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Irati Pérez perteneció en sus inicios en este deporte al Beti Aurrera. IGOR MARTÍN

Irati Pérez: «Empezamos entrenando en cemento»

La directora técnica de la entidad de Rivabellosa se centra en formar gimnastas en la provincia

Olga Jiménez

Martes, 26 de noviembre 2019

Irati Pérez es directora técnica del club Ribera Gymnástica y su extensión federada denominada Ignium. Esta vitoriana de 31 años se ha centrado en formar a gimnastas en la provincia alavesa. La localidad de Rivabellosa acoge a más de 170 niñas que han sentido ya la llamada de la rítmica. Nuestra protagonista fue gimnasta del Beti Aurrera hasta los 24, aunque se retiró de la competición con 16, momento en el que empezó a entrenar, su gran pasión.

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–¿En Vitoria se lleva casi en la piel ser gimnasta?

–(Risas). Puede ser. Es un deporte que ha tenido mucha relevancia en la ciudad, con muchas gimnastas vitorianas olímpicas, tres de ellas campeonas en Atlanta 96. El ser referentes y que hayan tenido presencia mediática hace que las niñas se animen.

–¿Lo suyo es vocacional?

–Sí, sin duda. Y gracias a grandes entrenadoras y maestras que he tenido como Ana Alkorta y Marga Armas. Me marcaron mucho y las llevo tatuadas. No solo es entrenar, sino ser personas referentes para esas niñas. Nos implicamos tanto que casi somos su familia.

–Su club Ignium tiene la sede en Rivabellosa, ¿había mucha demanda fuera de Vitoria?

–Siempre. Desde que he podido he dado clases fuera de Vitoria. Con 17 años me fui a Durana. Después en Salvatierra, Araia, Alegría. Un día me llamaron de Miranda de Ebro y empecé a ir los sábados. El problema era que no podíamos traer a las niñas a ninguna gala en Álava ni tampoco en Burgos porque yo tenía licencia vasca y desconocía la competición en Castilla y León. Por eso se nos ocurrió que la mejor solución era crear un club (2011) en Rivabellosa, cerca de Miranda y en territorio alavés de la Ribera Baja: el Ribera Gymnástica. Tenemos niñas de toda la Ribera Baja, que abarcan poblaciones como Armiñón, Treviño, además de muchas de Miranda por cercanía. Este año sacamos la extensión federada de la entidad, denominada Ignium , con un nivel un poco más alto para poder competir en campeonatos nacionales. Ahora mismo estamos 176 niñas. Tengo que agradecer todo el apoyo que recibimos del Ayuntamiento de Rivabellosa y de la Federación alavesa.

–En su caso, ha sido llegar y besar el santo en competición federada con buenos resultados en la última Copa de España

–Tenemos dos niñas que en el individual base han empezado muy fuerte. En la pasada Copa de España en categoría infantil Irati Susaetabengoa logró la séptima posición en la general y cuarta en el Euskalgym donde Miranda Bermejo logró el puesto once. También tenemos dos conjuntos senior y junior absoluto. De ser un club que nace de la nada y que apenas tiene espacios para entrenar a estar compitiendo a alto nivel. ¡Imagínate qué alegría!

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Hija de padres sordos

–¿Qué quiere decir con que apenas tienen espacios para entrenar?

–En Rivabellosa, la federación nos prestó un tapiz. Empezamos sin nada, entrenando en el cemento con lo que eso supone, frío, dolor en pies... Las niñas sufrían mucho. Aquí solo tenemos tres días, y el resto tenemos que alquilar gimnasios de los pueblos de los alrededores. Tampoco son lugares donde poder poner un tapiz de 13x13 sin columnas y un mínimo de 12 metros de altura. Podemos decir que entrenamos donde podemos y donde nos dejan. Tengo que mencionar al equipo de entrenadoras, con Paula Gómez, Rocío Fernández, María Redondo, Patricia Zulueta y otras dos alumnas que acaban de sacarse la titulación.

–¿Cuánto ha influido en su vida el hecho de que sus padres sean sordos?

–Mucho. Mi familia no es nada convencional. Mi objetivo cuando yo era gimnasta era transmitir la música a mis padres a través de la gimnasia y el movimiento. Es la misma situación que ha vivido Carolina Rodríguez. Mi madre fue al colegio con el padre de Carolina, porque son de León. Siempre hemos tenido contacto. Tuve una infancia marcada, pero feliz. Mi padre es montañero, espeleólogo, buceador, ciclista... Acaba de subir el Kilimanjaro. He vivido en la superación constante, en el 'si quieres, puedes'.

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