Recuerdo el primer tráiler de 'Stranger Things'. Bastaron dos minutos para que reviviéramos la sensación que nos inundaba cuando abríamos las cajas del videoclub. Había ... aires de 'E.T', de 'El vuelo del navegante', de 'Los Goonies'... Ese corazón ochentero que, más que una época, es un género. Un género cuyo elemento más identificativo es el alma. No sabía explicarlo, pero aquellas películas tenían un significado y una intención que trascendía a la pantalla. Y si hay una firma que representa ese espíritu es Amblin, la productora creada por Steven Spielberg, Kathleen Kennedy y Frank Marshall. Por eso, decir que 'Sweet Tooth' tiene aires de Amblin, son palabras mayores. Palabras mayores y verdaderas.
Un niño con cuernos de ciervo. Un grandullón que le abre camino. Un médico obsesionado con salvar lo que más ama. Una mujer reinventada entre animales. Una niña llamada a liderar donde menos te lo esperas. Y una voz en off, como de cuento de hadas, que te transporta por un universo maravilloso, imposible y, a la vez, muy real. 'Sweet Tooth' es de lo mejor que ha dado Netflix y no entiendo por qué no está todo el mundo hablando de ella. Es absolutamente preciosa. Una aventura que se vive con la inocencia de un niño pero que no trata al espectador con condescendencia ni le esconde el dolor.
Un virus asola el planeta. La gente empieza a usar mascarilla y a guardar distancia de seguridad. Algunos huyen y otros se quedan confinados en sus casas... ¿Les suena? Entiendo que pueda sobrecoger un poco ver esto en pantalla, como si fuera una ficción absoluta. Pero el fondo, lo que quiere contar, merece la pena. Por cierto, una serie basada en el cómic de Jeff Lemire. Y, por si no son muy de cómics, se lo pongo fácil: todo lo que escribe Lemire es una genialidad.
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