Los primeros vizcaínos se instalaron en Dima
La cueva de Axlor, en Dima, guarda los secretos de las primeras ocupaciones humanas del territorio, protagonizadas por neandertales hace 100.000 años
Ocurrió hace 100.000 años. Una partida de cazadores capturó un ciervo, y el clan se dio un festín en una cavidad próxima. Entre ... el bosque de pinos y abedules, discurría por el fondo del valle el mismo riachuelo que en agosto ha ofrecido su banda sonora a los científicos que desentierran la historia de aquellos hombres y mujeres. Estamos en la cueva de Axlor, en Dima. Un equipo multidisciplinar liderado por los arqueólogos Jesús González Urquijo y Talía Lazuen ha identificado aquí las primeras ocupaciones humanas de Bizkaia bien datadas, protagonizadas hace cien milenios por neandertales, unos humanos que se extinguieron hace unos 40.000 años, poco después de la llegada de nuestra especie a Europa desde África.
El yacimiento lo descubrió José Miguel de Barandiarán en 1932. «Venía a visitar la cercana cueva de Baltzola para revisar la estratigrafía. Axlor parecía entonces un abrigo porque la cavidad estaba completamente colmatada. Un pastor guardaba aquí sus cabras, había excavado un poco en el relleno para dejarles más sitio y habían salido a la luz las típicas raederas musterienses de los neandertales. Cuando Barandiarán pasó por aquí, las vio», rememora González Urquijo, catedrático de la Universidad de Cantabria y director de su Instituto de Prehistoria (IIIPC). Axlor fue el último yacimiento que excavó el sacerdote y antropólogo entre 1967 y 1974. «Tenía 77 años cuando empezó a trabajar aquí. Sabía que era un yacimiento importante porque había útiles espectaculares».
50.000 años de historia
Tras más de dos décadas en las que diferentes expertos analizaron los materiales recuperados por Barandiarán, las excavaciones se retomaron entre 2000 y 2008 en un proyecto financiado por la Diputación de Bizkaia y la Universidad de Cantabria, que el año pasado pusieron en marcha otro quinquenio de trabajos. En estas campañas, primero quedó claro que Axlor es «una cueva muy grande», y no un abrigo, y recientemente se ha descubierto que la presencia humana es mucho más antigua y extensa en el tiempo que lo que se creía. Hasta hace poco, los arqueólogos calculaban que la cavidad había sido ocupada entre hace 55.000 y 40.000 años, un periodo difícil de datar, ya que el carbono 14 no llega a esas fechas. Ahora, dataciones todavía sin publicar mediante otros métodos han casi duplicado la antigüedad estimada inicialmente. «Con toda seguridad, habrá ocupaciones más antiguas, tanto en Axlor como en otros lugares. Algunas tendremos aún que encontrarlas y otras habrá que datarlas bien», explican los arqueólogos.
«Axlor nos cuenta 50.000 años de historia neandertal con una serie de ocupaciones intensas, muy bien conservadas y muy ricas, entre hace 100.000 y 50.000 años», explica Lazuen, investigadora del laboratorio PACEA de la Universidad de Burdeos. Los hallazgos de la cueva de Dima «demuestran que los neandertales tienen historia, que no hacen lo mismo siempre, que hay cambios en el aprovechamiento de la fauna, en la fabricación del utillaje, en la gestión del espacio...». Se derrumba así el mito de que aquellos humanos no innovaban y, por lo tanto, su capacidad para adaptarse a los cambios era limitada. La riqueza del yacimiento es tal que las entradas en registro de las campañas de 2000 a 2008 superan las 40.000 y a veces una entrada comprende centenares de piezas. Todas, tras su estudio, quedan depositadas en el Museo Arqueológico de Bizkaia.
Para los cazadores recolectores paleolíticos, Axlor no era una gruta más. «El puerto de Dima es el paso más bajo entre la cuenca cantábrica y el valle del Ebro y, por lo tanto, una zona de tránsito de animales. Y, además, este valle tiene agua permanente», destaca González Urquijo. Hace 100.000 años, el clima de la región era «más bien cálido, aunque no tanto como ahora». En un paisaje de bosque templado frío, «los asentamientos son bastante estables, con fuegos muy intensos mantenidos en los mismo espacios», y los humanos se alimentan preferentemente de ciervo y en menor medida de corzo, jabalí, cabra y rebeco. «Utilizan tipos de rocas muy variados. Muchas son locales, pero el sílex lo traen solo del flysch de Kurtzia, en Barrika, a casi 40 kilómetros en línea recta, que para ellos es bastante lejos».
Muchas cosas cambian en el periodo más reciente, hace 50.000 años. «El clima no es glaciar, pero casi. Estamos en la última Edad del Hielo. El paisaje es de pradera en los momentos más benignos y de estepa en los más crudos, y el bosque se limita al de ribera. Los grupos humanos ocupan Axlor de manera menos intensa y cazan, sobre todo, bisonte», señala González Urquijo. Algunos grandes huesos los emplean para fabricar herramientas con las que retocar los útiles de piedra. «En la industria lítica, vemos un complejo sistema de planificación de las tareas. Fabrican grandes raederas de sílex, ahora también recogido en Urbasa y Treviño, y, cuando se desgasta el filo de una pieza, lo reavivan y a la vez generan utillaje nuevo con las lascas que se desprenden. Así, reutilizan la herramienta grande y a la vez consiguen otras más pequeñas», explica Lazuen.
Restos humanos
Los restos humanos más abundantes en Axlor son los dientes, aunque también hay fragmentos de otras partes del esqueleto. «Tenemos una docena de piezas dentales de todos los niveles y de individuos de todas las edades». Una parte del equipo, compuesto por una treintena de especialistas mundiales, está haciendo análisis para -a partir del desgaste del plano masticatorio de los dientes, del sarro y de la composición isotópica de los huesos- saber cuál era la dieta de aquellos humanos.
Como los troncos de los árboles, los dientes tienen anillos anuales de crecimiento gracias a los que se pueden detectar hambrunas. «En los cazadores recolectores, el destete es un momento de crisis alimentaria que se ve muy bien en las piezas dentales», dice el catedrático de la Universidad de Cantabria. En general, en las poblaciones neandertales no suele haber hambrunas ni hay evidencias de desnutrición en el desarrollo esquelético. «La imagen de los paleolíticos pasando hambre por sistema no es real. Y los niños neandertales suelen estar mejor alimentados que los 'sapiens' de su época».
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