Que esa imagen idílica de las amas de casa que tradicionalmente han proyectado la televisión y el cine americanos era falsa lo sabíamos todos, pero ... hemos tardado en abrir ese pastel de un modo adecuado. Posiblemente quien mejor ha explorado esos personajes ha sido 'Mujeres desesperadas', la producción de Marc Cherry que retrataba la depresión y traumas que se escondían tras los fogones de las cocinas burguesas. Herederas de ellas fueron las protagonistas de 'Big Little Lies', damas adineradas con casas estupendas que en realidad eran jaulas en las que estaban condenadas a vivir.
Nicole Kidman se convirtió desde ese momento en productora de títulos que pretendían visibilizar los dramas de las mujeres florero con la intención, por supuesto, de descubrir que detrás de ese apelativo y de esa apariencia se escondían historias tan interesantes como las de un ejecutivo o un 'broker' (por citar dos profesiones). Eso ya lo había demostrado Betty Draper, la esposa perfecta de Don Draper que no soportaba nada de lo que representaba.
Kidman ha vuelto a fijar su mirada en una pequeña comunidad, Wylie, en Texas, para trasladar a la pantalla un crimen real, el que perpetró Candy Montgomery contra Betty Gore. Las dos eran impecables amas de casa, figuras ejemplares de sus vecindarios, asiduas habituales de la iglesia. Pero una terminó asesinando a la otra y, además, de un modo bastante salvaje, a hachazos. ¿Qué sucedió? Es lo que cuenta 'Love and death', estupenda miniserie cuyo último capítulo ya está disponible en HBO desde esta semana, y que más allá de recrearse en los aspectos turbios de este suceso pretende desmitificar las vidas de esas mujeres abnegadas dedicadas a su familia y sus vecinos. Y explorar en sus frustraciones y deseos ocultos.
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