competitivo. En carreras de nivel cuesta mucho ver a chicas de primer o segundo año en posiciones delanteras. En citas como la Itzulia, por ejemplo, se miden a rivales del nivel de Demi Vollering o Annemiek Van Vleuten. La diferencia es enorme.

Sin el Sopela y el Bizkaia-Durango, el Laboral Kutxa será el único representante vasco en principio que compita en 2024 en la categoría Continental. Con un buen presupuesto -aspira a dar el salto al World Tour en poco tiempo-, podrá hacer frente a los nuevos requisitos y reforzar su plantilla de cara al siguiente curso.

Otra escuadra con ciertas raíces vascas es el Eneicat de Eneritz Iturriaga. Con equipos de base en Abadiño, aunque con su estructura mayor radicada en León, la excorredora pretende seguir en la carretera en 2024. Sus ciclistas han tenido diferentes éxitos como para que algunas empresas con las que han contactado confíen en su proyecto y pueda continuar.