Tricicle se despide de la escena, ¿o no?

«Bueeeno. Todo lleva su tiempo. Ahora parece que ha llegado el momento. No es fácil, vale, pero hay que dar el paso, ¿o quizás no?», se pregunta en conversación telefónica Joan Gràcia (Barcelona, 1957), el miembro del trío que se mantiene más en forma. «Mi secreto es la comida. Me da mucha fuerza, el único problema es que me ha salido un granito en la barriga. Lo cual, dicho sea de paso, me favorece en escena. ¡Salta a la vista!». Un detalle que se podrá comprobar a partir del 13 de septiembre en el Teatro Arriaga. Allí estarán hasta el 1 octubre con el show más largo de toda su trayectoria -100 minutos sin intermedio- y un ritmo vertiginoso.

Más de un gag cada 10 segundos les pondrá a prueba, con una selección de los mejores números de los últimos 37 años, desde 'Manicomic' a 'Bits'. Una cuchipanda en toda regla para sus fans y para los amantes de la comedia en general que terminarán relamiéndose de gusto. «Ese es el objetivo. Hemos seleccionado lo mejor de lo mejor. Delicatessen en estado puro». Y lo dice un 'gourmet' -le viene de familia-, que tiene criterio de sobra. No en vano forma parte del equipo que apoya Ópera Samfaina, el espacio gastronómico que ocupa el sótano del Gran Teatre del Liceu de Barcelona.

El papel de 'Un, dos, tres...'

Exempleado de banca, aficionado a la ópera y al diseño, no cabe duda de que Joan Gràcia estaba destinado a dar lo mejor de sí mismo en un grupo como Tricicle. Una compañía de gestos medidos, discretos y también descacharrantes. Muy catalán, en forma y contenido. Quién sabe qué hubiera sido de ellos sin 'Un, dos, tres...'. Entre 1979 y 1981, se habían limitado a trabajar en las salas alternativas del circuito barcelonés.

Poco después de su debut profesional, en el Teatro Villarroel de la Ciudad Condal, Chicho Ibáñez Serrador les dio la oportunidad de sus vidas, de la mano del programa que pegaba todos los viernes al televisor a más de 22 millones de españoles. Los tres jovencitos no defraudaron delante de las cámaras: el gag de 'Soy un truhán, soy un señor' es un número redondo. Eso sí, con una mímica ralentizada, nada que ver con sus montajes más recientes. «Sí, hay que adaptarse al público. ¡Ahora se pide velocidad! Nosotros bebemos del cine, más incluso que del teatro, y eso marca nuestra evolución. Hemos cambiado pero seguimos fieles al humor de la pequeñas cosas. Somos como niños. La risa es nuestra razón de ser. Y muy importante: jamás, jamás nos metemos con nadie».

- ¿Y el puñetazo a Artur Mas?

- ¿Eh?

- En una actuación en el Palau Sant Jordi, en 2004, usted le hizo volar las gafas a Mas (antes de ser president).

- Que yo... Ah, sí, sí... Es verdad. Yo iba de boxeador, dando golpecitos a la gente, y se me fue la mano con él... Ja, ja, no me acordaba. Ahora, en fin, no sé cómo lo vamos a hacer... Habrá gente que esperará que repitamos el número, ja, ja.

- ¿Se enfadó?

- ¿Artur Mas? Noooo, para nada.

- Una vez que se retiren de la escena, ¿qué harán?

- Tenemos muchos proyectos fuera de los escenarios. Igual nos planteamos lanzar un Tricicle de chicas. Estaría bien, ¿no le parece?

- Sí.

- Lo cierto es que no vamos a desaparecer. Tricicle seguirá dando guerra. Ya verán, ya verán.