Conoce a Desirée Vila, la gimnasta reconvertida en atleta paralímpica tras una negligencia médica
Le amputaron una pierna con tan solo 16 años, y ahora sueña con ir a unos Juegos. Pese a su juventud la gallega es todo un ejemplo de fortaleza y superación
Su vida cambió por completo el 26 de febrero de 2015, en un entrenamiento con su equipo, el Club Flic Flac de gimnasia acrobática de Vigo. Una caída le produjo una grave rotura en su pierna derecha. Concretamente se había fracturado la tibia y el peroné. «Se me dobló la rodilla para atrás», explica ella misma, Desirée Vila. En aquel momento la gallega estaba a las puertas del Europeo, pero ya nunca más volvería a hacer piruetas. Fue directa en ambulancia al hospital, donde una semana más tarde le acabaron amputando la pierna, debido a una negligencia médica.
Nada había hecho presagiar ese desenlace, aunque ella misma confiesa que llegó a intuirlo. «Fue muy extraño. Nada más ver a mi padre en el pabellón fue lo primero que le pregunté, que si me la iban a cortar. Había visto que tenía la pierna hecha un desastre. En el hospital no sentía el pie y al final mi mente parecía que me estaba preparando para lo que venía«, declara a este periódico. Por aquel entonces tenía 16 años, y el mundo se le vino encima. En plena adolescencia, en la etapa en la que el físico tiene una enorme importancia, eso era un auténtico mazazo. Al principio no quería salir a la calle, y trataba de evitar a toda costa las miradas lastimeras. «En el primer año ya pude volver un poco a mi vida de antes, al colegio, a caminar...».
Pero sin duda la aparición del atletismo en su vida lo cambió todo. «Fue un punto de inflexión», reconoce. Cuando le colocaron la prótesis deportiva, pensando que por su juventud y por su pasado deportivo podría aprender a correr, como así fue, empezó a ir al gimnasio y a echar carreras en la pista. «Me grababa en vídeos y los subía a las redes. La Federación los vio y me llamaron para que fuera a probar. En España por desgracia no hay muchas personas jóvenes que puedan pagarse una prótesis como la mía«, declara. En su caso, puede afrontar el elevado gasto (70.000 euros, pero hay que cambiarlas tras cinco años de uso, o en caso de rotura) gracias a la indemnización que recibió tras llevar a juicio al traumatólogo que la trató erróneamente, y que ascendió a más de 2 millones de euros.
Precisamente tras la invitación de la Federación de Atletismo fue cuando ella misma reconoce que se empezó a aceptar. «Ya no me importaba ser una persona con discapacidad. Me ayudó mucho conocer a otras personas como yo. Aprendí a entender bien lo que me había pasado y a ser consciente de que había que seguir hacia adelante«. Pronto se unió al equipo, logrando récords y grandes marcas, y ahora uno de sus sueños es poder estar presente en las próximas Paraolimpiadas de Tokio. »Con mi progresión es bastante probable que me clasifique, pero sino tampoco nada, me quedan muchos años y tengo mucho que aprender«. Precisamente esta posibilidad de ir a unos Juegos era algo un tanto complicado con la gimnasia acrobática, ya que no es un deporte reconocido en estos momentos como olímpico. »Siempre había sido como una frustración para las que nos dedicábamos a ello y ahora veo que es una posibilidad para mí«.
Escritora
Y para poder conseguirlo se ha trasladado a Madrid. Ahora mismo reside en el Centro de Alto Rendimiento, desde donde atiende a EL CORREO, compaginando sus entrenamientos con sus estudios de Relaciones Internacionales. «En gimnasia fui campeona gallega, de España, fui a un Mundial..., pero nadie me conocía, no salía en los periódicos. Por desgracia luego la gente supo de mí por la negligencia médica, lo que no me hacía mucha gracia porque es algo negativo, pero ahora creo que se me reconoce más por méritos propios, por superar lo que me pasó«.
Una corta pero intensa vida que ha relatado en un libro que salió ya a la luz en 2018, 'Lo único incurable son las ganas de vivir', una frase que le dijo una enfermera durante su estancia en el hospital y que se le ha quedado marcada a fuego. De hecho, la lleva tatuada en su cuerpo. La obra surgió a raíz de un escrito que elaboró para su psicóloga. «Yo no era capaz a abrirme y la forma más sencilla de aceptar las cosas es siendo consciente de ellas. Cuando lo terminé pensé que podría ser de ayuda para otros». Y así ha sido ya que muchas personas le han escrito para contarles su historia, y cómo su relato les ha ayudado a buscar el lado positivo, y a aferrarse a él.
«Lo importante al final es la actitud, saber adaptarse a lo que viene y aprovecharse de ello»
Además, Desirée da charlas motivacionales y recientemente ha creado un canal de Youtube para estar aún más conectada con la gente. «Lo importante al final es la actitud, saber adaptarse a lo que viene y aprovecharse de ello: ahora tengo esto, me ha tocado estar así y voy a intentar sacarle mejor partido. Hay que aceptar el cambio y buscar las oportunidades que pueda ofrecer».
Como deportista y mujer, Desirée Vila considera que es «una suerte» vivir en la etapa actual, en la que el deporte femenino y adaptado ha dado numerosos pasos adelante. «Antes fue más complicado. Para las personas discapacitadas no había posibilidad de beca, y tampoco de vivir en un CAR. Estoy muy agradecida a todos los que han luchado para que esto sea así, consciente de que aún queda mucho camino por recorrer». Además de contribuir ella misma a que esto sea así, la gallega tiene un objetivo deportivo esta temporada: lograr subirse al podio en salto de longitud en el Mundial que se celebrará en noviembre en Dubai. También seguir transmitiendo su historia para contagiar su energía y sus ganas de vivir.