La escritora madrileña Almudena Grandes, durante la entrevista. virginia carrasco
Almudena Grandes | Escritora

«Sería una política pésima; mi ambición es escribir novelas memorables»

Publica 'La madre de Frankenstein', quinta entrega de su serie sobre la postguerra española

Sábado, 8 de febrero 2020, 00:42

El suyo es quizá el proyecto novelístico más poderoso de la literatura española de hoy y se vislumbra ya la recta final. Almudena Grandes publica ' ... La madre de Frankenstein', quinta y penúltima entrega de su serie 'Episodios de una guerra interminable' (Ed. Tusquets), en la que narra la vida en un manicomio de mujeres durante los años cincuenta. El punto de partida es la historia real de Aurora Rodríguez Carballeira, recluida en el centro como condena por haber matado a su hija, una joven superdotada que ella había concebido y criado justo con ese objetivo: el de lograr un ser superior. La escritora madrileña alcanzará las 4.000 páginas con su ciclo novelístico, una cifra que revela la magnitud de su empeño. Una ambición que solo mantiene en el ámbito literario. Tanto es así que confiesa que le han ofrecido un cargo político relevante y lo ha rechazado. «Solo quiero escribir novelas memorables», asegura esta novelista que sigue la tradición galdosiana.

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- ¿De dónde surge la fascinación por el personaje de Aurora?

- El origen está en un libro que leí tras haber publicado 'Las edades de Lulú'. Hice varios intentos de abordar al personaje, incluido un guion que no salió bien y una obra teatral que tampoco, porque el teatro es mi gran tarea pendiente. Hasta que me di cuenta de que podía ser el punto de partida de esta novela.

- ¿Se ha visto muy condicionada por el hecho de que ya existían libros que hablaban de ella, e incluso una película de Fernán Gómez?

- En esos libros, como en la película, el tema es el crimen y el foco está centrado en la hija. Yo hablo más de la madre después del crimen. Aurora vivió en el manicomio de Ciempozuelos los últimos veinte años de su vida. Pero en realidad su personaje no es el principal de la novela; el protagonista es un psiquiatra.

- En la novela aparecen de forma episódica personajes de novelas anteriores. ¿Los lectores reparan en esos guiños?

- Desde el principio decidí que un personaje aparecería en todas, y luego me he dado cuenta de que a través de él la serie es también la historia de una red clandestina de resistentes. Pero, respondiendo a la pregunta, hay muchos lectores que se dan cuenta de la presencia de esos personajes, que a veces simplemente son citados una vez. Galdós lo hacía, y mi experiencia como lectora de sus novelas me ha servido de mucho para tejer esa complicidad.

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El 'gen rojo'

- ¿Es difícil concentrarse en el texto de una novela y al tiempo no perder de vista la serie en su conjunto?

- Tengo la cabeza en lo que escribo, pero cada vez está más presente el conjunto. Se trata de que la perspectiva no perjudique a cada novela, pero que esta tenga su lugar en la serie.

- Entre quienes combatieron en el bando nacional, en algunos casos tan solo porque vivían en un sitio concreto, también hubo mucha gente que sufrió la grisura de los años cincuenta. ¿Ha pensado en meterlos en sus novelas?

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- Esta serie pretende ser la crónica de la resistencia antifranquista, pero es cierto que hubo muchos 'combatientes geográficos' en los dos bandos, y que también entre quienes estuvieron desde el comienzo en la zona nacional la mayor parte tuvo luego una vida con las mismas privaciones y falta de alicientes. Solo me queda una novela de la serie, pero eso no significa que no retome esos temas en otros libros.

- Un personaje real de su novela es Vallejo Nájera, que defendía la existencia de un 'gen rojo'. Estos días hemos oído cosas muy parecidas a algunos cargos de Vox.

- Me ha resultado sobrecogedor. Yo ya había creado un personaje de la novela que es homosexual cuando alguien de Vox empezó a hablar de terapias para curarlo. Las teorías de Vallejo Nájera fueron un elemento determinante para la ideología del nacionalcatolicismo. Dijo que marxismo e imbecilidad iban unidos y por eso había que extirpar ese gen. Algo que solo se podía hacer eliminando a quienes lo portaban y arrebatándoles a sus hijos para que en el seno de otra familia se 'curaran'. Eso dio amparo teórico a la barbarie del robo de niños.

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- Los tratamientos psiquiátricos son relevantes en la novela. Y también ahí se imponían criterios que nada tenían de científicos.

- Al contar la historia de los años cincuenta desde un manicomio de mujeres me centré en el margen del margen. Ese manicomio condensa lo que pasaba en toda la sociedad porque la psiquiatría era una forma de intervenir en la intimidad de la gente.

Postureo franquista

- El exministro Alberto Oliart decía que ve un cierto resurgimiento del franquismo. Usted, que tanto ha escrito sobre la época, ¿lo ve así?

- Hasta la aparición de Vox yo creía que la derecha española, siendo muy conservadora, tenía más que ver con el neoliberalismo planetario. Vox sí reivindica aspectos más castizos porque son ultranacionalistas. Pero el franquismo es hoy más un argumento nostálgico y un elemento de polarización ideológica que una realidad. La prueba es que el PP se abstuvo en el tema de la exhumación de los restos de Franco, probablemente porque se dieron cuenta de que no ganaban nada oponiéndose. Hay un rebrote de postureo franquista pero no estoy segura que sea de sentimiento franquista como tal.

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- ¿Cómo le sienta la etiqueta de escritora galdosiana?

- Obliga mucho, pero es la ilusión de mi vida. Galdós es el otro gran narrador español, y uno de los mayores autores del siglo XIX. El centenario es una oportunidad para que los jóvenes lo lean.

- ¿Le gustaría que la literatura fuera tan socialmente influyente como en tiempo de Galdós?

- La literatura ha dejado de ser importante. En el XIX era la única puerta a lo maravilloso. Hoy todos tenemos en casa siete puertas en color y que requieren menos esfuerzo. Los lectores de literatura son una casta de resistentes a los que hay que homenajear. Vivimos ya en otra época diferente a la de Galdós y Zola, y la prueba es que ahora, cuando termina una gran manifestación y hay que leer un comunicado, se echa mano de actores.

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- ¿La han tentado con un cargo político?

- Sí, pero he dicho que no. No es que no sea ambiciosa, que lo soy y mucho, pero mi ambición es escribir novelas memorables. Sería una política pésima. No me veo manejando un presupuesto. Haces bien solo lo que te gusta, y a mí me gusta escribir, encerrada en mi casa y vestida con una especie de pijama-chandal que me permite abrir la puerta si llama un mensajero para traer algo.

- ¿Y la Academia? Necesitan incorporar mujeres.

- Tampoco forma parte de mis ambiciones. No me veo, así que no me tienta en absoluto.

Expectación en Eibar

Cuenta Almudena Grandes que la han llamado varias veces del Ayuntamiento de Eibar preguntando por la última novela de 'Episodios de una guerra interminable' porque saben que transcurre allí. En el cierre de la serie, ya en los años sesenta, la autora relacionará, incluso biográficamente, a los resistentes de la postguerra con la nueva oposición al franquismo: los sindicalistas de CC OO, la UGT de vuelta en las fábricas y las asociaciones que ocuparon el hueco de los partidos.

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