'La vida de Chuck
Elia Barceló
Sábado, 13 de septiembre 2025, 00:02
Cuando un excelente texto literario se convierte en una excelente película es cuando, en mi opinión, se revela en todo su esplendor la magia del ... cine y una entiende –de nuevo– que estamos ante una maravillosa forma de arte.
Llevamos tanto tiempo ya de películas ramplonas, mediocres, remakes de obras que fueron grandes y ahora se 'repescan' lavándoles la cara para ver si hay suerte y consiguen encandilar a las nuevas generaciones, de segundas y terceras partes de cintas pasables que han ido empeorando con cada una de ellas, de guiones absurdos, de efectos especiales de hora y media de duración sin una historia que los sostenga y se sostenga, que, cuando nos encontramos con una buena película la sorpresa nos deja boquiabiertos.
'La vida de Chuck', de Mike Flanagan, basada en una novela corta de Stephen King, es así: no solo buena, excelente. Un gran guion, una estructura original y atrevida, magníficos actores, un tema absolutamente universal –la vida, la muerte, el amor, la pérdida de todo un mundo–, diálogos intensos donde no sobra nada, la sensación que produce de que lo que está pasando en la pantalla nos concierne a todos. Una película emotiva, profunda, con momentos exaltantes, necesaria en estos tiempos en los que sentimos que vivimos en un fin de etapa, que el mundo como lo conocíamos está llegando a su fin.
Lo ideal es ir a verla sabiendo poco de ella, sin haber leído las etiquetas que se le han puesto encima. No es de miedo, no es de ciencia ficción, no es de ningún género preestablecido. Es una historia de seres humanos que nos presenta una alegoría de nuestra propia vida, de la de cualquiera de nosotros y nosotras; es también un homenaje a Walt Whitman y su 'Canto a mí mismo', a los versos quizá más conocidos: «Soy amplio/contengo multitudes» (la escena del niño –Chuck– y su profesora de Literatura es maravillosa); es un canto a la vida, a las matemáticas, a la familia, a la felicidad de bailar y compartir y estar vivo.
Es una de esas raras películas de las que sale uno del cine como iluminado, agradecido, tocado por la magia del arte cinematográfico como por la varita de un hada. Háganme caso y vayan a verla, acompañados a ser posible, para poder seguir disfrutando de lo que han visto al salir de la sala.
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