Calor
Guillermo Gómez Muñoz
Viernes, 1 de agosto 2025, 23:53
El guateque de hoy comienza allá por 1984, al ritmo de Radio Futura, y termina recién estrenado el siglo XXI, en las voces de Sonia ... y Selena. Porque «cuando llega el calor los chicos se enamoran» y el fuego en el cuerpo es «pura obsesión». El maestro de ceremonias de esta escuela es un sustantivo que logra que arda «la calle al sol de poniente» y en las piscinas desnuda «sus cuerpos al sol». Quizás la culpa de tanto desenfreno esté en el sustantivo latino, 'calor, caloris', cuyo significado es el actual «calor», pero que, como señala Santiago Segura, posee otras acepciones -ardor, fuego, pasión amorosa- que explican semejante desenfreno. «Calor» se documenta desde antiguo, pero hasta el s. XV se alternó con su variante 'calura' de la que procede el adjetivo 'caluroso'. La raíz indoeuropea hay que buscarla en 'keld' (caliente), origen de 'caldo', 'caldera', 'escalfar' o 'chófer'. Este último galicismo ('chauffeur') evoluciona a partir del verbo 'chauffer' (calentar) y, en francés, se refiere al fogonero de locomotora, es decir, el encargado de cuidar el fogón.
A la escuela de calor le quedan todavía semanas antes de que asome las orejas el otoño y se cierren las piscinas y los cuerpos se refugien bajo las pieles de la hibernación. Hasta entonces, «deja que me acerque a ti», porque «yo quiero bailar». Toda la noche.
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