Vuelve la ópera

El condicional es relevante: si no se tuerce. A día de hoy, el límite del aforo en el Euskalduna (1.500 localidades) deja en 6.000 butacas la oferta máxima de la entidad en las cuatro funciones habituales. En el primero de los títulos serán cinco porque la directiva lo dispuso así en un momento en que el límite era mucho más estricto. Pero si ese aproximadamente 70% del aforo se mantiene, la entidad lírica bilbaína lo notará en sus resultados económicos. Con cuatro funciones, solo podría poner a la venta unas 2.000 butacas. En las últimas temporadas, la demanda se ha situado de media por encima de las 3.500.

Dado que con frecuencia no se puede prolongar la estancia de los artistas y a veces tampoco es viable convertir el ensayo general en función, una pronta recuperación del aforo completo del Euskalduna resulta vital para las cuentas de la ABAO.

Pero vayamos a la parte artística. Y lo que ahí se puede ver es que el programa va del clasicismo al dadaísmo, pasando por el bel canto, el romanticismo y el verismo. Temáticamente, el ciclo transcurre entre la variedad de personajes y escenas de 'Los cuentos de Hoffmann' y la presencia de una única soprano ante el público en 'La voz humana'. Ambos títulos serán además una prueba de fuego para los intérpretes: en el caso de la obra de Offenbach, porque sus principales figuras han de abordar diferentes roles en lo que se considera uno de los retos mayores de cuantos están en el repertorio habitual. En el de la pieza de Poulenc, porque Ainhoa Arteta, sobre cuya voz recae toda la obra, está obligada a salir de su papel física y psicológicamente y, con un breve descanso de media hora, meterse en la piel de Bianca, la protagonista de una historia de amor e infidelidad ambientada en Florencia en el siglo XVI.

Precisamente el programa compuesto por 'Una tragedia florentina' (música de Zemlinsky sobre un libreto que parte de una obra de Oscar Wilde) y 'La voz humana' es la apuesta de mayor riesgo de la temporada. En primer lugar, porque ambas óperas tienen un lenguaje que se aleja del gusto de los aficionados vascos. Además son dos títulos muy infrecuentes en los escenarios. La segunda de ellas apenas entra en el bloque de las cien más representadas en el mundo en las últimas décadas, y la de Zemlinsky está cerca del puesto 200 según los datos de Operabase. Claro que hay otra manera de analizarlo: la ABAO pone a disposición del público dos obras que quizá no tenga otra oportunidad de ver en directo.

Aún más minoritaria es 'Alzira', por lo que debe resultar atractiva también para aficionados de fuera. Con ella, una verdadera rareza, la entidad lírica completa el 'Tutto Verdi', un ciclo que ha puesto a Bilbao en un lugar del mapa destacado para los amantes de la ópera italiana y del genio de Le Roncole en particular.

Mucho más célebres son 'La clemenza di Tito' de Mozart y 'Madame Butterfly' de Puccini, dos valores seguros para compensar el riesgo de otros programas. Y en el concierto anual, dos piezas de Rossini para que no falte la dosis de bel canto: 'Stabat Mater' y 'Giovanna d'Arco'. Esta última es una cantata que de nuevo se interpreta en contadas ocasiones, con lo que se completa un programa con más novedades de las habituales.

En el apartado artístico, brillan de manera muy especial algunos nombres: Jessica Pratt, Ainhoa Arteta, Sergio Escobar, Michael Fabiano, Jorge de León, Ekaterina Semenchuck, Ambrogio Maestri, Daniela Barcellona, Angela Meade, Mariana Pizzolato y María Agresta.

La ópera ha vuelto.