Urgente Un accidente en Ugao-Miraballes obliga a cortar la BI-625
El diestro Javier Cortes durante la lidia a su segundo toro de la tarde de la ganadería abulense de José Escolar. Efe
Toros

Tarde sin brillo de los Escolar

Domingo, 10 de julio 2022, 00:25

El escaparate de la corrida de Escolar fue de museo. Abiertos de cuna sin excepción, cornipasos o veletos, y hasta las dos cosas a la ... vez, fibrosos y musculados, altos de agujas la mayoría. Todos menos el quinto, de riguroso y vivo galope de salida. Y todos, quinto incluido, toros con mucha plaza. Primero y sexto, muy en particular. Fueron los únicos de verdadero interés de una corrida menos correosa y poderosa de lo previsto y, con la salvedad del que partió plaza y del que cerró fiesta, venida abajo después de pasar sin exceso de castigo la aduana del caballo de pica.

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Difícil pero no fiera, más deslucida que dura o artera en general, la corrida se hizo temer más por fuera que por dentro, y con eso tampoco se contaba. La manera de esperar y cortar en banderillas, los seis, sí se tradujo en momentos de visible peligro. Ni siquiera banderilleros tan afamados como Iván García o Ángel Otero tuvieron ocasión de lucirse. Del otro peligro que los toreros llaman sordo, no porque no se escuche sino porque no se ve, hubo menos noticia.

En ese punto, el toro primero, con el que Joselito Adame debutaba en Pamplona, acabó siendo con diferencia el más inquietante. Se volvió de salida para presto reasomar y tomar la plaza con su imponente presencia y su díscolo galope de bravo. Adame trató de fijarlo con cuatro lances y un recorte en la raya de fuera, pero el toro se huyó a la querencia habitual en Pamplona del portón de corrales. Ahí le pegó Óscar Bernal un excelente y medido puyazo. De un segundo en el terreno natural se salió suelto y crudo.

Joselito comprobó lo entero que estaba el toro cuando, abierta la faena en la segunda raya tras dos muletazos por delante, se lo encontró arreando muy en serio. Después de arrear, se puso andarín y, aunque tomó engaño a reclamo, lo hizo sin descolgar. Al salir del muletazo, se encampanaba y estaba más pendiente de Adame que del engaño. El trago fue tremendo. Compuesto y entero, Joselito cobró hasta cuatro tandas de muletazos de uno en uno. No repitió el toro ni dos embestidas y terminó frenándose. La estocada de Adame, perpendicular, fue de una habilidad supina. No fue sencillo descabellar. Casi al hilo del pitón, Adame acertó al segundo intento.

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Con los cuatro toros que saltaron después la tensión cayó de repente y tardó en remontar. El segundo se revolvió más de una vez y acabó topando. Rubén Pinar planteó una larga faena convencional y por eso impropia. Lo tumbó sin puntilla. El tercero, frentudo, de pinta y hechuras distintas a todos los demás, sangró en serio en el caballo y se vino abajo enseguida. Fue el debut de Javier Cortés en San Fermín. Media estocada trasera y se echó el toro.

El cuarto, muy abierto, pero de excelente porte, saludado por Adame con buenos lances, amenazó con aplomarse a las primeras de cambio y lo hizo sin disimulo al cabo de una docena de viajes y buscando la querencia de corral. Con fina inteligencia, Joselito aplicó la receta clásica obligada: muletazos de pitón a pitón, trasteo de aliño y castigo tan en desuso. A paso de banderillas cobró una estocada tendida. Y dos descabellos. El quinto fue el de peor. Por distraído, probón y reservón, y por ser el único que escarbó. Se defendió cobardeando hasta el último aliento. Pinar anduvo sin ahogos con él.

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La suerte de la corrida parecía echada cuando saltó el sexto, que tomó el capote de Cortés con alegría, se empleó en el caballo y, después de ponerlo casi imposible en banderillas, descolgó en la muleta por la mano izquierda con el compasito de los saltillos buenos, con las fuerzas demasiado justas, poquito aliento, pero, a cambio, fijeza en el engaño, donde parecía que no iba a caber tamaña arboladura, pero cupo. Se templó tranquilo Javier Cortés. Por la mano derecha se rebrincó el toro, como si fuera otro, pero Javier volvió a la mano buena y a hacerlo despacio y con pureza. Ambiente a favor. El mal uso del descabello se llevó un triunfo bien ganado.

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