Winona y Grace, dos actrices «de casi treinta» que rompen mitos en el Arriaga
Ainhoa Artetxe y Graciela Doniz, amigas desde los tres años, abordan las «decepciones vitales» y las esperanzas de su profesión
La complicidad que se respira entre Ainhoa Artetxe y Graciela Doniz, las protagonistas de 'Winona y Grace', viene de lejos. Amigas desde los tres años, « ... de pequeñas jugábamos a disfrazarnos y a hacer vídeos», cuentan. Con catorce se apuntaron a clases de teatro y siguieron estudiando en Madrid antes de unirse a la Compañía Joven de Pabellón 6. Ese «vínculo» se halla muy presente en la obra que está de gira por Euskadi y llegará estos días al Arriaga (mañana en euskera y miércoles 23 en castellano).
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Es un film escénico con el sello de la compañía Khea Ziater, que fusiona códigos teatrales y cinematográficos con una estética muy personal. El director, Alex Gerediaga, se fijó en ellas al verlas actuar en la impactante producción de Pabellón 6 '¿Qué fue de Ana García?' Cuando les planteó iniciar un nuevo proyecto, tenían claro de dónde partir. «Nos preguntó ¿de qué queréis hablar? De tener casi treinta años, ser mujeres y ser actrices». Enseguida se le ocurrió el título. «Nos miró y dijo: Winona y Grace».
Gerediaga dirige y firma la dramaturgia, pero ellas han aportado textos «y documentos muy personales de nuestra vida». También han entrevistado a cerca de treinta actrices, «algunas con un Goya, como Jone Laspiur, y otras que están como nosotras» o siguen buscando una oportunidad. Todas estas vivencias están detrás de la historia de Winona y Grace, que se despiertan en casa de un conocido director de cine después de una noche de fiesta tras la entrega de los Goya.
Precariedad y brillo
Grace, ambiciosa y exigente, acaba de recibir un premio y Winona, de carácter díscolo y decidida a ser actriz, se ha colado en la fiesta a través del catering. En plena resaca, se dan cuenta de que están encerradas en el apartamento y comparten unas horas «que servirán para descubrir y descubrirnos quiénes son».
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Entre las dos «desmitifican» una profesión de la que el público solo percibe el brillo. «Hay pocas oportunidades y una precariedad muy grande, pasas mucho tiempo esperando a que te elijan. Y aunque veas un cartel con tu foto, incluso en el Arriaga, la economía no va tan bien», cuentan desde el instituto en el que imparten un taller en vísperas de la función. El hecho de ser mujer, además, todavía obliga «a encajar en ciertos cánones. O estás delgada o eres la gorda, o eres la chica o la madre de la chica».
«Algunas cosas no las has conseguido y otras no son como esperabas, sientes nostalgia de cuando eras pequeña»
Han trabajado con un material tan personal que les preocupaba «que no llegara a la gente». Pero en el estreno les sorprendió la reacción del público. «Mucha gente se emociona y se siente identificada, no solo de esta profesión». En tono de comedia, y con una trama de ficción dentro de la historia principal, plantean «sueños, expectativas y dolores» muy reconocibles. «La decepción vital de los 30, cuando recuerdas lo que pensabas que ibas a ser a los 18 y los 20. Algunas cosas no las has conseguido y otras no son como esperabas, sientes nostalgia de cuando eras pequeña».
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Del diálogo entre Winona y Grace se desprende, sin embargo, «esperanza y ganas de vivir». Seguro que verlas en escena no desanima a quienes quieran dedicarse a esta profesión.
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