El París discreto y enigmático de David Lynch
«Su segunda casa» ·
Descubrió la litografía en un histórico taller y diseñó la decoración de una discoteca inspirada en 'Mulholland Drive'Una secuencia genial de la tercera temporada de 'Twin Peaks' ocurre en París. Gordon Cole, el jefe del FBI interpretado por David Lynch (director de ... la serie) toma un café con Monica Bellucci en una terraza de una crepería. «Somos como el soñador, que sueña y vive en el interior de su sueño. ¿Pero quién es el soñador?», le decía la actriz italiana. Esa escena no fue un capricho del cineasta estadounidense, sino un homenaje a una ciudad que tuvo un rol relevante en el tramo final de su vida.
Lynch, fallecido en enero de este año a los 78 años, multiplicó sus estancias en la capital francesa entre 2007 y 2020. «Adoro ese ambiente y adoro Francia», escribió el director de 'Mulholland Drive' o 'El hombre elefante' en su autobiografía 'Espacio para soñar'. Aunque en su lenguaje cinematográfico había una clara influencia del imaginario norteamericano, sus obras experimentales obtuvieron un mayor reconocimiento por parte de la crítica y el público en Europa. Especialmente, de la industria del séptimo arte galo, que financió varios de sus proyectos.
«En términos de reconocimiento quizás se encontró más cómodo en París que en Los Ángeles», asegura el crítico de cine Thierry Jousse, exredactor jefe de la revista 'Cahiers du Cinéma' y que prepara un libro sobre Lynch. En Francia le admiraban como un artista cuyo genio iba más allá del cine. La Fundación Cartier organizó en 2007 una muestra que por primera vez exponía los cuadros, fotografías y fragmentos de sus películas. Se había formado como pintor en la Academia de Bellas Artes de Pensilvania (en Filadelfia) y nunca abandonó esa vocación.
A partir de esa exposición en la galería parisina, Lynch descubrió un lugar clave en su fecunda relación artística con la capital francesa: el taller Idem. Situado en el número 49 de la calle Montparnasse, a pocos minutos andando de la estación de trenes y la torre homónimas, en la rive gauche (sur de la capital), la visita a esta imprenta parece un viaje al París decimonónico. Ese pasado está presente desde la entrada, con una placa que recuerda que este edificio haussmaniano perteneció a Eugène Dufrénoy, un conocido fabricante de mapas a finales del siglo XIX. En 1976 Fernand Mourlot instaló ahí sus imprentas, las mismas que habían servido para crear las litografías de Pablo Picasso, Joan Miró o Marc Chagall.
La máquina de Moby Dick
«Sentí el olor de la tinta y me enamoré de ese lugar», afirmó el director en sus memorias, en las que recordaba su primer día en el taller. Patrice Forest, responsable de Idem, le preguntó si le apetecía hacer litografías y Lynch, que nunca había utilizado esa técnica basada en pintar sobre la piedra y luego reproducirlo en el papel, le respondió: «¿Los pájaros vuelan?»
En los últimos años de su vida multiplicó sus discretas estancias en la ciudad
Cuando uno se adentra en la planta baja, entiende la fascinación que sintió. Imponentes imprentas y engranajes industriales atrapan la vista en medio de un taller luminoso y poco ruidoso. Una de esas máquinas, con un peso de 16 toneladas, fue bautizada por el cineasta como Moby Dick. En las paredes de ese lugar, cuya atmósfera recuerda el universo industrial de 'Eraserhead' o la serrería de 'Twin Peaks', pueden verse obras de Miquel Barceló y del mismo Lynch, que pintó hasta 300 litografías.
Tras el fracaso de 'Inland Empire', «la gente pensaba que ya estaba retirado, pero esos años sirvieron para preparar la tercera temporada de 'Twin Peaks' y algunas de esas litografías componen una especie de guion gráfico», recuerda Forest, quien considera que al cineasta le gustaba «el carácter inmediato» de esa técnica. Con la tercera temporada de su mítica serie también homenajeó a la crepería Ploucastel, situada justo al lado del taller Idem y donde grabó la escena con Monica Bellucci. Después de haber pintado litografías, iba a comer a ese restaurante bretón, convertido ahora en un lugar de peregrinaje de sus admiradores.
«Su receta fetiche era un crep con queso y dos huevos. Desde entonces, la llamamos una doble Lynch», explica Luis Jiménez, de 51 años, gerente del restaurante. Según este camarero oriundo de Venezuela, el realizador era «educado y discreto» y «no se comportaba como si fuera una estrella. Era muy discreto cuando venía a París. No solía avisar a casi nadie de sus viajes», afirma Jousse. Según este crítico de cine, el estadounidense no mantenía vínculos especialmente estrechos con los grandes maestros del séptimo arte galo: «Me explicó en una entrevista que se había cruzado con Jean-Luc Godard en el Café de Flore y que este ni siquiera le había saludado».A pesar de ello, era venerado en los círculos artísticos parisinos y no le faltaron proyectos. Incluso le pidieron que diseñara unas vitrinas de las Galerías Lafayette o los decorados de una discoteca. Bautizado como Silencio –el mismo nombre que el cabaré de 'Mulholland Drive'– e inaugurado en 2011, ese pequeño club nocturno subterráneo destaca por su techo dorado y su mobiliario con toques retro y futuristas. Es un lugar de ocio nocturno que evoca el universo enigmático de su cine.
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