Un paseo por el Londres de Virginia Woolf
Ruta. ·
Seguimos el rastro de la pionera británica de la literatura moderna, que recorría incansable su ciudad y dejó huella en varios rinconesLourdes Gómez
Sábado, 12 de julio 2025, 02:50
Virginia Woolf (1882-1941) siempre estará asociada a Bloomsbury, el sobrio y melancólico barrio londinense en torno al Museo Británico donde escribió sus más rompedoras ... novelas y ensayos, desde 'La señora Dalloway' a 'Orlando', 'Las Olas' o 'Una habitación propia'. En domicilios de sus plazas ajardinadas, que inicialmente ocupó con sus hermanos y posteriormente con su marido Leonard, se gestó el grupo de artistas e intelectuales del mismo nombre que retó la moralidad victoriana y adelantó los cánones de la modernidad. Pero la huella de la escritora, incansable paseante de frágil salud mental, también se descubre en otros rincones de la capital.
Kensington: cuna familiar
Virginia Stephen creció en el 22 de Hyde Park Gate en una familia numerosa -tenía cuatro hermanastros y tres hermanos- de abolengo y conexiones artísticas. Se educó en casa bajo la tutela de su padre, el reconocido editor Leslie Stephen, con quien solía pasear, con frecuencia en silencio, por los cercanos jardines de Kensington. Ya de niña escribía cartas «con una letra preciosa» e inventaba entretenidas historias de los vecinos y visitantes que narraba cada noche a sus hermanos. La muerte de su madre Leslie, cuando tenía 13 años, le provocó el primero de sus recurrentes trastornos mentales.
Bloomsbury: independencia
Los cuatro hermanos Stephen se mudaron al 46 de Gordon Square al morir su padre, en 1904. Esta casona de fachada blanca y altos ventanales se identifica como la cuna del transgresor círculo Bloomsbury. El grupo se fundó en las tertulias de arte y literatura que organizaban semanalmente con amigos de la Universidad de Cambridge, entre ellos el biógrafo Lytton Strachey, el economista John Maynard Keynes, el escritor E M Forster y el propio Leonard Woolf. El edificio luce ahora dos enseñas de memoria histórica, la reconocida placa azul, honrando a varios residentes: Keynes, en la cerámica más antigua; la hermana de Virginia, Vanessa Bell, y su amante Duncan Grant en otra instalada hace dos años.
La convivencia fraternal se quebró ante el súbito fallecimiento de Thoby, el mayor de los Stephen, por fiebre tifoidea en 1906. Virginia se mudó al 29 de Fitzroy Square -antes lo había ocupado el dramaturgo irlandés George Bernard Shaw- y reanudó las sesiones literarias, atrayendo a la élite intelectual de la época. En esa época restableció la relación con Woolf y la pareja se casó en 1912.
Richmond sobre el Támesis: cantera editorial
El demonio mental azuzó de nuevo y el matrimonio se alejó del bullicio urbano en busca de sosiego y aire fresco en Richmond, bella localidad bañada por el Támesis en el oeste de Londres. En un pasadizo de Paradise Road, se ha recuperado sobre una puerta rústica el nombre de la casa georgiana, Hogarth House, donde los pacifistas Woolf pasaron parte de la Primera Guerra Mundial. En el bajo del edificio de ladrillo montaron una imprenta, bautizada Hogarth Press, con el fin de publicar sus textos y, más adelante, trabajos experimentales y traducciones de otros autores, incluidos Katherine Mansfield, T. S. Elliot y Sigmund Freud. Recientemente se ha erigido una escultura de Virginia sentada en un banco frente al río, invitando al caminante a reposar a la vera de la innovadora creadora y pionera feminista.
De vuelta a Bloomsbury: bombas y creatividad
La pareja regresó a Bloomsbury en 1924 e instaló la imprenta y el resto de sus pertenencias en Tavistock Square, de las plazas más conmemoradas de Londres. Gandhi medita en el centro de jardín y en los bordes se recuerda a objetores de conciencia, víctimas de Hiroshima y Nagasaki y los que perdieron la vida en el atentado islamista de 2005. En la esquina sureste, un impactante busto de bronce de Virginia Woolf hace referencia a obras que escribió en el número 52 de la plaza. Este y el siguiente domicilio del matrimonio, en el 37 de Mecklenburgh Square, fueron destruidos en bombardeos nazis. «Apenas quedaba en pie un trozo de la pared de mi estudio; lo demás, escombros donde escribí tantos libros; cielo abierto donde pasamos tantas noches y dimos tantas fiestas», recogió en su diario de octubre de 1940.
Cinco meses después, concluida la que sería su última novela, 'Entre actos', la escritora firmó su trágico final. El 28 de marzo de 1941 salió a caminar cerca de su caserío del sur de Inglaterra, Monk House. Se llenó de piedras los bolsillos del vestido y se adentró en el río Ouse, para no regresar jamás. En la orilla dejó su bastón de madera. La herencia literaria de Virginia Woolf es asombrosa: nueve novelas, 4.000 cartas, unos 400 ensayos y 30 cuadernos de diarios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión