Espíritu y hierro en las obras de Guiard y Regoyos
Begoña Gómez Moral
Sábado, 22 de junio 2024, 00:17
Un tren negro, veloz y con un horario que cumplir, atraviesa el paisaje sobre un puente entre dos montículos. Por debajo, sobre el camino, se ... distingue la parte posterior del manto de la Dolorosa a hombros de los monjes que cierran la marcha de una procesión. Estamos en Semana Santa de 1904 y Darío de Regoyos, que no quiso especificar en qué punto de Castilla se inspira el cuadro, acaba de firmar uno de los lienzos clave del Impresionismo a este lado de los Pirineos. No está solo. Un bilbaíno llamado Adolfo Guiard; formado en el estudio de Lekuona en la calle de la Cruz del Casco Viejo y con estudio abierto en el número 23 de la calle Posta desde su regreso de París, también será adepto a esa inmediatez que, no sin dificultades, se adueñará de la escena artística internacional.
Con 27 años Guiard pintó 'El Cho' (1887), inspirado en el 'Txo' o grumete del puerto, y uno de los cuadros más queridos por el público del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Ambos cuadros se han cedido al Museo del Prado para dar testimonio del interés por la actividad laboral y social en un periodo que fue decisivo para definir el carácter de Euskadi. La religión no es el único ámbito de interés para Regoyos, que, nacido en Asturias, desarrolló gran parte de su actividad en el País Vasco. Los grandes depósitos de hierro le sirven de excusa para audaces contrastes de color.
Mientras en literatura la representación del conflicto entre capital y trabajo en huelgas y movilizaciones data de mediados de siglo, no es hasta la década de 1890 cuando aparece en las representaciones artísticas visuales. En 1894, el Día del Trabajador -asignado al primero de mayo a raíz de la masacre de Haymarket en 1886- se celebraba por quinta vez en España. Tras el seguimiento escaso de los primeros años, por entonces el acto ya estaba consolidado y fue el tema de 'Preparativos del 1º de Mayo', de Vicente Cutanda, que, junto a 'Los ferrones' de J. Luna, completa la contribución del museo bilbaíno.
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