En mi memoria Locomía era un grupo hortera que se puso de moda y aparecía en la televisión de finales de los años ochenta y ... principios de los noventa. Porque en aquella época todavía había programas musicales en la tele, a los que acudían bandas mejores y peores. Pero no he venido aquí a hablar de lo que me gustaba a mí o no en aquella época, sino de lo ignorantes que éramos con lo que sucedía más allá de nuestros propios círculos. No existía internet, no había, por supuesto, redes sociales, por lo que cualquier fenómeno se percibía con distancia y matices.
No he sido consciente de la revolución que trajeron consigo los de los abanicos hasta que no he visto el documental de tres capítulos que ha estrenado Movistar. Desconocía el furor que causaban allá donde fuesen, los llenazos que lograban en festivales importantes como el Viña del Mar, los intereses que generaban a su alrededor. La docuserie producida por Boxfish TV sirve para dar la medida de lo que significó esa formación: una locura que nació en Ibiza, se extendió a toda España y terminó conquistando medio mundo. Y aprovecha para destapar tensiones internas y amenazas exteriores que acabaron dinamitando el grupo. Es un buen ejemplo también de las consecuencias de una ambición desmedida, la del líder y creador de Locomía y la del productor que los convirtió en 'boy band', que no tienen problema en mostrar a la cámara todas sus caras, algunas bastante oscuras.
Es además un retrato estupendo de un tiempo en que España se creía más moderna de lo que realmente era (sirve para desenmascarar falsas nostalgias) y en el que la cultura del pelotazo se extendía a cualquier área, incluida la industria musical y la de los abanicos.
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